Pablo Iglesias dimitiendo en directo

empepinado

Madmaxista
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LA GUINDA DE LA TARTA ES LA VIOGEN, UNA BUENA VIOGEN CON JUEZAS, ABOGADAS Y PSICOLOGAS feministas radicales, CON PERSPECTIVA DE GÉNERO, ES LO QUE MERECE ESTE perversos HDLGP QUE SOLO SABE. ENSALZAR Y ENGORDAR EL FEMINAZISMO.
.
A TODO CERDO, lechona, CERDE LE LLEGA SU SAN MARTÍN, IRENO MONTADA YA SABES , LAS VIOLENCIAS MACHISTAS, YO SI TE CREO IRENO, YA ESTAS TARDANDO EN PONER LA DENUNCIA, TU cachopo LO VALE.
 

rejon

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Que vá.....fuentes de la Moncloa......gracias Pablito por la gran labor en las residencias de ancianos... loser:
 

empepinado

Madmaxista
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A ESTE espantapájaros LO HAN ECHADO LAS feministas radicales DEL PARTIDO, LA ASALTACAPILLAS, LA YOLANDITA Y LA CORNUDA, ES UN amaDOR PATRIARCAL MACHISTA Y ESO NO TIENE CABIDA EN feministas radicales UNIDAS

COMO BUEN MANGINA, POCOHOMBRE, aliadme Y filtro SE HA IDO HABLANDO EN FEMENINO Y ENSALZANDO A LAS feministas radicales QUE LO HAN GUILLOTINADO
 
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behind the musgo
Un adiós con generosidad e inteligencia


Pablo Iglesias se va. Deja todos sus cargos tanto en la política institucional como en Podemos. Se va de la misma forma que llegó: con generosidad e inteligencia. Se va porque es consciente de que los medios de comunicación lo han convertido en el villano más odiado de España. Es el precio a pagar por haberse enfrentado al Estado del 78, al establishment que el franquismo dejó en herencia. Rozó con los dedos tocar el cielo por asalto pero el poder mediático concentrado se encargó de diabolizarlo hasta que las familias desahuciadas terminaron odiando al hombre que quería parar los desahucios.

Iglesias es una rara avis política y, quizás, por eso se va tan pronto, a los siete años de irrumpir con fuerza en las elecciones europeas de 2014. Iglesias es más del mundo de las ideas que de los aparatos, por eso todas sus decisiones políticas han sido en clave externa y no a la interna. Iglesias es más de política que de partido, lo que fue clave también para que le naciera otro partido en el interior de Podemos, de lo que se enteró por un mensaje en Telegram. El ya exdirigente político quiere ganar, no tener razón, por eso dimite cuando es consciente de que no puede ganar porque sus enemigos, que son muchos y poderosos, se han encargado de que su popularidad esté por los suelos sin posibilidad de ser reseteada, que es un privilegio que los medios sólo le otorgan a las formaciones del bipartidismo.

En lo personal, Iglesias ha perdido más de lo que ha ganado en esta aventura política. Ha perdido algo tan valioso como el anonimato. No sabe lo que es llevar de la mano a sus tres hijos al parque porque hordas de ultraderechistas lo acosan delante de su casa. Ha tenido que soportar que los medios de las cloacas se salten la tapia de su casa para grabar a sus hijos. Se ha visto obligado a cambiar de guardería a sus hijos porque los medios de la ultraderecha acosaban a las monitoras. Ha tenido que ver publicado en un periódico las ecografías de sus hijos. Lo amenazaron de muerte enviándole cuatro balas, una para él mismo, otra para su pareja, otra para su padre y otra para su madre. Demasiado sufrimiento para tan poca dote. Iglesias podría haberse quedado en la Universidad Complutense dando clases de Ciencia Política y creando productos mediáticos para la batalla de las ideas, que es lo que hacía y como se ganaba la vida antes de 2014, pero decidió poner el cuerpo para liderar el espacio de la indignación que nació con el 15-M, reventó el tablero político español y habló el idioma del pueblo que sufre las tropelías de las élites.

La política española ya no se puede explicar sin su participación activa. Deja como testamento político la idea de que la izquierda puede ganar. Su herencia es que se marcha dejando el primer gobierno de coalición desde la recuperación de la democracia. Algo que parecía imposible porque los dueños de España nunca permitieron que la izquierda estuviera en el salón de mandos del Estado. Rompió el bipartidismo, aceleró la abdicación de Juan Carlos I de Borbón, puso al PSOE contra las cuerdas y echó a Mariano Rajoy, exlíder del partido político más corrupto de Europa, en una moción de censura en la que los diputados del PSOE parecía que estaban tristes por acceder al poder.

También ha cometido errores en lo estratégico, pero no lo podrán acusar de haber metido la mano ni de haberse equivocado nunca de bando. Otra herencia que deja a nuestra democracia es la revelación de que los grandes medios de comunicación en España no informan de la realidad, la crean, que funcionan como faro y no como espejo. Esos medios, propiedad del poder económico concentrado, no le han perdonado su osadía de mirar de frente al Estado del 78 y de situar la desigualdad económica, que sufre un tercio de la población española, en el centro de la cuestión política. Al PSOE le hubiera ido bien distinto en Madrid si hubiese regulado el precio de los alquileres. Cuando la izquierda no se diferencia de la derecha en lo económico, la alternativa siempre es el autoritarismo.

