La super-estructura del imperio romano la controlaban gentes de igual carisma y 'educación' que las de hoy día. Pero como desconoces la historia en sus detalles más íntimos, puedes permitirte decir esas tonterías.Las masas cristianas derribaron la superestructura del imperio romano y el cristianismo es una religión de masas idiotizadas a las que se les ha prometido la salvación si persiguen ---y queman vivos--- a los infieles, herejes, demonios... Los estados convulsivos de las asambleas evangélicas se parecen bastante a las histerias de las masas enfervorecidas persiguiendo a los chivos expiatorios de plagas, desgracias, hambrunas, etc. Nadie menos apropiado para hablar de masas cretinizadas que un cristiano. En francés, cristiano ---chrétien--- y inane son sinónimos. Pero quizá De Prada no sabe francés.
Está bien. Tiene estilo. Pero para decir que el personal es estulto no haría falta tanta retórica, al menos a mi gusto. Y no me gusta insultar, pero la verdad tiene sus exigenciasUna amable lectora (una de las tres o cuatro que todavía me soportan) me pide que le explique el significado de ‘masas cretinizadas’, una expresión que suelo emplear en mis artículos. Con mucho gusto satisfago su curiosidad.
Una de las sentencias más queridas por los demagogos de cualquier época (también en esta fase democrática de la Historia, en donde sin embargo Dios ya no pinta nada) es aquella que reza «Vox populi, vox Dei». Pero lo cierto es que las multitudes amontonadas suelen proferir cosas muy poco divinas, como ya se probó en el pretorio de Jerusalén, en tiempos de Poncio Pilatos. Puestos a identificar la voz humana con la voz divina, en el Evangelio de San Mateo encontramos una frase mucho menos pretenciosa: «Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos». Sospecho que en una reunión de doscientos o trescientos la presencia divina se hace algo más problemática; y no digamos si la multitud alcanza las decenas o los cientos de miles.
Allá donde se junta una masa excitada no sólo brilla por su ausencia la divinidad, sino también la más modesta humanidad. El mero hecho de pertenecer a una masa humana roba al hombre la conciencia de sí mismo (lo cretiniza); e, inevitablemente, lo arrastra hacia un territorio infrahumano donde lo personal no cuenta, donde no existen responsabilidad personal ni discernimiento de juicio, sino tan sólo una confusa enajenación más duradera y euforizante que la provocada por las drojas (y con una resaca mucho más llevadera). Además, esta enajenación de las masas suele ser contemplada de forma benévola, incluso entusiástica, por quienes detentan el poder, que pueden incluso alentar su práctica, siempre que la puedan aprovechar en beneficio propio (así se explica que hoy la mayor parte de las concentraciones multitudinarias tengan apoyo gubernativo e institucional).
Constituidas en comunidades, las personas muestran una gran capacidad de juicio y de discernimiento. Pero, agrupadas como una gente, esas mismas personas se conducen misteriosamente como si no poseyesen facultad racional ni gozasen de libre albedrío. drojadas por la misteriosa ponzoña que toda multitud excitada segrega, caen en un estado tal de enardecimiento y exacerbación de las sugestiones que no sólo dan crédito a cualquier disparate que sea propagado, sino que también estarán dispuestas a acatar cualquier exhortación u orden, por irracional o perversa que sea. Por supuesto, esa misteriosa ponzoña siempre es estimulada por un demagogo que conoce los resortes de la psicología de masas: antaño la estimulaban desde una tribuna o estrado; hoy lo hacen, mucho más asépticamente, desde los altavoces que suministran los medios de adoctrinamiento de masas, o desde las llamadas ‘redes sociales’.
Por supuesto, el delirio de la masa, cuando es suscitado por un disidente y en nombre de unos principios considerados subversivos, será condenado por quienes detentan el poder. En cambio, ese mismo delirio promovido por las gentes que detentan el poder (y en nombre de lo que se afirma como ortodoxia) será bendecido; y sus expresiones, convertidas en actos de ejemplaridad democrática. Pues los que mandan se valen del delirio de la masa para dos cosas: primero, para arrastrar a sus miembros a un estado infrapersonal de excitación pauloviana que los convierta en lacayos; segundo, para que su agenda ideológica sea percibida con gran complacencia por las masas, pues les brinda una ocasión propicia para embriagarse en su enajenación. Así, los designios sistémicos manejan a su antojo el subconsciente de las masas cretinizadas, que para entonces no son ya capaces de ejercitar su razón ni son dueñas de su voluntad.
