Matemáticas de género

catleya

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Matemáticas de género

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Fernando Díaz Villanueva / Theodore P. Hill*

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La inteligencia humana es uno de los grandes misterios cuyos secretos la ciencia no ha conseguido desvelar del todo. No es ya llegar a una definición satisfactoria de la inteligencia misma, sino como gradarla. Sabemos que estamos ante alguien inteligente, pero muchas veces no podemos explicar bien por qué, ya que la inteligencia es un conjunto de rasgos no precisamente fáciles de categorizar, cuantificar y cualificar.

Lo que si se ha observado es que entre los hombres hay más variabilidad que entre las mujeres, es decir, que hay más idiotas y más genios. A este fenómeno los científicos han dado en llamarlo Gran Hipótesis de la Variabilidad Masculina. No es algo nuevo. Charles Darwin ya lo observó en sus estudios del mundo natural hace más de un siglo. El padre de la teoría evolucionista apreció que hay más variabilidad en un sinnúmero de especie tan dispares entre sí como los pavos, los salmones, las avispas o los primates.

Los varones están sobre representados en los extremos de la tabla cuando se categorizan variables como la inteligencia, el peso al nacer o en pruebas de aptitud como la lectura o las matemáticas

En nuestra especie también se da esa peculiaridad. Los varones están sobre representados en los extremos de la tabla cuando se categorizan variables como la inteligencia, el peso al nacer o en pruebas de aptitud como la lectura o las matemáticas. Eso llevado al mundo real se traduce en que hay más premios Nobel entre los varones, pero también más asesinos.

Los datos están ahí para quien quiera echarles un vistazo. Desde que empezase a entregarse el premio Nobel allá por 1901 se han concedido un total de 896 galardones. Sólo 49 los han ganado mujeres, un 5,4%. De esos 49, 31 correspondieron a las categorías de Literatura, Paz y Economía, que son los Nobel más políticos, menos atados a méritos concretos fácilmente objetivables como la química, la física o la medicina.

Podríamos pensar que esta diferencia tan grande se debe a que las mujeres no han tenido acceso a la educación superior. Pero esto no es todo cierto, al menos desde la segunda mitad del siglo XX en los países del primer mundo, que son lo que copan el 98% de los Nobel concedidos desde su fundación.

Una relación similar encontramos en la población reclusa. En 2017 había en España 58.814 personas encarceladas, de las cuales 54.449 eran hombres y 4.365 mujeres, es decir, el 8%. Porcentajes similares encontramos en otros países como Estados Unidos, Alemania o Francia.

Hasta aquí todo correcto. Todos sabemos que hay más presos que presas y que los ganadores de premios Nobel suelen ser hombres. Lo que los científicos se preguntan es por qué. Theodore Hill, un prestigioso matemático estadounidense del Instituto Tecnológico de Georgia, se puso hace un tiempo a investigar este tema. Junto a Sergei Tabachnikov, profesor de Matemáticas de la Universidad del Estado de Pensilvania, presentó un argumento matemático basado en principios biológicos y evolutivos para explicarlo.

Hecho esto Hill y Tabachnikov pensaron en publicar sus conclusiones con un paper científico en la revista Mathematical Intelligencer dentro de una sección llamada “Punto de vista”, en la que suelen abordarse temas controvertidos y abiertos al debate. El manuscrito fue sometido a varias revisiones y finalmente aceptado para su publicación en abril de 2017.

Una asociación de la Universidad de Pensilvania llamada Women in Mathematics montó un tercer grado a Tabachnikov acusándole de apoyar “un conjunto de ideas muy controvertido y potencialmente sexista”

Todo perfectamente normal, así es como funciona el trabajo académico y las publicaciones científicas. Tan seguros estaban que Tabachnikov se permitió incluso difundir un avance en su sitio web para que sirviese de cebo a la espera de que la revista lo llevase en la edición antes de final de año.

Ahí comenzó el drama. Una asociación de la Universidad de Pensilvania llamada Women in Mathematics montó un tercer grado a Tabachnikov acusándole de apoyar “un conjunto de ideas muy controvertido y potencialmente sexista”. A partir de aquí el asunto enloqueció. Empezaron a volar los correos electrónicos y las denuncias. Como guinda, la National Science Foundation (NSF) solicitó a los autores que su nombre fuese eliminado de inmediato del apartado de agradecimientos.

