La esa época en el 2020 de la que yo le hablo ha traído las grandes tragedias (la de tu amigo es una) y las pequeñas tragedias (la tuya).
Hay más frutadas que no tener para comer, que es la frutada máxima, si quieres. Están las pequeñas: no poder vivr tu vida, no poder tener hijos, no poder cambiarte de casa, etc. Cosas que tenías previstas o estaban en el camino de tu vida y toda esta perversos farsa se han llevado por delante.
Tengo un buen trabajo, dos hijos ya mayores y 58 tacos. No debo nada. Una situación idílica, siendo ya viejo, trabajar unos años más, en el momento que pueda me jubilo, con los ahorros me compro un pisito en la playa y me voy con mi mujer al solete a vivir, a pescar a pasear por la playa y a tocarme los narices que llevo remando desde los 17 años ininterrumpidamente y ya vale.
Bueno, pues todo se ha ido al carajo. Varios meses de ERTE que no he cobrado, hemos vuelto a medio gas, la facturación de la compañía ha caído un 26% y si no sucede un milagro (que va a ser que no) ya veremos si sobrevivimos al año próximo. Es decir que tengo como un 90% de probabilidad de quedarme sin trabajo a los 59 tacos, paro, subsidio, caída espectacular de las pensiones... todo lo que va a venir.
¿Puedo comer? De momento sí, y si tengo que volver a trabajar de cocinero para poder comer lo haré sin dudarlo. Pero que nos han dolido a todos también te digo que es verdad.
La gente no solo come y alquila un piso. La gente tenemos proyectos, pensamos qué hacer de nuestras vidas y esto, mal que bien, ha sido posible hasta hora, pero ya no lo es. Hacerse un plan de carrera profesional, o de vida es absurdo, porque sale un tio en la TV, dice que te quedas 4 meses en tu casa sin salir mientras ves como el mundo se desmonta alrededor de ti y no te quedan más narices que tragártelo mientras, para colmo, ves a un montón de iluso aplaudiendo en la ventana de al lado porque les están salvando la vida.
¿Qué vida, idiotas?