Su último acto de servicio ha sido poner la cara en la batalla de Madrid para movilizar a la izquierda y evitar que Unidas Podemos sufriera una debacle sin paliativos en las elecciones autonómicas. Ha crecido tres escaños, pero ha sido insuficiente para vencerle a la derecha. No le ha echado la culpa al mal resultado del PSOE, lo que ha hecho imposible que el bloque progresista sume más diputados que el bloque trumpista. Se hace responsable en primera persona, dejando a todo el mundo con la boca abierta. Otra vez.

Se marcha dejando nominada a Yolanda Díaz como candidata a la Presidencia del Gobierno, la ministra mejor valorada. Díaz, de la que es amigo personal desde hace muchísimos años y con quien ensayó Podemos en Galicia dos años antes de que naciera la formación morada en Madrid, aglutina lo que necesita el momento político actual y los ingredientes que pueden hacer que el llamado espacio político del cambio se reconcilie para dar una alternativa a la que el PSOE sigue renunciando. Iglesias ha aceptado que su liderazgo ya no suma y se marcha como llegó. Con generosidad e inteligencia. La historia lo engrandecerá como el gran político que es y el hombre que lo puso todo patas arriba. Los poderes económicos nunca le perdonarán que se atreviera a tanto, hasta estar a punto de ganar y de poner en peligro los privilegios de las élites. Miró fijamente a los ojos de los dueños de España y eso se paga muy caro.
 

KUTRONIO

Será en Octubre
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Entre los motivos de celebración del día de ayer no fue el menor la decisión de Pablo Iglesias de abandonar la política a la luz de su devastador resultado. Cuando Iglesias decidió abandonar la vicepresidencia y presentarse como candidato en Madrid ya analizamos que era un pésimo movimiento. Que era un candidato que restaba en vez de sumar y que movilizaba a toda la derecha en su contra lo averiguó Iglesias ayer, pero el resto del mundo lo sabía desde el principio. En realidad, teniendo en cuenta el mal candidato en que se ha convertido, hubiera sido bueno para el centro derecha que hubiera continuado. Las malas lenguas, por otro lado, sugieren que Iglesias estaba acabado de cualquier modo y que nos encontramos ante un plan de fuga más o menos organizado. Se sugiere que el futuro de Iglesias, como su pasado, está en la televisión. Su amor revolucionario le conduce a nueva empresa (Mediapro) donde esperan la firmeza de su brazo libertario, concretamente en la cadena de Roures que el estado rescató con un chute de 55 millones para salvar su situación.






¿Echaremos de menos a Iglesias?

Derrotar a las ideas es mucho mas importante que derrotar a las personas. Derrotar a las personas resulta de hecho casi irrelevante. Más Madrid no es mejor que Podemos. Errejón no es moralmente superior a Pablo Iglesias. Como pusieron a Sánchez tras Zapatero, si se va Pablo Iglesias pondrán a otro que no será mejor que Iglesias y al que habrá mucha gente que también votará, si no conseguimos desactivar el discurso que encumbra a gente como Iglesias. Por el contrario, si desactivamos ese discurso, nadie lo votaría por maravilloso que fuera el candidato que lo sostuviera. La mala noticia del día es que la izquierda ha sido derrotada, pero la izquierda es ahora mayoritariamente extrema izquierda. Ver hundirse a Pablo Iglesias puede resultar comprensiblemente reconfortante pero sería un grave desenfoque no advertir que son las ideas de Iglesias más que el propio Iglesias la amenaza de fondo para la libertad y el país. Dicho esto es maravilloso verle salir. Hasta nunca, comandante, al contrario de lo que dice la canción nadie echará de menos la entrañable transparencia de su bendita presencia salvo acaso los cristaleros. Cierre la puerta al salir y al marcharse no se tropiece con los cascotes que deja en el suelo.

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rejon

Madmaxista
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Eso se demostró que era totalmente falso...se maliterpretaron sus palabras......la prueba que tienes es que ningun partido sacó eso a relucir en los debates de las elecciones. loser:
 

empepinado

Madmaxista
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Un adiós con generosidad e inteligencia


Pablo Iglesias se va. Deja todos sus cargos tanto en la política institucional como en Podemos. Se va de la misma forma que llegó: con generosidad e inteligencia. Se va porque es consciente de que los medios de comunicación lo han convertido en el villano más odiado de España. Es el precio a pagar por haberse enfrentado al Estado del 78, al establishment que el franquismo dejó en herencia. Rozó con los dedos tocar el cielo por asalto pero el poder mediático concentrado se encargó de diabolizarlo hasta que las familias desahuciadas terminaron odiando al hombre que quería parar los desahucios.

