Vicent Peris
Madmaxista
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Bien, como introducción diré que el viernes pasado vi 28 semanas después, cosa que imagino que influirá en el hecho de que anoche tuviera un sueño en el que me encontraba ante un apocalipsis zombie, básicamente.
Digamos que el puñetero sueño de los huevones tuvo unas dosis de asquerosidad y terror evidentes, me desperté acojonado y pensando "jorobar, menos mal que estas cosas no existen".
Y no era un sueño en el que fuera rollo malote americano con una escopeta matando tíos rabiosos, muertos o lo que fueran, que va. Nadie tenía armas de fuego (excepto una especia de Harry el Sucio que aparecía al final del sueño) y los supervivientes se escondían como sabandijas para que los macho cabríoes que te mordían y tal no detectaran tu presencia, vamos.
Comencemos, de irse al campo nada. Y una platano, los caminos rurales y carreteras estaban petados de bichos que se acababan comiendo todo lo que pasaba por allí. De hecho, la opción más "segura" era quedarte en tu fruta casa sin hacer ruido ni nada, bajar a por comida (si podías, en mi caso tengo el supermercado muy cerca, y aún así en el sueño me tiraba días sin moverme de casa aunque escaseara la comida), observar como se zampaban a alguien en la calle desde detrás de una cortina, y rezar para que no se les ocurriera entrar a tu bloque de pisos y subir por las escaleras.
El caso es que una noche en la que yo presentía que habría movida chunga y no podía dormir, escucho que al iluso del vecino de rellano se la había ido la fruta olla (fruto de la claustrofobia, ver cadáveres en la calle y tal) y no paraba de gritar por la ventana como provocando al personal zombie. El caso es que salimos mi padre y yo a callarle la boca a aquel puñetero insensato, cuando oímos a una persona pidiendo que le abrieramos la puerta bajo. Esta persona resultó ser un tipo en extremo parecido a Harry el Sucio, que me aportó tranquilidad con su cara de mala leche y su cacho pistola que llevaba. El caso es que nos dijo acojonado que venía una buena tropa de macho cabríoes a devorarnos y tal, y aunque parecía Clint Eastwood solo pegó dos tiros antes de que se lo comieran allí en la escalera de mi edificio. Subiendo pa mi casa los zombies también se comieron a mi padre y al vecino, y yo entré a mi casa cagándome en la fruta leche, pensando en que tirarme por el balcón mala idea no era.
Una vez dentro de mi casa, veo como atónito como mi abuelo y mi abuela (versión zombie) no se como shishi se habían colado en el salón de mi casa, dispuestos a zamparse a mi hermana que estaba durmiendo cerca de allí. El caso es que me cagué en la leche fruta y empecé a tirarles todo tipo de objetos que había por allí, me puse a forcejear con ellos, me tiraron al sofa, me mordieron los puñeteros brazos infectándome de manera evidente, lo que me puso aún de mala leche, le pateo la cabeza a mi abuela zombie para que me deje en paz de una vez, me levanto, y cojo una figurita bastante dura que hay por allá para darles caña.
El caso es que así acabó el sueño: yo rebentándole la cabeza a mi abuelo con una figurita mientras me intentaba comer la pierna. Demencial y terrorífico. Me paso de vueltas hasta en sueños, shishi.
Digamos que el puñetero sueño de los huevones tuvo unas dosis de asquerosidad y terror evidentes, me desperté acojonado y pensando "jorobar, menos mal que estas cosas no existen".
Y no era un sueño en el que fuera rollo malote americano con una escopeta matando tíos rabiosos, muertos o lo que fueran, que va. Nadie tenía armas de fuego (excepto una especia de Harry el Sucio que aparecía al final del sueño) y los supervivientes se escondían como sabandijas para que los macho cabríoes que te mordían y tal no detectaran tu presencia, vamos.
Comencemos, de irse al campo nada. Y una platano, los caminos rurales y carreteras estaban petados de bichos que se acababan comiendo todo lo que pasaba por allí. De hecho, la opción más "segura" era quedarte en tu fruta casa sin hacer ruido ni nada, bajar a por comida (si podías, en mi caso tengo el supermercado muy cerca, y aún así en el sueño me tiraba días sin moverme de casa aunque escaseara la comida), observar como se zampaban a alguien en la calle desde detrás de una cortina, y rezar para que no se les ocurriera entrar a tu bloque de pisos y subir por las escaleras.
El caso es que una noche en la que yo presentía que habría movida chunga y no podía dormir, escucho que al iluso del vecino de rellano se la había ido la fruta olla (fruto de la claustrofobia, ver cadáveres en la calle y tal) y no paraba de gritar por la ventana como provocando al personal zombie. El caso es que salimos mi padre y yo a callarle la boca a aquel puñetero insensato, cuando oímos a una persona pidiendo que le abrieramos la puerta bajo. Esta persona resultó ser un tipo en extremo parecido a Harry el Sucio, que me aportó tranquilidad con su cara de mala leche y su cacho pistola que llevaba. El caso es que nos dijo acojonado que venía una buena tropa de macho cabríoes a devorarnos y tal, y aunque parecía Clint Eastwood solo pegó dos tiros antes de que se lo comieran allí en la escalera de mi edificio. Subiendo pa mi casa los zombies también se comieron a mi padre y al vecino, y yo entré a mi casa cagándome en la fruta leche, pensando en que tirarme por el balcón mala idea no era.
Una vez dentro de mi casa, veo como atónito como mi abuelo y mi abuela (versión zombie) no se como shishi se habían colado en el salón de mi casa, dispuestos a zamparse a mi hermana que estaba durmiendo cerca de allí. El caso es que me cagué en la leche fruta y empecé a tirarles todo tipo de objetos que había por allí, me puse a forcejear con ellos, me tiraron al sofa, me mordieron los puñeteros brazos infectándome de manera evidente, lo que me puso aún de mala leche, le pateo la cabeza a mi abuela zombie para que me deje en paz de una vez, me levanto, y cojo una figurita bastante dura que hay por allá para darles caña.
El caso es que así acabó el sueño: yo rebentándole la cabeza a mi abuelo con una figurita mientras me intentaba comer la pierna. Demencial y terrorífico. Me paso de vueltas hasta en sueños, shishi.
