Como siempre, nada es blanco o oscuro. Por un lado es absurdo plantear que el humano deje de comer carne, pescado, bemoles o lácteos. Forman parte de nuestra dieta desde siempre y es lo ideal para que nuestra alimentación sea sana y equilibrada.
Pero también es cierto que los animales de granja pueden llegar a recibir un pésimo trato. Para el caso de las vacas, he visto unos maltratos que rallaban en el sadismo. Auténticos ensañamientos crueles, brutales y despiadados. Y los animales sufren igual que sufrimos nosotros.
Uno de los indicadores del nivel cultural de una comunidad es el trato que dispensa a sus animales, por tanto no es cuestión de prohibir sino más bien de mejorar las condiciones de vida de esos animales. Pero claro, eso plantea otro problema, y es el de que las medidas de mejora del ganado, las gallinas, los criaderos de pollos, etc pueden suponer un aumento de su coste de producción y por tanto de su precio. Y claro, la subida de precios de los alimentos básicos de origen animal afecta más a los que menos tienen.