Iglesias es una rara avis política y, quizás, por eso se va tan pronto, a los siete años de irrumpir con fuerza en las elecciones europeas de 2014. Iglesias es más del mundo de las ideas que de los aparatos, por eso todas sus decisiones políticas han sido en clave externa y no a la interna. Iglesias es más de política que de partido, lo que fue clave también para que le naciera otro partido en el interior de Podemos, de lo que se enteró por un mensaje en Telegram. El ya exdirigente político quiere ganar, no tener razón, por eso dimite cuando es consciente de que no puede ganar porque sus enemigos, que son muchos y poderosos, se han encargado de que su popularidad esté por los suelos sin posibilidad de ser reseteada, que es un privilegio que los medios sólo le otorgan a las formaciones del bipartidismo.

En lo personal, Iglesias ha perdido más de lo que ha ganado en esta aventura política. Ha perdido algo tan valioso como el anonimato. No sabe lo que es llevar de la mano a sus tres hijos al parque porque hordas de ultraderechistas lo acosan delante de su casa. Ha tenido que soportar que los medios de las cloacas se salten la tapia de su casa para grabar a sus hijos. Se ha visto obligado a cambiar de guardería a sus hijos porque los medios de la ultraderecha acosaban a las monitoras. Ha tenido que ver publicado en un periódico las ecografías de sus hijos. Lo amenazaron de muerte enviándole cuatro balas, una para él mismo, otra para su pareja, otra para su padre y otra para su madre. Demasiado sufrimiento para tan poca dote. Iglesias podría haberse quedado en la Universidad Complutense dando clases de Ciencia Política y creando productos mediáticos para la batalla de las ideas, que es lo que hacía y como se ganaba la vida antes de 2014, pero decidió poner el cuerpo para liderar el espacio de la indignación que nació con el 15-M, reventó el tablero político español y habló el idioma del pueblo que sufre las tropelías de las élites.

La política española ya no se puede explicar sin su participación activa. Deja como testamento político la idea de que la izquierda puede ganar. Su herencia es que se marcha dejando el primer gobierno de coalición desde la recuperación de la democracia. Algo que parecía imposible porque los dueños de España nunca permitieron que la izquierda estuviera en el salón de mandos del Estado. Rompió el bipartidismo, aceleró la abdicación de Juan Carlos I de Borbón, puso al PSOE contra las cuerdas y echó a Mariano Rajoy, exlíder del partido político más corrupto de Europa, en una moción de censura en la que los diputados del PSOE parecía que estaban tristes por acceder al poder.

También ha cometido errores en lo estratégico, pero no lo podrán acusar de haber metido la mano ni de haberse equivocado nunca de bando. Otra herencia que deja a nuestra democracia es la revelación de que los grandes medios de comunicación en España no informan de la realidad, la crean, que funcionan como faro y no como espejo. Esos medios, propiedad del poder económico concentrado, no le han perdonado su osadía de mirar de frente al Estado del 78 y de situar la desigualdad económica, que sufre un tercio de la población española, en el centro de la cuestión política. Al PSOE le hubiera ido bien distinto en Madrid si hubiese regulado el precio de los alquileres. Cuando la izquierda no se diferencia de la derecha en lo económico, la alternativa siempre es el autoritarismo.

Su último acto de servicio ha sido poner la cara en la batalla de Madrid para movilizar a la izquierda y evitar que Unidas Podemos sufriera una debacle sin paliativos en las elecciones autonómicas. Ha crecido tres escaños, pero ha sido insuficiente para vencerle a la derecha. No le ha echado la culpa al mal resultado del PSOE, lo que ha hecho imposible que el bloque progresista sume más diputados que el bloque trumpista. Se hace responsable en primera persona, dejando a todo el mundo con la boca abierta. Otra vez.

Se marcha dejando nominada a Yolanda Díaz como candidata a la Presidencia del Gobierno, la ministra mejor valorada. Díaz, de la que es amigo personal desde hace muchísimos años y con quien ensayó Podemos en Galicia dos años antes de que naciera la formación morada en Madrid, aglutina lo que necesita el momento político actual y los ingredientes que pueden hacer que el llamado espacio político del cambio se reconcilie para dar una alternativa a la que el PSOE sigue renunciando. Iglesias ha aceptado que su liderazgo ya no suma y se marcha como llegó. Con generosidad e inteligencia. La historia lo engrandecerá como el gran político que es y el hombre que lo puso todo patas arriba. Los poderes económicos nunca le perdonarán que se atreviera a tanto, hasta estar a punto de ganar y de poner en peligro los privilegios de las élites. Miró fijamente a los ojos de los dueños de España y eso se paga muy caro.
La historia que emocionó a spielberg, nadie asaltó la valla de su casoplon, falsooooo
 

rejon

Madmaxista
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Ahi las cagao joio......TM es podemita hasta el trastero.... meparto:
 

rejon

Madmaxista
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sonrisa: De eso nada y fue para ver si la podian coger en cualquier renuncio....de todas salió como la de Cabra el 1M
 
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Ayuso estaba cerrando los centros de enseñanza y las residencias mientras desde el gobierno central tus ídolos convocaban actos multitudinarios de contagio masivo y acusaban de racismo a quienes pedían el cierre de las fronteras con china y controles en aeropuertos


Bill.