Al parecer la presidenta de Women in Mathematics había escrito una carta a NSF acusando a los autores de “promover ideas pseudocientíficas”. Ese mismo día la editora jefe de Mathematical Intelligencer, Marjorie Wikler Senechal, les comunicaba que rechazaba el artículo a pesar de haberlo aceptado para su publicación tras cumplimentar todos los trámites un año y medio antes. La razón que dio a los autores era que le habían advertido varios colegas que la publicación “provocaría reacciones extremadamente fuertes“.

Un asunto académico entre matemáticos terminó en una campaña en Facebook contra los autores del paper

A cambio les propuso participar en una mesa redonda para debatir sobre el tema, pero ni eso al final pudo ser porque la caza de brujas hacia Hill y Tabachnikov elevó tanto la temperatura que un asunto académico entre matemáticos terminó en una campaña en Facebook contra los autores del paper. Algo simplemente inaudito en el aséptico y ordenado mundo de las matemáticas.

Hill, ya retirado y sin miedo a quedarse desempleado, publicó el artículo de marras el pasado 28 de agosto. Sólo lo firma él, Tabachnikov se ha caído de la autoría por razones que son fáciles de entender. El paper, alojado como un PDF en el Archivo de Matemáticas Online está disponible AQUI. Juzgue el lector si es digno de semejante persecución.

Una abracadabrante historia como esta, que de por sí merecería un reportaje en televisión, ha pasado desapercibida. No es la primera, no será la última, es simplemente una más. La academia en Estados Unidos hoy tiene que lidiar con esto. Los investigadores agachan la cabeza y continúan su camino confiando en que la turba no se fije en ellos.

La corrección política, que ya ha hecho estragos en el periodismo y los estudios de humanidades, se está adueñando de áreas donde, más que opinar, se exponen tesis científicas debidamente fundamentadas. El estudio de Hill y Tabachnikov, en el que no entro porque carezco de los conocimientos matemáticos para entenderlo, no pretende ser una verdad absoluta. Es una simple hipótesis científica expuesta respetando escrupulosamente la metodología que le es propia a la ciencia. No hay nada censurable, si sus conclusiones no son ciertas la comunidad matemática puede falsarlas empleando la misma vía.

Pero no ha sucedido eso. Se ha politizado un asunto porque simplemente no gustó a dos profesoras cuando leyeron un avance de un artículo que aún no se había hecho público. En lugar de esperar y luego rebatirlo han empleado tácticas matoniles y de puro agit-prop, como amenazar veladamente a la NSF (entidad muy generosa con las becas a la investigación) y a la revista Mathematical Intelligencer.

Han convertido, en definitiva, en político algo que no lo era. No han podido evitar su publicación porque Internet es muy grande. De hecho ahora se leerá mucho más de lo que lo hubiese hecho en un simple journal para matemáticos, pero el aviso está ahí.

Antes de meterse en camisas de once varas los que vengan detrás de Hill saben a lo que se exponen. Saben de antemano que hay ‘no-go zones‘ en la ciencia, áreas enteras que están vedadas y en las que uno sólo puede aventurarse por su propia cuenta y riesgo. Hill es ya un profesor emérito de 75 años con la jubilación resuelta. Tabachnikov, un matemático ruso emigrado a Estados Unidos, es más joven y todavía depende de la universidad para poder pagar las facturas. Esta y no otra es la advertencia. El que cuestione los dogmas se verá en problemas primero y luego con la fin profesional y civil.

No tratan ya de jibarizar el debate, sino directamente de eliminarlo. Lo han conseguido en el ámbito mediático, donde la disidencia se paga muy cara. Están ahora con el académico. Cuando la intimidación y la censura provienen de las mismas instituciones que deben alentar la investigación y el debate es que algo muy importante está muriendo.

El nuevo totalitarismo: Activistas académicos censuran un documento científico ya publicado

Theodore P. Hill*

Este es el artículo donde el profesor Hill expone con detalle todo lo ocurrido y como se impone el totalitarismo en los medios académicos.

