Cirujano de hierro
Será en Octubre
Tres años de guandoca para la conserje de un instituto de Barcelona por abusar de un alumno
El menor estaba siendo investigado por un episodio de malos tratos denunciado por una alumna del centro. La acusada negó los hechos en la vista oral y dijo que ella solo quería darle "apoyo incondicional y psicológico".
Una juez ha condenado a tres años de guandoca a Mª Isabel J., conserje del instituto de secundaria Juan Manuel Zafra de Barcelona, por los delitos de abuso y acoso sensual cometidos contra un alumno del centro durante el curso 2014-2015. El Juzgado de lo Penal número 26 de Barcelona ha condenado a tres años de prisión para la acusada, además de una indemnización de 30.000 euros para la víctima por los daños morales sufridos, aunque la sentencia establece que el Consorcio de Educación de Barcelona es responsable civil subsidiario por su "absoluta pasividad" y "nula actividad" ante el caso.
Según la sentencia, que no es firme y cabe interponer recurso de apelación, durante el curso 2014-2015, la conserje Mª Isabel J. acosó y abusó sexualmente de un alumno de primero de Bachillerato del IES Juan Manuel Zafra, un centro público gestionado por el Consorcio de Educación de Barcelona. Cuando la víctima cursaba cuarto de la ESO y, por tanto, contaba con 15 años, la acusada "trató de entablar relación de amistad" con éste mediante una red social, donde las conversaciones, hasta entonces meramente virtuales, derivaron en temas de la "esfera íntima de ambos y de contenido sensual".
El primer contacto personal, según la sentencia, tuvo lugar cuando la conserje "aprovechó la situación de vulnerabilidad" y la "fragilidad emocional" del menor, que estaba siendo investigado por un episodio de malos tratos denunciado por una alumna del instituto con quien el joven mantenía una relación de noviazgo. A partir de este momento, la acusada intensificó los contactos con el joven y, con "claro propósito de mantener relaciones sensuales" con él, empezó a invitar al menor a consumiciones fuera del Instituto. La magistrada apunta que los padres del joven manifestaron a dos profesores el centro, en marzo de 2015, su preocupación por la relación de la conserje con su hijo, a quienes entregaron copias de cartas y correos enviados por la acusada.
Pero cuando la familia se reunió con la directora del centro y el inspector de educación, antes de las vacaciones de Semana Santa, el colegio negó conocer el acoso y afirmó que "el único problema" era que su hijo estaba faltando demasiado a las clases, sin entrar a valorar las cartas ni permitiendo a los padres explicar lo ocurrido. Al acabar las vacaciones, la familia constató que Mª Isabel J. seguía ejerciendo de conserje, por lo que decidió remitir a todos los profesores del centro una copia de las cartas y correos enviados por la acusada que, al día siguiente, ya no acudió al trabajo y fue trasladada por el Consorcio de Educación al centro de recursos pedagógicos, donde no existe contacto alguno con menores ni adolescentes.
En el acto de la vista oral, la acusada negó por completo los hechos por los que venía siendo acusada y justificó que ella es "muy cariñosa y afectuosa hablando" y solo quería darle "apoyo incondicional y psicológico" al joven, que "lo estaba pasando mal".
El menor estaba siendo investigado por un episodio de malos tratos denunciado por una alumna del centro. La acusada negó los hechos en la vista oral y dijo que ella solo quería darle "apoyo incondicional y psicológico".
Una juez ha condenado a tres años de guandoca a Mª Isabel J., conserje del instituto de secundaria Juan Manuel Zafra de Barcelona, por los delitos de abuso y acoso sensual cometidos contra un alumno del centro durante el curso 2014-2015. El Juzgado de lo Penal número 26 de Barcelona ha condenado a tres años de prisión para la acusada, además de una indemnización de 30.000 euros para la víctima por los daños morales sufridos, aunque la sentencia establece que el Consorcio de Educación de Barcelona es responsable civil subsidiario por su "absoluta pasividad" y "nula actividad" ante el caso.
Según la sentencia, que no es firme y cabe interponer recurso de apelación, durante el curso 2014-2015, la conserje Mª Isabel J. acosó y abusó sexualmente de un alumno de primero de Bachillerato del IES Juan Manuel Zafra, un centro público gestionado por el Consorcio de Educación de Barcelona. Cuando la víctima cursaba cuarto de la ESO y, por tanto, contaba con 15 años, la acusada "trató de entablar relación de amistad" con éste mediante una red social, donde las conversaciones, hasta entonces meramente virtuales, derivaron en temas de la "esfera íntima de ambos y de contenido sensual".
El primer contacto personal, según la sentencia, tuvo lugar cuando la conserje "aprovechó la situación de vulnerabilidad" y la "fragilidad emocional" del menor, que estaba siendo investigado por un episodio de malos tratos denunciado por una alumna del instituto con quien el joven mantenía una relación de noviazgo. A partir de este momento, la acusada intensificó los contactos con el joven y, con "claro propósito de mantener relaciones sensuales" con él, empezó a invitar al menor a consumiciones fuera del Instituto. La magistrada apunta que los padres del joven manifestaron a dos profesores el centro, en marzo de 2015, su preocupación por la relación de la conserje con su hijo, a quienes entregaron copias de cartas y correos enviados por la acusada.
Pero cuando la familia se reunió con la directora del centro y el inspector de educación, antes de las vacaciones de Semana Santa, el colegio negó conocer el acoso y afirmó que "el único problema" era que su hijo estaba faltando demasiado a las clases, sin entrar a valorar las cartas ni permitiendo a los padres explicar lo ocurrido. Al acabar las vacaciones, la familia constató que Mª Isabel J. seguía ejerciendo de conserje, por lo que decidió remitir a todos los profesores del centro una copia de las cartas y correos enviados por la acusada que, al día siguiente, ya no acudió al trabajo y fue trasladada por el Consorcio de Educación al centro de recursos pedagógicos, donde no existe contacto alguno con menores ni adolescentes.
En el acto de la vista oral, la acusada negó por completo los hechos por los que venía siendo acusada y justificó que ella es "muy cariñosa y afectuosa hablando" y solo quería darle "apoyo incondicional y psicológico" al joven, que "lo estaba pasando mal".
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