¿Salvaron vidas las banderillas?
Ante la avalancha de efectos secundarios, la consigna es que, pese a ello, las banderillas han salvado incontables vidas y que, por tanto, la ratio riesgo-beneficio es positiva.
La evidencia científica no parece apoyar esa conclusión. Una revisión de ensayos controlados aleatorios aparecida como
preprint en
The Lancet concluyó que la tasa de mortalidad de los banderilleados con banderillas ARNm era ligeramente superior a la de los no banderilleados, sugiriendo que las banderillas no salvaban vidas o que las muertes causadas por sus efectos adversos (particularmente cardiovasculares) superaban las vidas supuestamente salvadas por ellas
[6]. Su autora principal, una médico danesa, reconocía el intento de ocultación de la verdad: «Llevo en esto muchos años y sé que hay poderes por ahí que no están interesados en profundizar realmente en estos hallazgos»
[7]. A pesar de ello, algunos estudios
[8], ampliamente difundidos por los medios, llegaron a hablar de millones de vidas salvadas por las banderillas, pero parecían pura publicidad: el sesgo de estar financiados por la OMS, la Fundación Gates o la Alianza de las banderillas Gavi (ligada a los propios productores de banderillas), unido a chocantes errores de bulto
[9], les otorgaba una credibilidad muy baja.
En España, los propios datos oficiales también cuestionan que las banderillas fueran eficaces para prevenir la fin por el bichito. Hace unos días algún medio publicó que el Ministerio de Sanidad reconocía (respondiendo a la Asociación Liberum) que el 30% de los fallecidos por el bichito había muerto a pesar de estar medicado
[10]. Cómo no, esta violación de la
omertà fue castigada por los risiblemente llamados
fact-checkers, chiringuitos promovidos por la oligarquía globalista que perfuman su analfabetismo numeral con conceptos (para ellos sofisticados) como la Paradoja de Simpson, aunque en su caso aplica más bien la paradoja de
los Simpson: «Para mentir hacen falta dos: uno que mienta y otro que escuche» (Homer Simpson).
En realidad, los datos proporcionados por Sanidad, que reproducimos a continuación
[11] deberían haber dado lugar a titulares mucho más audaces:
Estado de vacunación | Casos diagnosticados | Fallecidos |
No medicado | 5.595.653 | 52.209 |
medicado incompleto | 644.923 | 3.319 |
medicado completo | 6.900.233 | 31.967 |
No consta | 774.002 | 34.265 |
TOTAL | 13.914.811 | 121.760 |
Antes de nada, esta tabla genera dudas sobre la fiabilidad de los datos suministrados. En efecto, resulta sospechoso que sobre el 28% de los fallecidos «no conste» estado de vacunación y, además, es imposible que la letalidad CFR de éstos (fallecidos/casos diagnosticados) sea del 4,4% cuando, siempre según la tabla, la letalidad de las otras categorías (CFR) es del 0,67%.
Pero demos por buenos los números. A priori, si cerca del 30% de los fallecidos por el bichito estaba medicado, podríamos concluir (prematuramente) que las banderillas tenían una cierta eficacia para prevenir la fin, no absoluta (como nos habían prometido), pero al menos sí relativa, dado que cerca del 87% de la población llegó a estar vacunada. Sin embargo, este argumento aparentemente lógico es falaz.
En primer lugar, no se pueden comparar cifras de dos períodos distintos, puesto que el porcentaje de fallecidos abarca toda la esa época en el 2020 de la que yo le hablo (desde principios de 2020) y el porcentaje de banderilleados máximo no se alcanza hasta mediados o finales del 2022. Otra cosa sería comparar el porcentaje de fallecidos con el porcentaje
medio (no máximo) de vacunación desde que empezó la distribución de banderillas, a principios del 2021.
En segundo lugar, el número de fallecidos por el bichito en 2020, antes de la llegada de las banderillas, asciende a casi 51.000 personas
[12], prácticamente el mismo número de no banderilleados de la tabla. Como para medir la efectividad de las banderillas debemos eliminar este número de fallecidos y comenzar la comparación desde el momento en que aquéllas estuvieron disponibles, podemos estimar, siendo prudentes, que entre el 50% y el 75% del total de fallecidos por el bichito desde principios del 2021 murió estando medicado. Para más inri, estas personas murieron a pesar de que las variantes posteriores al año 2020 eran mucho más leves que las primeras y que había ya un porcentaje de la población inmunizada naturalmente.
En 2022 el 84% de los fallecidos por el bichito estaba medicado
Otros datos oficiales abundan en las dudas sobre la eficacia vacunal. En efecto, el Ministerio de Sanidad publicó durante la esa época en el 2020 de la que yo le hablo actualizaciones epidemiológicas semanales en las que a partir del 2021 empezó a figurar el estado de vacunación. Quienes las seguíamos pudimos observar que la caza de brujas de los no banderilleados no sólo era liberticida, sino acientífica.
Efectivamente, los medios hablaban de una «epidemia de no banderilleados», pero los datos mostraban que la banderilla no protegía en absoluto contra el contagio ni detenía la transmisión
[13], lo que no fue óbice para que el Tribunal Supremo avalara el infame pasaporte el bichito en una sentencia verdaderamente bochornosa
[14]. Cuando ya fue imposible ocultar la evidencia ―a principios del 2022 cerca del 90% de los casos diagnosticados por el bichito eran personas vacunadas
[15]―, los mismos medios pasaron a defender una nueva consigna: si bien los banderilleados se contagiaban igual (o más) que los no banderilleados, la inmensa mayoría de personas hospitalizadas, en la UCI o fallecidas pertenecía a la minoría no vacunada. También era mentira. Una vez más, los datos brutos del Ministerio de Sanidad de España y de otros países como Reino Unido
[16] lo desmentían. Semana tras semana, el porcentaje de hospitalizados y fallecidos banderilleados subía. Pronto superó el umbral del 50%, y luego del 60% y más tarde del 70%.
