Los enemigos del comercio, de Antonio Escohotado.
No encontrarás un estudio más profundo sobre las relaciones entre el comercio, la sociedad y la forma de organizarse la sociedad.
No entiendo, por tu mera referencia a un libro, qué quieres decirme, o exactamente qué pretendes añadir o corregir a lo que haya dicho.
Sólo diré que, a pesar de que Escohotado sirva para "liberar" a alguien de las mentiras del comunismo, lo hace a cambio de hechizarlo con las mentiras del capitalismo.
Jesús dijo
ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, y el proverbio se aplica perfectamente tanto a comunistas como capitalistas. Para empezar, debería empezar por comprenderse que ambas ideologías son la cara de una misma moneda: el materialismo, y que sus maldiciones son las mismas.
Hay que ver más allá. Porque, si ya vendió la panacea que no tocaba, ¿qué te ha hecho pensar que ahora vende la correcta?
Escohotado demuestra no haber sido capaz, ni siquiera intelectualmente, de trascender el enfoque materialista. Probablemente, porque cualquier experiencia extática que haya tenido ha sido mediante el vehículo de las drojas, y su asociación a las maravillas de la mente ha estado siempre contaminada por esa asociación que él habrá considerado nada más que un fuego de artificios entre la biología y la química.
Que en todos sus libros sobre drojas no planteara cuál podría ser el verdadero eje sobre el que pivotan dichas experiencias de la percepción, o se interesara por ampliar más en este sentido, muestra que Escohotado no ha sabido escapar de su enfoque materialista sobre un tema tan evidente. Sin embargo, su aportación en este sentido ha sido tan importante, que no seré yo, desde luego, quien lo critique por las aportaciones, sean como hayan sido, a la aceptación de un debate racional sobre las drojas en este país.
Pero no debe olvidarse, que en este sentido, ha sido más bien un Burroughs, que apenas ha arañado la superficie de la realidad, que un McKenna, proponiendo aunque sean ideas absurdas, a fin de ser un buscador sincero de la verdad.
No ha querido moverse de allí donde todavía tendría el aplauso del público
académico, que es el que siempre parece haber querido ganarse. Su afán por las giras, entrevistas, y charlas, me dan a entender que ha preferido buscar teorías con auditorios que sin ellas. Y no es nada reprochable. Pero no espero tener como referente de la búsqueda de la verdad a alguien humano, tan humano como todos los demás.
Sólo con ver la portada de su último libro se entiende lo que pretendo decir. Alguien que pone en su portada a Jesús azotando a los mercaderes del templo como si ello fuera alguna clase de equivalencia con el comunismo, demuestra no entender el verdadero eje de la cuestión que se ha venido planteando desde que el hombre es hombre.
Y no, no es entre el materialismo del comunismo ni el materialismo capitalista. Interpretar así la historia es de necios. Pero interpretarla así, en el sentido que sea, da auditorios, ¿se entiende?
De momento, su último libro le ha servido para creer que así paga el karma de sus errores intelectuales de juventud, pero lo ha hecho a cambio de contraer más deuda kármica consigo mismo: y él lo sabe, porque no es simple. Su deuda está perfectamente representada por la portada de su libro: ha sacado a traición la única escena en que Jesús pierde los nervios, la ha descontextualizado completamente para probar falsamente sus teorías de mercader.
Cuando alguien muestra la vida de quien murió a los 33 años pudiendo haber sido rey del mundo, para tratar de mostrarlo como un vulgar azotador, ¡como si fuera Jesús el agresor!, entonces entiendo que Escohotado ha elegido una vía: la vía fácil, la de la mentira bien adornada con citas y citas a pie de página, como los académicos entre los que siempre ha querido ser acogido. Y la mentira se paga bien en nuestros días.
Jesús, como tantos otros verdaderos buscadores y maestros expositores de la verdad, escogieron otra vía: la vía de enseñar que la verdad es la verdad a cualquier coste, incluso a coste de la propia vida.
Mientras, Escohotado, ése que siempre nos recuerda que "estuvo a punto de irse a pelear por el comunismo", ése nos dice que ahora ha visto la luz. Escohotado que, mientras Jesús meditaba en el desierto, montaba discotecas y jugaba a los ibizencos, nos dice que ha estado engañado toda su vida, pero que
ahora, por fin, ha visto la luz.
Y los libros largos, en trilogías, son sinónimo de la verdad en nuestros tiempos, en que el esfuerzo parece consistir en leer y leer, y no en comprender
qué se está leyendo.
Pero Escohotado se caerá del caballo una vez más, y esa vez será de verdad. En esta o en otra vida. Hasta entonces, que juegue al juego de las sociedades. Vosotros, escuchadlo, para que pague su karma cuanto antes y sienta la atención que necesita.
Yo escucharé a verdaderos maestros, a quienes hablaron no sólo mediante palabras, sino mediante actos.