Lleva décadas trabajando en una sucursal de las afueras de la ciudad, no le queda mucho para jubilarse y de hecho esta expectante a ver si tiene suerte y le "despiden" prejubilandole ante la oleada de despidos que se avecina.
Hoy hemos almorzado juntos, hacía tiempo que no hablábamos y lo que me ha dicho me ha dejado acojonado; dice que el impago es acojonante, que se están preparando para ejecutar hipotecas a granel y a lo bestia para el mes que viene, y que el imv, según lo que le han contado los muchos clientes arruinados que tiene, es una estafa, que no se lo pagan a nadie, y a una que conoce que se lo concedieron le dan 50 euros al mes.
Hace años decidió irse a una urbanización a 40 minutos en coche de la ciudad, muchos se reían, ahora el que ríe es el, porque me ha dicho que más me vale no estar cerca de las ciudades el mes que viene.