Hola amigo. Yo ando un poco como tu aunque mi historia es distinta puedo decirte que estas en lo cierto y que cuando la cosa no va bien en el colegio o institut9 esto pasa factura de mayor. Lo malo esque no te das cuenta hasta que ya es demasiado tarde, y por experiencia te digo que cles casi imposible de cambiar, es ckmo si nos quedaramos con la programacion metida en la cabeza, es tu personalidad y es muy jodida de hakear y cambiar. Yo estoy en ello y no se si podre aunque he mejorado algo.
En mi caso fue por bulling en el instituto al final te conviertes en un hez y acabas siendo un hez de adulto. Mi familia paso del tema iba a clase echo una hez siempre con los mismos chandals y despeinado y mi familia psaba olimpicamente de todo, aunque ellos no me maltrataron pero digamos que se centraron demasiado en ep trabajo y poco en lo que me pasara. Ni siquiera se plantearon cambiarme de centro
Me pasa exactamente lo mismo que cuentas! superaste esa especie de autismo social?
Sí, se puede salir.
Tampoco le presto mucha atención al hecho de que mi padre también me daba unas palizas importantes hasta que tuve 15 años y le planté cara. ¿Esto podría afectar la conducta de un niño? Teóricamente sí, pero los de mi edad somos la última generación que recibía impunemente golpes de sus padres y todos lo tomábamos con total naturalidad, los marginados, los exitosos, los abusones, los abusados, los empollones, los negaos, los chistosos, los serio,...todos hemos pillado cacho por nuestros padres, así que salvo los que han perdido un ojo creo que no es excusa para justificar nuestros fracasos por nuestros padres.
En cuanto a mi marginación me duró 4 años hasta que conseguí entrar en un grupo de colegas, que me abrió puerta a mi actual grupo de amigos. Aparte de otros grupos de colegas que tengo del trabajo.
Cuando llegué a ese grupo de colegas se notaba que yo acarreaba unas taras importantes. En casa rehuía de la conversación con mis padres, en el colegio nadie me hablaba... así que durante años prácticamente las únicas conversaciones de más de 2 frases que tenía era cuando el profesor me sacaba a la pizarra. Y 1 tutoría al año, hablar más de 5 minutos con el profesor era el momento social más importante del año para mí.
Pues así acabé en ese grupo de colegas que parecía Sheldon Cooper. Un tío gracioso pero debido a mí total ausencia de contacto social durante casi un lustro hacia cosas raras. No captaba las ironías, entraba al trapo en todas las bromas que me hacían, y aún diciéndome que eran bromas yo seguía al trapo. No sabía mirar a los ojos mientras hablaba con alguien, miraba al suelo o a un lado, cosa que me hacía parecer un poco loco. Me metía en medio de conversaciones interesantes y las cortaba en seco para contar una tontería que solo me interesaba a mi. Vestía fatal, siempre el mismo chándal y camisetas...
¿Tú sabes lo que es pasar por 4 grupos de colegas distintos y que en todos te llamen "el loco"? Me costó años aprender a actuar como una persona normal, aprender los patrones sociales que durante mi época de marginación no había vivido y conseguir no hacer sentir incómoda a la gente a mi alrededor.
Esto de haber estado años sin practicar habilidades sociales deja una huella profunda. Es algo así como si tienes un amigo que apesta porque no se asea nunca. Te puede caer bien, pero lo pasas mal cuando hablas con el porque le apesta el aliento. Puedes llamarle para echarte unas risas o un partido de fútbol, pero si vas a quedar con un grupo de chicas no le llamarás para que no te aguante el plan.
Yo al menos en la parte de higiene iba bien, pero en mi marginación adquirí unos patrones de conducta a los que no le di importancia pero que podían resultar algo molestos para los demás. Cuando intentaba hacer amistades no era consciente de ello y me pasaba factura. No hablo de que tengas que perder tu originalidad y venderte a las modas, sino adaptar conductas. Por ejemplo, actuar como un pimpollo, mucha gente actúa como un pimpollo de forma natural sin darse cuenta, pero si supieran que están haciendo el pimpollo querrán cambiar, a poca gente le gusta ser un auténtico pimpollo.