En el área altamente controvertida de la inteligencia humana, la 'Hipótesis de Variabilidad Masculina' (GMVH) afirma que hay más idiotas y más genios entre los hombres que entre las mujeres. La investigación de Darwin sobre la evolución en el siglo XIX encontró que, aunque hay muchas excepciones para rasgos y especies específicos, generalmente hay más variabilidad en los machos que en las hembras de la misma especie en todo el reino animal.

La evidencia de esta hipótesis es bastante robusta y se ha informado en especies que van desde víboras y salmón rojo a avispas y orangutanes, así como a humanos. Múltiples estudios han encontrado que los varones y los hombres están sobrerrepresentados tanto en el extremo alto como en el bajo de las distribuciones en categorías que van desde el peso al nacer y las estructuras cerebrales hasta las puntuaciones de las pruebas de lectura y matemáticas. Hay significativamente más hombres que mujeres, por ejemplo, entre premios Nobel, compositores de música y campeones de ajedrez, y también entre personas sin hogar, víctimas de suicidio y reclusos federales.

Darwin también planteó la cuestión de por qué los machos en muchas especies podrían haber evolucionado para ser más variables que las hembras, y cuando supe que la respuesta a su pregunta seguía siendo esquiva, me puse a buscar una explicación científica. Mi objetivo no era probar o refutar que la hipótesis se aplica a la inteligencia humana o a cualquier otro rasgo o especie específica, sino simplemente descubrir una razón lógica que podría ayudar a explicar cómo las diferencias de género en la variabilidad podrían surgir naturalmente en la misma especie.

Presenté un argumento matemático intuitivo simple basado en principios biológicos y evolutivos y solicité a Sergei Tabachnikov, profesor de Matemáticas en la Universidad Estatal de Pensilvania, para ayudarme a desarrollar el modelo. Cuando publiqué una preimpresión en los archivos de acceso abierto de matemáticas en mayo del año pasado, un investigador de variabilidad de la Universidad de Durham en el Reino Unido se puso en contacto por correo electrónico. Describió nuestro documento conjunto como "un excelente resumen de la investigación hasta la fecha en este campo", y agregó que "sin duda sustenta mi trabajo anterior sobre impulsividad, agresión y teoría evolutiva general y es agradable ver un modelo teórico real sobre la discusión (que creo que la literatura, especialmente en educación, ha carecido hasta la fecha). Creo que esta es una buena aportación".

Hasta aquí todo bien.

Una vez que habíamos redactado nuestros hallazgos, Sergei y yo decidimos intentar publicarlos en el Mathematical Intelligencer , la sección 'Punto de vista' de la que específicamente se da la bienvenida a los artículos sobre temas polémicos. La redactora jefe del Intelligencer es Marjorie Senechal Wikler, profesora emérita de Matemáticas y de Historia de la Ciencia en el Smith College. A ella le gustaba nuestro borrador, y se declaró a sí misma libre de controversias. "En principio", le dijo a Sergei en un correo electrónico, "Estoy feliz de suscitar controversias y pocos temas generan más que este. Después de la refriega de Middlebury, en la que ninguno de los manifestantes había leído el libro que protestaban, podríamos hacer una contribución real insistiendo en que se escuchen todos los puntos de vista, y proporcionándoles enlaces".

El profesor Senechal sugirió que podríamos animar nuestro artículo mencionando al presidente de Harvard Larry Summers, quien fue defenestrado en 2005 por decir que el GMVH podría ser un factor que contribuye a la escasez de mujeres en los departamentos de física y matemáticas en las principales universidades. Con su guía editorial, nuestro trabajo fue sometido a varias revisiones adicionales hasta que, el 3 de abril de 2017, nuestro manuscrito fue oficialmente aceptado para su publicación. El documento fue escrito en India y revisado por un editor asistente que también es profesor de matemáticas en Kansas. Estaba programado para aparecer en el primer número de la revista internacional de 2018, con un reconocimiento de apoyo financiero a mi coautor de la National Science Foundation. Todo el procedimiento académico normal.

