Eso es mentira, el español es la lengua extranjera que enseñan a todos los niños.
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13Mar 2019
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lenguaje
Contra viento y arena: el español en el desierto
Alfonso C. Cobo Espejo
En el desierto del Sáhara, hay un pueblo que tiene el español como uno de sus idiomas oficiales: el pueblo saharaui. Se estudia en todas las escuelas de los campamentos como segunda lengua y de manera obligatoria.
El viento de la Hamada mece / las palabras rotas / -y dulces-» dicen los primeros tres versos de
La palabra dulce, del poeta Limam Boicha. Y así es el español que se escucha en los
campamentos de refugiados saharauis, situados cerca de
Tinduf, al oeste de Argelia: una mezcla entre palabras rotas y dulces. Porque, sí, para quienes no lo sepan, en el desierto del Sáhara hay un pueblo que tiene el
español como uno de sus idiomas oficiales: el pueblo saharaui.
De acuerdo con un artículo publicado en el
Centro Virtual Cervantes por Pilar Candela, profesora de Didáctica de Lengua en la Universidad de Murcia y responsable del
proyecto de cooperación de español en los campamentos de refugiados saharauis entre 1995 y 1999, la presencia del español entre los saharauis se remonta al siglo XV, época en que se firman los acuerdos de las tribus de los territorios de Sáhara Occidental con los Reyes Católicos, que culminan con la colonización definitiva de la zona en el siglo XIX. Esta
influencia lingüística alcanzó su cota más alta a lo largo del siglo XX, con la proclamación de
Ifni y el Sáhara como provincias españolas.
Tras el abandono español de la colonia del Sáhara en 1975, parte de los saharauis permanecieron en los territorios del Sáhara Occidental, ocupado por jovenlandia, y otros huyeron a Mauritania y Argelia, país este último donde se establecieron cinco campamentos de refugiados cerca de Tinduf: Auserd, Bojador, Smara, El Aaiún y Dajla. Desde entonces, y han pasado ya
más de cuatro décadas, la población refugiada ha mantenido el
español como un signo más de su identidad nacional. Se trata de la segunda lengua oficial de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), después del
hassania, un dialecto del árabe.
Segunda lengua obligatoria
Actualmente, el español se estudia en
todas las escuelas saharauis como segunda lengua y de manera
obligatoria, desde 2.º de Primaria hasta el último ciclo de Secundaria, siguiendo el
sistema educativo español, por lo que, de acuerdo con el último informe publicado por ACNUR, en marzo de 2018, hay algo
más de 55.000 refugiados con edades comprendidas entre los 5 y los 17 años que están
estudiando español en centros educativos de los cinco campamentos. En las escuelas saharauis, los
materiales y recursos didácticos en español son elaborados por el
Frente Polisario, organización responsable del gobierno de la RASD. Desde hace unos años, los libros de texto de la asignatura de Español, entre otras materias, se imprimen en un Centro de Impresión situado a cuatro kilómetros del campamento de Bojador.
Existe asimismo un
Instituto Pedagógico donde se prepara a los maestros para su labor docente. Los maestros y
profesores de español de los campamentos son saharauis. Adquieren los conocimientos necesarios a través de programas de formación de formadores. Son programas financiados por ayuntamientos, diputaciones y comunidades autónomas españolas. No obstante, el país que más contribuye a la conservación del español en los campamentos es
Cuba, que colaboró desde el inicio en la puesta en marcha del área de educación y, desde 1977, acoge a miles de estudiantes saharauis para cursar estudios de bachillerato y universitarios.
A pesar de que estos avances son positivos, el sistema educativo está sufriendo un deterioro notable debido a la insuficiente cantidad de libros y material didáctico. Además, no resulta fácil retener a los profesores, que muchas veces se sienten frustrados por las malas condiciones en que tienen que desarrollar su labor docente: elevado número de niños y modestas asignaciones económicas, entre otras causas.
Pero el español no solo está presente en la enseñanza reglada. Numerosas
asociaciones y ONG desarrollan
actividades y talleres en español en los campamentos. Tal es el caso del Centro de Formación para Mujeres Olof Palme, en el campamento de El Aaiún, donde su directora de Administración, Fatma Brasim, explica que mujeres jóvenes saharauis realizan allí talleres de informática, fotografía, administración, etc. tanto en árabe como en español. Lo mismo sucede en la Escuela de Formación Audiovisual «Abidin Kaid Saleh», situada en el campamento de Bojador.
También se utiliza el
español en los hospitales, ya que muchos de los profesionales saharauis han estudiado en Cuba y están en contacto con brigadas médicas españolas que visitan los campamentos regularmente para proveer de recursos los centros médicos. Así lo relata el doctor Mulay, urólogo que se formó en Cuba, que suele recibir al personal sanitario español y encargarse de las remesas de medicamentos que llegan de España.
Asimismo, la agencia de prensa
Sáhara Press Service publica en español y la
televisión saharaui, RASD-TV, emite en castellano y en hassania con subtítulos en español.
Fuera de los campamentos, otra iniciativa que ha contribuido, y mucho, a fortalecer los
lazos con el idioma español es el programa
«Vacaciones en Paz». Dicho programa consiste en acoger a un niño o niña saharaui cuya edad oscila entre los 8 y 13 años durante dos meses en verano. Organizado por la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara Occidental y la Delegación española del Frente Polisario, cuenta con la participación de todas las comunidades autónomas y permite que los más pequeños puedan escapar de las insoportables temperaturas estivales en los campamentos.
El
vínculo con el castellano es también literario. La Generación de la Amistad es un grupo de poetas y escritores saharauis que vive a caballo entre Cuba, los campamentos y España, y que publica sus obras en el idioma de Cervantes.
Algunos miembros destacados de esta generación son Ali Salem Iselmu, Bahia Mahmud Awah, Chejdan Mahmud, El Limam Boicha y Zahra Hasnaui. Escriben textos comprometidos con la situación de su pueblo, tanto en prosa como en verso. Combatiendo el sol ingrato del desierto, el lento paso del tiempo y el
viento del siroco, nacen sus historias, hechas de
palabras rotas y dulces.