La depresión es una enfermedad del primer mundo, por mucho que nos parezca contraintuitivo. A quien no le queda más narices que pelear día a día para ganarse el pan, alimentar a sus hijos, etc, no le queda mucho espacio para la depresión
El funcionariado es un sitio perfecto para servir de caldo de cultivo. Falta de motivación, de interés, ni tu estatus ni tu trabajo depende de la calidad con la que lo hagas. Haciendo además siempre lo mismo durante décadas, las horas pueden terminar siendo interminables.
Y lo peor es que eso genera un ambiente muy tóxico. Yo en mi entorno alucino cuando veo a los funcionarios con quejas continuas, siempre despotricando de todo lo laboral. Para mi se retroalimentan entre ellos.
Si encima lo sumas a la facilidad para poder pedirse bajas (que una empresa privada no soportaría, o al menos hasta esos niveles), pues ya tienes todos los elementos.
Pasamos muchas horas en el trabajo, y seguramente el mayor horror que se pueda imaginar es hacer un trabajo que no te gusta, sin presión alguna, en un ambiente tóxico. Es tener todas las papeletas para que un día haga click algo ahí dentro...