* * *

Casualmente, casi al mismo tiempo, la histeria sobre la paridad de género estalló en Silicon Valley. El mismo argumento antivavariable utilizado para justificar el despido del presidente Summers resurgió cuando el ingeniero de Google James Damore sugirió que varios factores biológicos innatos, incluidas las diferencias de género en la variabilidad, podrían ayudar a explicar las disparidades de género en los trabajos de alta tecnología de Silicon Valley. Por enviar un memo interno a ese efecto, él también fue despedido sumariamente .

Tan pronto como Sergei publicó una preimpresión de nuestro artículo aceptado en su sitio web, comenzamos a tener problemas. El 16 de agosto, un representante del capítulo Mujeres en Matemáticas (WIM) de su departamento en Penn State se puso en contacto con él para advertirle que el documento podría dañar las aspiraciones de las jóvenes impresionables. "Como una cuestión de principios", escribió, "apoyo a las personas que discuten temas polémicos abiertamente ... Al mismo tiempo, creo que es bueno estar al tanto de los efectos". Si bien obviamente pudo debatir los méritos de nuestro documento, le preocupaba que otros lectores, presumiblemente menos sofisticados, "vean a alguien que ejerce la autoridad de las matemáticas para apoyar un conjunto de ideas muy controvertido y potencialmente sexista ..."

Unos días más tarde, ella nuevamente contactó a Sergei en nombre de WIM y lo invitó a asistir a un almuerzo que había sido organizado para una "discusión franca y abierta" sobre nuestro trabajo. Se le permitirían 15 minutos para describir y explicar nuestros resultados, y esta breve presentación sería seguida de lecturas de declaraciones preparadas por miembros de WIM y luego una discusión abierta. "Prometemos ser amistosos", anunció, "pero debe saber de antemano que muchos (¿la mayoría?) de nosotros tenemos fuertes desacuerdos con lo que hizo".

El 4 de septiembre, Sergei me envió un correo electrónico cansado. "El escándalo en nuestro departamento", escribió, "no muestra signos de retroceso". En una reunión de la facultad la semana anterior, el Jefe del Departamento explicó que a veces valores como la libertad académica y la libertad de expresión entran en conflicto con otros valores con los que Penn State estaba comprometido. Una colega había instruido a Sergei que tenía que admitir y combatir el prejuicio, y agregó que la creencia de que "las mujeres tienen una menor probabilidad de tener éxito en matemáticas en el extremo superior es parcialidad". Sergei dijo que había pasado "horas interminables" hablando a las personas que explicaron que el documento era "malo y dañino" y trataron de convencerlo de "retirar mi nombre para restablecer la paz en el departamento y evitar perder el capital político que aún pueda tener". De forma siniestra, "algunos establecían analogías con el racismo científico. Tengo miedo”.

Al día siguiente, escribí a los tres organizadores del almuerzo de WIM y les ofrecí abordar cualquier preocupación concreta que pudieran tener con nuestra lógica o conclusiones o cualquier otro contenido. Expliqué que, dado que yo era el autor principal del artículo, no era justo que se esperara que mi colega se tomara todas las molestias por nuestros hallazgos. Agregué que todavía sería posible revisar nuestro artículo antes de su publicación. Nunca recibí una respuesta.

En cambio, el 8 de septiembre, Sergei y yo fuimos emboscados por dos acontecimientos inesperados.

Primero, la National Science Foundation le escribió a Sergei solicitando que el reconocimiento de los fondos de NSF sea eliminado de nuestro documento con efecto inmediato. Estaba asombrado. Nunca antes había escuchado que la NSF solicitara la eliminación del reconocimiento de fondos por cualquier motivo. Por el contrario, generalmente están encantados de tener un reconocimiento público de su apoyo a la ciencia.

El motivo aparente de esta solicitud fue que nuestro documento no estaba relacionado con la propuesta financiada por Sergei. Sin embargo, una solicitud de Libertad de Información reveló posteriormente que la administradora de Penn State WIM, Diane Henderson ("Profesora y Presidenta del Comité de Clima y Diversidad") y Nate Brown ("Profesor y Director Asociado de Diversidad y Equidad") habían enviado en secreto una carta a la NSF esa misma mañana. "Nuestra preocupación", explicaron, "es que [este] documento parece promover ideas pseudocientíficas que son perjudiciales para el avance de las mujeres en la ciencia, y en desacuerdo con los valores de la NSF." Sin darse cuenta de esto en el momento, y ansiosos por errar del lado del compromiso, Sergei y yo acordamos eliminar el acuse de recibo según lo solicitado. Al menos, pensamos, el documento todavía estaba en camino de ser publicado.

