Opinión: OTRO INTERESANTE ARTICULO LIBERAL: ¿POR QUÉ LLAMARLO AGENDA 2030 CUANDO SU NOMBRE REAL SERÍA HOLODOMOR?

KUTRONIO

Será en Octubre
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10 Mar 2010
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¿Por qué llamarlo Agenda 2030 cuando su nombre real sería Holodomor? Pero claro, ¿Qué es eso de Holodomor? Todo el mundo sabe de qué estamos hablando si mencionamos Auschwitz o el bombardeo de Guernica, pero sólo una ínfima parte de la población encontraría alguna resonancia en su memoria si le hablamos del Holodomor. El Holodomor no es una de las cosas que se ha elegido que tengamos que tener presente en el recuerdo.




Holodomor es una palabra ucraniana que significa “hambruna”. O sea, que ya ven por dónde vamos y por qué citamos esta palabra en un día como hoy en el que se moviliza el sector del campo. Lo que pasa es que el Holodomor no fue una hambruna cualquiera. En primer lugar porque fue una hambruna que provocó la fin de entre 1,5 y 12 millones de personas, una cifra difícil de conocer ya que hablamos de los años 30, de Stalin y de la opaca historia de la URSS. En segundo lugar porque no fue una hambruna provocada por la sequía, por el frío, o por una plaga, salvo que entendamos el comunismo como una plaga. Fue una hambruna provocada por motivos políticos originalmente de izquierdas.

El Foro de Davos abre la puerta al «delito de ecocidio» para criminalizar a ganaderos y pescadoreshttps://t.co/5I6X9QiJIz
— Julio Ariza (@Julio_Ariza_TV) January 30, 2024


Al igual que sucede con la Agenda 2030, el Holodomor fue consecuencia de otro intento de “reseteo” de la naturaleza y la sociedad. El régimen comunista ruso impuso la expropiación de los campos, del ganado y de la maquinaria agrícola, así como la colectivización de la ganadería y la agricultura. Frente al interés particular de los ganaderos y agricultores y su beneficio, sería el estado quien dirigiera en aras del bien común la producción y la explotación del campo, regulando mediante la planificación estatal la ganadería y la agricultura. La estatalización del sector y la colectivización de la actividad debería haber producido un aumento inusitado de la producción y una caída sin precedentes de los precios. No cabía otra posibilidad. Pensar otra cosa era una locura. Los planes rectores de la URSS no se basaban en opiniones o en criterios subjetivos sino en el socialismo científico. Cualquier crítica a estos planes no sólo había que considerarla acientífica y ahora diríamos fake news (o negacionismo), sino traición.




El resultado fue que la producción de alimentos se desplomó, no sólo en Ucrania, que era el granero de la URSS, sino en todas las regiones donde se impuso la estatalización y la expropiación. El desabastecimiento de alimentos llevó a la miseria y después a la fin por hambre a millones de personas. Naturalmente todo se tapó bajo la férrea e implacable disciplina criminal del régimen estalinista.



Desde luego todo lo que estamos contando no desmiente demasiado a aquellos que aseguran que la historia se repite, o que los conflictos del presente hunden sus raíces en las profundidades de la historia, pero observando la movilización de todo el sector primario no ya en España, sino a lo largo y ancho de toda Europa, y mirar después el precio de la cesta de la compra, hace falta ser muy necio para no entender que algo muy grave está pasando en estos momentos.



La señal de alarma del sector primario es una señal de alarma para todos. Sin sector primario no hay comida. El que nos de comer es el sector primario, no el gobierno. Interesa tener esto muy claro. Los problemas en el sector primario son problemas en nuestro estómago. Los problemas en el sector primario no son los problemas del sector primario sino los de todo el mundo. Si hay desabastecimiento de microchips pues tenemos un problema, pero si hay desabastecimiento de comida no es que tengamos un problema, es que nos morimos. Después que cada cual decida si creer a las personas que trabajan en el sector primario o al gobierno. Que cada cual concluya si saben más del campo las gentes que lo trabajan que el gobierno. Que cada cual concluya si mienten más las gentes del campo que el gobierno.



Los signos de la crisis se están acumulando y agravando ante nuestros ojos hace tiempo, desde los precios de los alimentos a las protestas de los productores. La mención del Holodomor no es gratuita porque también ahora nos encontramos ante una crisis planificada. Los problemas que acosan al sector primario son el resultado de una agenda política. Una agenda política que pretende restaurar la naturaleza, eliminar las presas, llenar los campos de molinos y placas fotovoltaicas (qué restauración de la naturaleza más extraña), imponer el animalismo, obligarnos a comer vegetales e insectos, empobrecernos deliberadamente mediante el degrowth porque la pobreza (la nuestra, no la suya) es más sostenible que la abundancia. Naturalmente el Holdomor 2030 prevé también que los países, eliminando al sector primario, pierdan su independencia alimentaria. La dependencia energética y alimentaria garantiza la sumisión a la agenda globalista. Es todo increíblemente perverso, ni siquiera demasiado secreto, pero lo que no podemos decir en cambio es que sea novedoso. Aunque nunca de forma exactamente idéntica la historia se repite. El Holodomor es un precedente y un aviso espantoso.
 
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