Noticia: Orihuela-Torrevieja: cómo el paraíso mediterráneo de la clase media se convirtió en la Detroit española

Vlad_Empalador

Será en Octubre
Desde
24 Ene 2009
Mensajes
64.650
Reputación
146.314
Lugar
En el bunker
Orihuela-Torrevieja: cómo el paraíso mediterráneo de la clase media se convirtió en la Detroit española
La Vega Baja del Segura tiene el mayor porcentaje de viviendas desocupadas por la alineación de malas políticas públicas y del deterioro del sector agrícola, su tradicional fuente de riqueza

Barrio de los Capuchinos, Orihuela.
Barrio de los Capuchinos, Orihuela.
  • Luis Alemany | Orihuela (Alicante)
  • Fotografías de Bernardo Díaz
29/02/2024 08:21
Orihuela, cuenta el escritor Manuel MIra, fue "la Salamanca del Levante", una ciudad de formidable arquitectura barroca e internados de los jesuitas y de los dominicos en la que estudiaban los hijos de las familias más ambiciosas y cultas de entre Valencia y Granada. "El ambiente de mi infancia era muy parecido al de una ciudad universitaria", dice Mira, y algo de eso queda en el casco histórico de la ciudad, cuando los estudiantes salen de clase con uniforme de chaqueta y corbata. No es fácil ver a niños trajeados en una ciudad de 80.000 habitantes.
Orihuela fue también el paraíso soleado de las élites del tardofranquismo. Antonio Tárraga Escribano, un empresario que parece hoy la síntesis de todos los empresarios de la época, compró una finca de 16 kilómetros cuadrados en la costa, la llamó La Dehesa de Campoamor en un momento de lirismo (el escritor Ramón de Campoamor había vivido allí en algún momento) y la llenó de torres de apartamentos. Para poner su inversión en el mercado, Tárraga se comportó como el personaje de una novela picaresca: engatusó, invitó y regaló pisitos con paredes de gotelé y cristales esmerilados a Carmen Polo (el Generalísimo prefería el norte y fue indiferente a sus cortesías), a Luis Carrero Blanco y a los ministros Pedro Nieto y Camilo Alonso. Decenas de aspirantes de la corte del Pardo los siguieron a Orihuela, incluido un tecnócrata llamado Adolfo Suárez. Cuando Carrero murió, Suárez perdió el interés por Levante y fue a bañarse a Torremolinos.
Para saber más




Que nadie piense en Orihuela como una Biarritz franquista: los apartamentos de La Dehesa de Campoamor nos parecerían muy poca cosa en 2024 con sus habitaciones de ocho metros cuadrados y salones de 16, con sus muebles de conglomerado, sus suelos de cerámica marrón y sus techos bajos... Eran el tipo de escenario que, después, ha representado irónicamente a la España del desarrollismo en mil películas y series. Eran ese apartamentito que los abuelos compraron en los años 70, los padres heredaron en el cambio de siglo y que los nietos abandonan hoy porque no saben qué hacer con él, porque ya no les gusta para sus vacaciones y porque tendrían que pedir un crédito para restaurarlo y no está tan claro que merezca la pena.

¿Y venderlo? Su salida en el mercado es poco prometedora en un mercado saturado por el lado de la oferta. Según el último Censo de Vivienda del Instituto Nacional de Estadística, Orihuela es la ciudad de más de 50.000 habitantes con mayor porcentaje de vivienda vacía. El 27,2% de las casas de Orihuela, 24.109 unidades, no tiene suministro eléctrico. Lo sorprendente es que la vecina Torrevieja es la tercera ciudad en ese palmarés (en medio queda Ferrol), con un 25% de casas vacías y 30.639 viviendas sin electricidad. El INE también considera otra categoría, la de las viviendas semiabandonadas (con un consumo de menos de 250 KW/H anuales). Hay 15.095 casas en Torrevieja (el 12,5% del total) que entran en esa clasificación. En otros municipios más pequeños de la comarca de la Vega Baja como Rojales hay porcentajes de desocupación del 30%.

Torrevieja.
Torrevieja.
Para tener una medida: Benidorm, otra ciudad turística cercana, anda por el 12% de viviendas vacías. Benicàssim y Alicante tienen un 8%; Barcelona un 9% y Madrid un 6%. Según el portal Idealista.com, el 14% de las viviendas tanto en Orihuela como en Torrevieja están hoy en venta. Para el conjunto de España, ese porcentaje es del 4%. Y un dato más: en Detroit, la ciudad que ha dado imagen universal al abandono urbano, el porcentaje de propiedades abandonadas que calcula el servicio de Correos estadounidense era del 19% en 2020. Es probable que los métodos de medición sean diferentes y no del todo comparables, pero el dato da una buena pista. ¿Cómo puede haber tantas casas vacías en la Vega Baja del Segura?