Pero ese mismo día, la directora en jefe de Mathematical Intelligencer , Marjorie Senechal, nos notificó que, con "profundo pesar", estaba rescindiendo su aceptación previa de nuestro documento. "Varios colegas", escribió, le habían advertido que la publicación provocaría "reacciones extremadamente fuertes" y que existía "una posibilidad muy real de que los medios de comunicación de derechas pudieran entender esto y exagerarlo internacionalmente". Por segunda vez en un día me quedé estupefacto. Los matemáticos que trabajan normalmente están encantados si hasta cinco personas en el mundo leen nuestro último artículo. ¿Alguna facción progresista estaba preocupada de que un argumento lógico bastante directo sobre la variabilidad masculina pudiera alentar a la prensa conservadora a leer y citar un artículo de ciencia?

En mis 40 años de publicación de trabajos de investigación, nunca había escuchado sobre el rechazo de un documento ya aceptado. Y entonces le envié un correo electrónico a la Profesora Senechal. Ella respondió que no había recibido críticas por motivos científicos y que su decisión de rescindir se basaba por completo en la reacción que temía que provocaría nuestro artículo. A modo de explicación adicional, Senechal incluso comparó nuestro artículo con las estatuas confederadas que recientemente habían sido retiradas del césped del tribunal en Lexington, Kentucky. A fin de establecer nuestros argumentos en un contexto más responsable, ella propuso en cambio que Sergei y yo participáramos en una discusión de "Mesa Redonda" sobre nuestro argumento de hipótesis, cuyos procedimientos el Intelligencer publicaría en lugar de nuestro papel. Su decisión, nos enteramos, disfrutó de la aprobación de Springer, uno de los principales editores de libros y revistas científicas del mundo. Un director editorial de Springer Mathematics me pidió disculpas dos veces en persona, pero no hizo nada para revertir la decisión o para apoyarnos en ese momento.

Entonces, ¿qué demonios había pasado en el Intelligencer? Desconocido para nosotros, Amie Wilkinson, profesora senior de matemáticas de la Universidad de Chicago, se había dado cuenta de nuestro trabajo y había escrito en la revista para quejarse. Se produjo un vaivén. Wilkinson luego contó con el apoyo de su padre, un psicómetra y estadístico, que escribió al Intelligencer a petición de su hija para expresar sus dudas, incluyendo su creencia de que "[este] su artículo simplifica demasiado las cuestiones hasta el punto de la vergüenza". Invitado por la Profesora Senechal a participar en la discusión propuesta de la Mesa Redonda, declinó, admitiendo a Senechal que "Otros son más expertos en esto que él". Descubrimos todo esto después de que él le dio permiso a Senechal para enviar su carta, revelando inadvertidamente la participación de Wilkinson en el proceso (una indiscreción de la que su hija más tarde-incorrectamente-culparía al Intelligencer ).

Escribí amables correos electrónicos directamente a Wilkinson y a su padre, y les expliqué que planeaba revisar el documento para volver a enviarlo a otra parte y pedirles sus críticas o sugerencias. (También envié una refutación punto por punto más enérgica a su padre.) Ninguno respondió. En cambio, incluso mucho después de que Intelligencer rescindió la aceptación del trabajo, Wilkinson continuó criticando tanto a la revista como a su editor en jefe en las redes sociales, incitando a sus amigos de Facebook a alegar erróneamente que un artículo completamente diferente (y más polémico) había sido aceptado.

En este punto, enfrentado a represalias que amenazan la carrera de sus propios colegas departamentales y el comité de diversidad en Penn State, así como el descontento de la NSF, Sergei y su colega que habían hecho simulaciones por computadora para nosotros retiraron sus nombres de la investigación. Afortunadamente para mí, ahora estoy retirado y bastante menos intimidado, uno de los beneficios de ser un veterano de combate de Vietnam y ex Guardabosque del Ejército de EE. UU., supongo. Entonces, continué revisando el documento, y finalmente lo publiqué en los archivos de matemáticas en línea .

