M. Priede
Será en Octubre
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Vivo en Inglaterra. Hace pocos años viví en jovenlandia. Me ha quedado tan en evidencia lo hábiles que son los anglosajones para el márketing, que mi visión del mundo ha cambiado por completo.
Las casas victorianas son meras fachadas que esconden pisos infectos. Todo, desde las cerraduras, hasta las ventanas, las cañerías, las instalaciones eléctricas... todo lo que no está inmediatamente a la vista denota la chapuza, algo que se atribuye normalmente a otros. El dominio anglo se debe a la explotación descarnada de un inmenso imperio colonial sin los frenos jovenlandesales que tenía el imperio español y a la fortuita invención de la máquina de vapor allí en lugar de en otro sitio. Y a la consiguiente acumulación de capital. Pero sigue siendo un país medieval, con una población a la que, a poco que rasques, le aparece el tonalidad del bárbaro, que se cree superior porque piensa haberte robado tu civilización en el campo de batalla como los aztecas creían tomar tu fuerza comiento tu corazón. No sabe qué hacer con la civilización mediterránea: la ansía, pero sólo sabe imitar sus ceremonias externas: sentarse en una terraza, beber vino malo de una copa con mucha pose, y ordenar hermosamente en fuentes platos que ni entiende. Nos envían nuestros cadáveres a morir a nuestras costas, como ballenas varadas, porque no pueden vivir en sus pisos sin ascensor y en sus calles sin casi servicios comunitarios ni contar con unos familiares enfermos de individualismo que esperan, a su vez, que llegue el momento de ir a morir al Mediterráneo. Es el único sitio que, realmente, es enriquecido por la inmi gración: los que te ayudan y sonríen aquí son iraníes, hindúes o rumanos. No puedes esperar calor humano de unos individuos que a duras penas puede uno clasificar entre los mamíferos a poco que los trate.
Es un pueblo sin alma, un imperio de márketing que ha hipnotizado al mundo y que necesita la leyenda negra para tapar sus muchos y horrendos crímenes. Vivimos bajo las condiciones de los ganadores la Segunda Guerra Mundial y fueron ellos. La ONU no es nada distinto a la Santa Alianza, la Sociedad de Naciones o la Liga Ática: es el órgano de los vencedores de una guerra. Si los vencedores hubieran sido otros, ahora viviríamos bajo la leyenda negra de la maldad sajona, y no escasean los elementos sobre los que crearla.
Tras haber vivido entre los jovenlandeses, y obviando ese subproducto de su civilización que son los menas -también he obviado los hooligans, para ser ecuánime- prefiero mil veces que mi sangre esté mezclada con la de los bereberes que con la de los sajones. Al menos aquellos fueron nuestros aliados en la batalla que estuvo apunto de acabar con occidente: la batalla contra el turco. He tenido que ir a jovenlandia para descubrir que allí los ejércitos de los austrias combatieron junto al jovenlandés, que defendía su tierra, contra el turco, que había ya conquistado Argelia y quería hacernos la pinza por el estrecho. Y en ese momento, cuando salvábamos a la civilización, toda la Europa occidental, no es ya que nos diera la espalda: es que atacaba la nuestra.
¿Leyenda negra? Sin nosotros habrían empezado a mirar a La Meca quinientos años antes. Parece que al final es inevitable. ¡Leyenda negra! Exterminaron las razas de Norteamérica, de Oceanía. Masacraron el subcontinente indio y redujeron china a una nación de opiómanos. Diezmaron Irlanda. Llevaron a los pueblos celtas al borde de la extinción como cultura y están apagando todas las demás culturas, incluida la nuestra, que no vemos más que su cosa poco buena de cine y series o las que imitan a su cosa poco buena. ¿Leyenda Negra?
Lo ñeor de los bárbaros, que eran todos malos, no bajó a Roma: demasiado peligroso. Lo más abyecto y fistro se precipitó sobre Britania al retirarse los romanos. Y entraron en la historia exterminando a los celtas británicos que no consiguieron huir a la Bretaña francesa. Los anglosajones son los canis de occidente, los canis de los barrios malos de Europa que bajaron en masa a los barrios elegantes del Mediterráneo destruyendo todo a su paso.
¡Leyenda negra! Vae Victis. Gran verdad.
Oye, pareces un inglés dado la vuelta. Ni Max Keiser:
Max Keiser habla en su programa del saqueo que los británicos cometen con la Sanidad española
