Yo no tengo que preocuparme demasiado por nada. Ni ponerme en modo "pro-activo". Ni sentir ansiedad o urgencia para actuar. Por muy feo que se ponga todo ahí fuera, yo no puedo perder mi paz y mi gozo interiores.
Yo solo tengo que estar solícito a los designios del Señor para conmigo. Estar disponible para Él según Sus deseos.
Me he entregado a Él y lo único que tengo que hacer es seguir Sus instrucciones. No cargo ni debo cargar sobre mi con ninguna responsabilidad. Incluso siendo nada más y nada menos que quien digo ser. Esa responsabilidad se la he cedido toda a Él al entregarme a Él.
(Esto anterior que acabo de describir es un patrón tipico de actitud que toma una persona avanzada espiritualmente y sabia. En cualquier contexto vital, sea el que sea. Tomad nota)
Yo ahora permanezco "calentando en la banda", como he dicho en alguna ocasión. Mi timing no lo marco yo. Me lo marca Él.
Yo no tengo que pretender nada por iniciativa propia (egoica). Tengo que esperar a que sienta una motivación que surja de muy adentro. Fruto de una intuición potente. Sin que intervenga el pensamiento (que es solo la herramienta para llevar eso a cabo). Es entonces cuando se que es Él el que me está movilizando. Y cuando eso sucede, la acción sale sola, sin esfuerzo. De forma fluida y fácil. Natural. Y sus frutos serán tremendamente efectivos y abundantes.
Si soy yo desde mi ego el que toma una iniciativa, estará condenada al fracaso. Rechinará y dará tumbos hasta que se desvanezca por inconsistente. No llegará a buen puerto.
He de decir que aunque sea uno de los Dos Testigos, a lo mejor tienen que pasar largos meses todavía hasta que empiece a explotar en mi rol. O no. Ni idea. Y es que me da igual, la verdad. No tengo prisa. Yo solo tengo que estar con el "móvil encendido" (la gozosa Tecla !!) para esperar Su llamada en cualquier momento. Él es el que marca el timing.
Él está al mando. Yo no soy nadie. Yo no mando nada. A Él debemos encomendar el rumbo de nuestras vidas. Seas uno de los Dos Testigos, o cualquier otra persona.