* * *

El 13 de octubre, apareció un salvavidas. Igor Rivin, un editor de la revista de investigación en l red ampliamente respetada, el New York Journal of Mathematics , se puso en contacto conmigo. Se enteró del artículo de mi antiguo coautor, leyó la versión archivada y me preguntó si me gustaría enviar un borrador revisado para su publicación. Rivin dijo que Mark Steinberger, editor en jefe de NYJM , también fue muy positivo y que confiaban en que el documento podría ser evaluado con bastante rapidez. Presenté debidamente un nuevo borrador (esta vez como único autor) y, después de un informe de árbitros muy positivo y un puñado de revisiones supervisadas, Steinberger escribió para confirmar la publicación el 6 de noviembre de 2017. Aliviado de que la prueba finalmente hubiera terminado, reenvié el enlace a colegas interesados.

Tres días después, sin embargo, el artículo había desaparecido. Y unos días después, apareció un artículo completamente diferente de diferentes autores en la misma página del mismo volumen ( NYJM Volumen 23, p 1641+) donde el mío había estado. Al final resultó que, Amie Wilkinson está casada con Benson Farb, un miembro del Consejo editorial de la NYJM. Al descubrir que la revista había publicado mi trabajo, el profesor Farb había enviado un furioso correo electrónico a Steinberger en el que exigía que se eliminara de inmediato. "Rivin", se quejó, "es bien conocido como persona con puntos de vista extremistas a la que le gusta pelear con la gente a través de declaraciones incendiarias". El "suegro" de Farb ... un estadístico famoso ", continuó, ya había "pinchado" muchos agujeros en el ridículo papel. "Mi trabajo estaba "políticamente cargado" y era "pseudociencia" y "una porquería" y, al alentar a la NYJM a aceptarlo, Rivin había "violado [...] un deber científico con fines puramente políticos. "

Sin saber nada de esto, le escribí a Steinberger el 14 de noviembre para averiguar qué había pasado. Señalé que si la eliminación fuera permanente, me dejaría en una posición imposible. No podría volver a publicar en otro sitio porque no podría firmar un formulario de derechos de autor declarando que no se había publicado en otro lugar. Steinberger respondió más tarde ese día. La mitad de su junta, explicó infelizmente, le había dicho que a menos que retirara el artículo, todos renunciarían y "acosarían al diario" que había fundado 25 años antes "hasta que muriera". Ante la pérdida de su propio legado científico, él había capitulado. "Una publicación en un diario muerto", ofreció, "no lo ayudaría".

* * *

Los colegas con los que hablé estaban horrorizados. Ninguno de ellos había oído hablar de un periódico desaparecido en ningún campo después de la publicación formal. ¿Rechazado antes de la publicación? Por supuesto. ¿Retractado? Sí, pero solo después de una investigación, cuyos resultados se harían públicos a modo de explicación. ¿Pero simplemente desaparecido ? Nunca. Si un artículo formalmente aprobado y publicado puede ser borrado del registro científico y reemplazado por un artículo completamente diferente, sin ninguna discusión con el autor o ningún anuncio en la revista, ¿qué significará esto para el futuro de las publicaciones electrónicas?

Mientras tanto, el profesor Wilkinson había ampliado su campaña de medios sociales contra el Intelligencer para incluir ataques contra el NYJM y su equipo editorial. Recientemente, en abril de este año, ella estaba amenazando a los amigos de Facebook con "dejar de ser amigos" a menos que cortaran los vínculos de las redes sociales con Rivin.

A principios de febrero, un amigo y colega sugirió que escribiera directamente al presidente de la Universidad de Chicago, Robert Zimmer, para quejarse de la conducta de Farb y Wilkinson, ambos profesores de la Universidad de Chicago. Octubre del año anterior, el colaborador del New York Times el columnista Bret Stephens había a llamado Zimmer “mejor presidente de la Universidad de los Estados Unidos.” La semana después de escribir a Zimmer, el Wall Street Journal describía a la Chicago como "The Free-Speech University", basada en el compromiso de su presidente con los principios de la libre investigación y expresión. Además, el profesor Zimmer es un matemático del mismo departamento e incluso del mismo subcampo que Farb y Wilkinson, el equipo de marido y mujer que había suprimido con éxito mi investigación de hipótesis de variabilidad y pisoteado los principios de la libertad académica. ¿Recibiría una audiencia comprensiva allí?

