Estamos en el prodromo de una nueva edad media. No tardará en surgir alguien que sostenga que el contagio temprano permite, si se sobrevive (lo que es bastante probable ahora), inmunizar a la persona y fortalecerla frente a las nuevas ediciones del bichito que vengan tras la mutación. Y pronto tendrá sus seguidores, como secta herética frente a la Roma de la medicina tradicional. Y los más devotos de entre ellos, querrán salvar a la humanidad intentando contagiar al mayor número de personas y contribuyendo a la difusión de la enfermedad y, aumentando con ello las posibilidades de mutación.
Haber permitido que se extienda entre la población el bichito postmoderno del perroflautismo, el globalismo, el curanderismo, el mumbo-jumbo terapeútico, el mindfulness y el neotribalismo, no va a salir gratis.