Paletik "Paletov" Pasha
Dios, Empresa y Concejo
Es decir, a parte de la función religiosa, ¿Que función cumplían los templos en la antigüedad? ¿Son los primeros bancos? Un templo sumerio por ejemplo.
¿Los gobernantes pillaban los impuestos de esos depósitos?Resulta muy sencillo en sociedades primitivas asegurar intercambios, pesos y medidas y depósitos mediante la autoridad religiosa.
Como adulteres el peso de la mina, el dios Shamash, que es su garante, te mandará a Pazuzu a que te pase recado.
Como no uses los pesos y medidas que mandan los dioses se enfadarán contigo.
Como le mangues a Enlil, Pazuzu se satanizará el ano.
Etc, etc.
Los grandes templos, tanto de Próximo Oriente como del mundo grecolatino, eran también bancos.
Además tenían grandes patrimonios y organizaban la producción y la vida económica.
En Mesopotamia templo y palacio iban juntos y estaban a la cabeza de la adminsitración. Recaudaban impuestos pero no me consta que se los sirvieran de los depósitos, podría mirar a ver si hay algo al respecto.¿Los gobernantes pillaban los impuestos de esos depósitos?
Viene a ser lo mismo. En la antigua Mesopotamia se utiizaba plata y cebada como dinero.Antes de bancos fueron silos (la moneda es del s. VII a.C.), seguramente por ser los edificios más grandes de cada aldea y por lo que te han dicho en la subpole de Pazuzu y tu ano.
Imagino que el episodio de Cristo echando a leche limpia a los mercaderes del templo viene a ser la crítica de una costumbre inveterada...
¿Cual era el sacrificio que se daba a los Dioses y que relación tenían con los depósitos?Viene a ser lo mismo. En la antigua Mesopotamia se utiizaba plata y cebada como dinero.
El Templo de Jerusalén era, en efecto, un banco, y el tributo al templo, que había que hacerlo con monedas concretas, siclos de plata buena de Tiro, generaba un saludable negocio de cambio de moneda, cuyos tipos de cambio usurarios es lógico que provocaran la indignación del Mesías. Sin contar la más que probable violación del coeficiente 100% de caja, así que andaría como un Huerta de Soto iracundo...
Y ya que estamos, el propio nombre de Moneta viene de su acuñación en el templo romano de Juno Moneta (algo así como "la demostradora", se entiende que del peso y ley).
Es posible que existieran depósitos especialmente sacros que no salieran del templo (una ofrenda de un gobernante, un trofeo muy especial) de una manera parecida a lo que pasaba en el Tesoro de Olimpia, que se llenaba de ofrendas valiosas de bronce y oro de los ganadores de los Juegos, pero ese contenido sólo se usaba en circunstancias de emergencia (una vez cada siglo, o menos).En Mesopotamia templo y palacio iban juntos y estaban a la cabeza de la adminsitración. Recaudaban impuestos pero no me consta que se los sirvieran de los depósitos, podría mirar a ver si hay algo al respecto.
Ciertamente había ofrendas, pero no es lo mismo que depósitos, y ciertamente los templos fungían como bancos.Es posible que existieran depósitos especialmente sacros que no salieran del templo (una ofrenda de un gobernante, un trofeo muy especial) de una manera parecida a lo que pasaba en el Tesoro de Olimpia, que se llenaba de ofrendas valiosas de bronce y oro de los ganadores de los Juegos, pero ese contenido sólo se usaba en circunstancias de emergencia (una vez cada siglo, o menos).
Pero en lo tocante al común de los depósitos, es seguro que los arrendaban y administraban de manera rutinaria. Hay pruebas arqueológicas cuneiformes claras de que los templos prestaban grano, ganado y plata/oro con interés (y que al principio sólo prestaban grano y ganado, y el préstamo de metales preciosos se adoptó posteriormente: la palabra sumeria que significa "interés" es la misma que originalmente significaba "cordero").
Se han encontrado decretos del 3000 AC que estipulaban que el interés máximo que se podía pedir por un crédito de granos era del 33% y por uno de metales, del 20%. También se conocen decretos algo posteriores (Hammurabi, 1800 AC) que establecen la convertibilidad obligatoria entre grano y metales a la hora de devolver los créditos.