Y entonces escribí directamente al profesor Zimmer, de matemático a matemático, detallando cinco acusaciones concretas contra sus dos colegas. Cuando finalmente recibí una respuesta formal a finales de abril, fue una carta oficial algo escueta del vicerrector informándome que una investigación no había encontrado evidencia de "fraude académico" y que, en consecuencia, "los cargos fueron desestimados". Pero no había hecho ninguna acusación de fraude académico. Dije que una conducta "no profesional, incomprensible y poco ética perjudicaba mi reputación profesional y la reputación de la Universidad de Chicago".

Cuando apelé la decisión ante el presidente, recibí una segunda carta oficial del vicerrector, en la que sostenía que Farb y Wilkinson habían "ejercido su libertad académica para defenderse de la publicación de documentos" y que su comportamiento no había ha sido "poco ético o poco profesional". Una conclusión razonable es que yo fui el que interfirió en su libertad académica y no al revés. Mi pelea, concluyó el vice-preboste, fue con los editores en jefe que habían aceptado mi artículo, decisiones de las que la Universidad de Chicago no era responsable. En la Free Speech University, resulta que hablar es barato.

* * *

A lo largo de los años, indudablemente hubo un sesgo y una discriminación considerables contra las mujeres en las áreas de matemáticas y técnica. Lamentablemente, algo de eso aún persiste, a pesar de que muchos de nosotros hemos tratado de ayudar a cambiar el rumbo. Mis propios esfuerzos han incluido la tutoría de estudiantes universitarias, la graduación de estudiantes de doctorado y el apoyo a directivas de contratación de decanos y presidentes departamentales para buscar y dar consideración especial a las candidatas. Fui invitado a servir en dos paneles de diversidad de género y raza de la Fundación Nacional de Ciencia en Washington.

Lo que quiere decir que entiendo la importancia de las causas que los activistas de la igualdad de oportunidades y los académicos progresistas están defendiendo. Pero no se puede permitir que la búsqueda de mayor equidad e igualdad interfiera en el estudio académico desapasionado. No importa cuán inoportunas sean las implicaciones de un argumento lógico, se debe permitir que permanezca o caiga sobre sus méritos, no por conveniencia o utilidad política. Primero Harvard, luego Google, y ahora los editores en jefe de dos prestigiosas revistas científicas, la National Science Foundation, y la editorial internacional Springer se han rendido a las demandas de la izquierda académica radical para reprimir una idea controvertida. ¿Quién será el próximo y por qué se persigue la transgresión? El acoso y la censura ahora deben describirse nuevamente como "defensa" y "libertad académica".

Los educadores deben practicar lo que predicamos y predicar con el ejemplo. De esta manera, podemos ayudar a fomentar la curiosidad intelectual y el descubrimiento de nuevos razonamientos tan convincentes que hace que incluso los más escépticos cambien de opinión. Pero esto necesariamente requiere que rechacemos la censura y nos abra a la discusión civil de temas delicados como las diferencias de género y la hipótesis de la variabilidad. En 2015, el Comité para la Libertad de Expresión de la Universidad de Chicago resumió la importancia de este principio de manera hermosa en un informe encargado por nada menos que el profesor Robert Zimmer.

En una palabra, el compromiso fundamental de la Universidad es el principio de que el debate o la deliberación no pueden ser reprimidos porque algunas o incluso la mayoría de los miembros de la comunidad universitaria piensan que las ideas son ofensivas, imprudentes, inmorales o equivocadas.

*Ted Hill es Profesor Emérito de Matemáticas en Georgia Tech, y actualmente es investigador en la Universidad Estatal Politécnica de California. Sus memorias PUSHING LIMITS: De West Point a Berkeley and Beyond fue recientemente publicado conjuntamente por la American Mathematical Society y la Mathematical Association of America.
 
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