Primera hipótesis: Torrevieja y Orihuela son el Detroit europeo del turismo. Igual que las factorías de automóviles de Michigan dejaron de ser competitivas y la población se marchó en busca de otros empleos, los apartamentos de Suárez y sus contemporáneos se volvieron una riqueza obsoleta, inservible y herrumbrosa desde hace mucho tiempo. Es la idea que se le ocurre a cualquiera que pasee por la urbanización La Torreta, un conjunto de adosados de los años 70 y 80 que a veces parece un escenario de The Wire paneuropeo. Nino, un siciliano que llegó a la Vega Baja del Segura después de vivir 50 años en Bruselas, atiende en el Bar Europa y asegura que hay casas por 70.000 euros en la zona. A él, de momento, le salen las cuentas en el bar. Eva, recién llegada de Suecia, ayuda a su padre, tenazas en mano, a recuperar la posesión de la casa que construyó su abuelo y que estuvo algún tiempo okupada. Y Maribel y Manolo, dos jubilados españoles, recorren penosamente la urbanización porque no hay autobuses. Según su versión, su barrio se quedó vacío en la crisis de 2008, cuando muchos de los propietarios quebraron. «Los bancos son los dueños de todas las casas que ven vacías». A su espalda, las ruinas de un club que sólo conserva una parte de su letreto escrito en danés ofrecen una postal pintoresca del abandono urbano: la antigua cocina y el restaurante se han convertido en un gallinero. La piscina y el jardín son el reino de unos pollos que parecen felices.

La huerta en Orihuela.
La huerta en Orihuela.
El problema es que todo lo que ha ido mal en Torrevieja u Orihuela se podría decir también de decenas de ciudades de mar, desde Maspalomas hasta la Costa Brava, en las que los porcentajes de vivienda vacía no son tan altos. ¿Por qué no se rehabilitaron los apartamentos y los adosados de la comarca a un ritmo razonable? José Manuel Sala, profesor de cine en Londres y autor de la novela Arde Torrevieja (editorial Levanta Fuego), busca en sus recuerdos de adolescencia en la Vega Baja para dar con una respuesta. "Vivíamos en un mundo feliz en el que todo parecía regalado y, a la vez, en el que había carencias increíbles. Nos hacían campos de rugby y de atletismo, conservatorios europeos, faros de Calatrava, había becas para todo y ayudas para la compra de viviendas... Y luego nos encontrábamos con que no había autobuses urbanos, ni luz en las calles, que no se reparaba el asfalto ni teníamos alcantarillado. Cada vez que llovía, todo el agua terminaba en la playa y se llevaba la arena", cuenta Sala. "Lo que más me hace reír cuando lo pienso es que REM vino a tocar a Torrevieja. Me acuerdo de que los carteles que pusieron decían: 'REM viene a verte'".





En este invierno de 2024, el visitante que entra a Torrevieja desde la carretera N-332, se encuentra con un cartel descolorido que aún anuncia el concierto de Melendi del verano pasado. Los rastros de la visita de REM hay que buscarlos en las hemerotecas: ocurrió en mayo de 2005, lejos de las fiestas patronales de noviembre, en un lugar llamado Parque Antonio Soria que más bien era y sigue siendo un aparcamiento. Tocaron 24 canciones y acabaron con Man on the moon. "Los vecinos de Torrevieja entrábamos sin pagar ninguno". Aquella ciudad de 2005, tal y como la recuerda Sala, se regía por una especie de peronismo-menemista-levantino que unía lo peor de las políticas liberales y lo peor de las políticas populistas. La administración local se asociaba con inversores a menudo extravagantes y dudosos y después regalaba sus recursos a los vecinos en forma de ayudas directas o de lujos absurdos, en vez de invertir en infraestructuras que de verdad invitaran a vivir en Torrevieja y a rehabilitar las viviendas. "El instituto en el que estudié era de barracones y había que cruzar la autopista para llegar. Todos los años se moría alguien por cruzar por donde no era".

Barrio de los Capuchinos, Orihuela.
Barrio de los Capuchinos, Orihuela.
Cuatro kilómetros más al sur, en la costa de Orihuela, Tomás Moreno, representante de la Asociación ve Vecinos de Cabo Roig y Lomas-Orihuela Costa, también cree que una buena parte del problema se debe al abandono de la administración local. "En Orihuela, llevamos tres años sin presupuestos municipales, con los contenedores cada vez más destrozados, con cada vez más sarama en la calle, con peor mantenimiento de las aceras, con los mismos problemas de siempre cuando llueve... Yo tengo 72 años y no paso por viejo en mi urbanización. Para los viejos, esto aún está muy bien, se puede vivir estupendamente pese a todo. Pero cuesta mucho atraer a gente joven".

En medio de la Avenida Gregorio Marañón, la vía que une Torrevieja y las playas de Orihuela, un cartel cubre una parcela en obras y anuncia un lujoso nuevo edificio de viviendas con un lema que anuncia el regreso de los buenos tiempos a la Vega Baja, los tiempos del dinero y la diversión. Y ahí, la comarca ya no recuerda a Detroit sino al Atlantic City de Louis Malle, a aquellas escenas en las que Burt Lancaster y Susan Sarandon huían de la mafia entre las obras de nuevos casinos de lujo y por barrios fantasmagóricos. Los carteles que tapaban las obras decían "Atlantic City vuelve a brillar".

Playa de los Locos, Torrevieja.
Playa de los Locos, Torrevieja.
 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España.

 
Volver