Es decir, que si te prestaban trigo y querías pagar el préstamo con metal (o viceversa), podías hacerlo y el acreedor no podía oponerse, acogiéndose a una tablas de valores prefijadas.
La evidencia de la existencia de contratos de préstamo viene de la mano de los pri-meros escritos cuneiformes en la antigua Mesopotamia. En concreto, según Marc Van de Mieroop (2005), los primeros vestigios de préstamos tienen un origen sumerio. La denominación sumeria del interés era máš, palabra utilizada para referirse también a un cordero. De hecho, para este autor es muy probable que los intereses de los préstamos pudieran haber sido asemejados a las comisiones de pastoreo, que eran comúnmente pagadas con corderos. Es lógico pensar que en estas épocas el concepto de préstamo no era necesariamente coincidente con el concepto actual del mismo, existiendo diversas variantes, alguna de ellas más lejanas y otras más próximas a este último. En cualquier caso, existe clara constancia de la existencia de préstamos con interés durante el periodo sumerio (3000 años a.C. a 1900 a.C.), puesto que las dis-tintas regulaciones políticas impusieron límites máximos al mismo (el más usual en distintos periodos fue del 33,3 % en el grano y 20 % en el dinero).
El Código de Hammurabi 3, alrededor del año 1800 a.C., recoge expresamente es-tas limitaciones en los tipos de interés, así como una prolija regulación de los mismos y de las consecuencias de sus impagos. En concreto, la Ley 52 enfatiza el carácter obligatorio de la devolución de la deuda. Específicamente señala que «si el arren-datario no ha conseguido que florezca el trigo o el sésamo, no por eso queda menos obligado por sus obligaciones». La Ley 50, por su parte, expone que «Si le ha dado un campo ya sembrado de trigo o de sésamo, el propietario tomará el trigo o el sésamo que se encuentren en el campo y restituirá al negociante capital e interés» y la Ley 51 «si no tiene dinero para restituir, puede dar al negociante, según la tarifa real, sésamo (o trigo) en lugar del dinero a interés prestado por el negociante». Sin embargo, se reconocen algunas situaciones que modifican dicha condición. En concreto, la Ley 48 señala que «si alguien posee un crédito sobre el arrendatario portador de intereses, cuando la tempestad inunda el campo y arrasa la cosecha o la sequía e impide que el trigo germine, el arrendatario no debe ninguna cantidad de trigo dicho año al acree-dor del interés, mojará su tableta y no pagará (en dinero) ningún interés ese año».
Especialmente importantes son las leyes que van desde el 89 al 96 ya que regulan expresamente las relaciones prestamista-prestatario. En particular, la Ley 89 recoge la licitud de los intereses en Babilonia, señalando la limitación de los tipos de interés máximos «si un negociante ha dado trigo o dinero a interés, tomará en concepto de éste 100 silas o qa por Gur de trigo. Si ha dado dinero a interés percibirá por sicle de plata un sexto más seis še como interés». El tipo era muy alto, 33,3 % para el trigo (un Gur era una medida de volumen equivalente a 300 silas en Babilonia) y 20 %, en los préstamos de dinero (un sexto más 6 hace un total de 36 granos o še que constituyen un 20 % del siclo prestado, puesto que un sicle o siclo era una medida de peso equiva-lente a 180 še). 8dado que los préstamos de cereal se realizaban usualmente antes de la cosecha (con precios altos del cereal) y se pagaban después de la cosecha (precios bajos del cereal), es posible que la diferencia de tipos de interés atienda a esta cuestión, así como a las diferencias en los costes de transporte.
https://www.unavarra.es/digitalAssets/183/183967_100000Leccion-inaugural-castellano.pdf
Segun Huerta de Soto, los gobernantes se veian tentados a permitir que los banqueros no.mantuvieran un coeficiente de caja del cien por cien, con el fin de que esos depositos sufragasen las guerras del gobernante de turno.Ciertamente había ofrendas, pero no es lo mismo que depósitos, y ciertamente los templos fungían como bancos.
Paletti preguntaba si echaban mano a los depósitos. Cosa de la cual no estoy muy seguro, pero a priori diría que no.
Ocasionalmente había quien echaba mano, claro, como cuando Pericles robó el tesoro de la Liga Délica para pagar la reconstrución de la Acrópolis