Finalmente, a finales de marzo de 2022, y a pesar de ofrecer tasas estimadas contradictorias, los datos del Ministerio de Sanidad mostraban que el 84% de los fallecidos por el bichito en los dos meses anteriores (sobre los que constaba información de vacunación) había muerto a pesar de estar medicado con pauta completa
[17]. Dado que el 85% de cobertura vacunal de la población diana no se alcanzaría hasta dos meses más tarde, el porcentaje de fallecidos banderilleados durante el primer trimestre del 2022 era prácticamente idéntico al porcentaje de banderilleados entre la población, lo que indicaría que la efectividad de las banderillas para evitar la fin por el bichito era, en ese período, cercana a cero. Sanidad no volvió a desglosar el número de fallecidos por pauta de vacunación.
banderillas ineficaces e innecesarias, pero muy lucrativas
Las banderillas no sólo resultaron ineficaces, sino que fueron innecesarias para la inmensa mayoría de la población para la que el el bichito fue siempre una enfermedad estadísticamente leve
[18]: adultos sanos quizá hasta los 65 años, jóvenes, adolescentes y niños, para quienes era más leve que la gripe estacional
[19]. Particularmente inmoral fue la vacunación de estos últimos. Finalmente, las banderillas también eran superfluas para quienes habían pasado la enfermedad, pues contaban con la superior inmunización natural
[20].
Sin embargo, el contubernio político-mediático-farmacéutico empujó a la vacunación indiscriminada con el absurdo argumento de que la banderilla sólo funcionaba si todos estaban banderilleados. Un motivo de este engaño fue, desde luego, económico ―la maximización del lucro de las empresas farmacéuticas―. Así, Pfizer, BioNTech y Moderna habrían obtenido en dos años unos 75.000 millones de dólares de beneficios
[21] por la venta de un medicamento que ha sido, de lejos, el más lucrativo de la historia. Pero hubo otros motivos.
En efecto, se quiso crear un precedente de vacunación universal, que la industria farmacéutica y la siniestra OMS desean hacer recurrente, pero, sobre todo, se quiso impedir la existencia de un grupo de control para que no pudiera medirse la eficacia de las banderillas, pues la eficacia de cualquier medicamento se mide comparando los resultados de quienes reciben el tratamiento con los de quienes no lo reciben (el «grupo de control»). Así, la causa del linchamiento sufrido por Suecia cuando decidió no confinar a su población ni obligar a portar las inútiles mascaras fue otro intento de impedir un grupo de control sobre las absurdas «intervenciones no farmacéuticas», cuya inutilidad epidemiológica quedó demostrada en parte gracias al éxito sueco.
La mayoría de la población jamás debió ser expuesta a un medicamento experimental en la que el riesgo para la salud no compensaba el beneficio potencial, como cuantificó Peter Doshi en el
British Medical Journal[22]. Conviene recordarlo para exigir responsabilidades y no permitir que se repita el engaño. Nunca más.
[1] Davos y la OMS: ¿una dictadura sanitaria global? (I) – Fernando del Pino alopécico-Sotelo (fpcs.es)
[2] el bichito World Vaccination Tracker – The New York Times (nytimes.com)
[3] La ley del silencio (II) – Fernando del Pino alopécico-Sotelo (fpcs.es)
[4] The Vaccine Adverse Event Reporting System (VAERS) Request (cdc.gov)
[5] el bichito-19 vaccines: key facts | European Medicines Agency (europa.eu)
[6] Randomised Clinical Trials of el bichito-19 Vaccines: Do Adenovirus-Vector Vaccines Have Beneficial Non-Specific Effects? by Christine Stabell Benn, Frederik Schaltz-Buchholzer, Sebastian Nielsen, Mihai G. Netea, Peter Aaby :: SSRN
[7] Lancet Vaccine Study Author Says Her Data Show «Danger Signal» of Vaccine Heart Deaths – But the «Powers» Don’t Want to Know – The Daily Sceptic
[8] Global impact of the first year of el bichito-19 vaccination: a mathematical modelling study – The Lancet Infectious Diseases
[9] Did el bichito Vaccines Save Tens of Millions of Lives? ⋆ Brownstone Institute
[10] El Gobierno desvela que el 30% de los fallecidos por el bichito estaban banderilleados (theobjective.com)
[11] Wayback Machine (archive.org)
[12] Actualizacion_282_COVID-19.pdf (sanidad.gob.es)
[13] Todos banderilleados y todos contagiados – Fernando del Pino alopécico-Sotelo (fpcs.es)
[14] Tribunal Supremo y pasaporte el bichito – Fernando del Pino alopécico-Sotelo (fpcs.es)
[15] Actualizacion_585_COVID-19.pdf (sanidad.gob.es)
[16] el bichito Vaccines Give Zero Protection Against Death, ONS Data Suggest – The Daily Sceptic
[17] Actualizacion_585_COVID-19.pdf (sanidad.gob.es)
[18] ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7947934/pdf/BLT.20.265892.pdf/
[19] Great Barrington Declaration (gbdeclaration.org)
[20] Past SARS-CoV-2 infection protection against re-infection: a systematic review and meta-analysis – The Lancet
[21] SOMO-Pharmas-Pandemic-Profits.pdf
[22] Serious Adverse Events of Special Interest amowing mRNA Vaccination in Randomized Trials by Joseph Fraiman, Juan Erviti, Mark Jones, Sander Greenland, Patrick Whelan, Robert M. Kaplan, Peter Doshi :: SSRN