La masa es el equivalente social del cáncer. El veneno que segrega despersonaliza a los individuos que la componen hasta tal punto que los incita a conducirse con orgullosa irracionalidad, incluso con violencia salvaje si la ocasión lo merece. En esta fase terminal –coronavírica– de la democracia, las técnicas para explotar la ansiedad de los hombres degradados en masa han alcanzado un grado de perfección único en la historia, merced sobre todo a los adelantos tecnológicos. Ahora todo el mundo se halla a merced de los demagogos, capaces de concentrar multitudes condicionadas por lecturas superficiales u obnubiladas por retóricas demagógicas que desintegran la conciencia personal de sus destinatarios, agrupándolos en un rebaño y alucinándolos con abundantes apelaciones emotivistas que son, por una parte, incitaciones al repruebo y, por otra, a la obediencia ciega.
A esto es a lo que llamamos ‘masas cretinizadas’.
Masas cretinizadas
Una amable lectora (una de las tres o cuatro que todavía me soportan) me pide que le explique el significado de ‘masas cretinizadas’, una expresión que suelo emplear en mis artículos. Con mucho gustowww.abc.es
Oye lowfour te has puesto ya la tercera banderilla?Al rellenito fanegas lamecirios en Torreciudad decidle que a ver si mueve un poco el trastero, que empieza a distorsionar la luz que pasa cerca suyo.
Que repelús, tú!
Hoyja, no es "el sistema".
Son lo sindividuos qu sólo son capaces de entender las cosas emotivamente, y com relaciónenre lso demás, sin entender hechos objetivos o razonamientos abstractos.
Yo dudo que esos seres tengan una existencia cognitiva muy por encima de un animal, por mucho que hablen y que usen relojes de pulsera.
Así que no es "el sistema", porque con esos seres, CUALQUIER SISTEMA podrá ser abusado contra sus integrantes si lo ocupan orates.
Como estamos viendo ahora.
No se si refería a eso con "el sistema".
El mero hecho de que haya estado abordando el tema del el bichito con valentía, inteligencia hasta sentido del humor, ya lo catapulta a años luz del vendidismo y mediocridad del resto . Que el ABC no haya prescindido de él a pesar de eso, aún sindo uno de los grandes, me resulta hasta sorprendente.Otro artículo brillante de don Juan Manuel, hoy es una rareza en Europa (fuera del Reino Unido) encontrar un artículo tan profundo y crítico de la histeria de masas que estamos viviendo. Me da un poco de esperanza que en por lo menos 1 medio masivo español haya un atisbo de debate.
El artículo de ayer en el Aibacé de Don Juan Manuel no tiene desperdicio. imprescindible. Un faro entre la niebla.
LICENCIA PARA CONTAGIAR.
Por Don Juan Manuel de Prada.
Disculpa, ¿en qué parte del Antiguo o Nuevo Testamente dices tu que Jesús o Dios envía al infierno a los que pretendemos valernos por nosotros mismos prescindiendo de los dogmas e influencia del Catolicismo Romano?.Cielo e infierno
El juez es el Señor. Yo no soy juez ni querría serlo (pienso que es un peso terrible, creo que el asumir ser juez es buena parte de la Cruz de Cristo). Con valerse por uno mismo me refería a actuar en contra de la voluntad de Dios, es decir, siguiendo los propios impulsos desordenados. Es una afirmación general. Mi comentario se centraba en que la convivencia armoniosa entre los que están con Dios y los que no lo están es imposible, que mientras no llegue el final estamos llamados a convivir, y que la "solución final" de Dios es separarnos en Cielo e infierno con un abismo infranqueable entre ambos, como se ve en la parábola del rico Epulón. No pretendía hablar sobre quién se iba a salvar y quien no porque eso no es cosa mia, y creo que en ningún momento he dicho nada concreto sobre quién se salvará (porque tampoco sé nada más que lo que enseña la Iglesia). Yo no tengo interés alguno en que nadie se condene, pero comprendo que no todo vale si se pretende vivir en verdadera armonía en la eternidad. Ojalá todos nos convirtamos, dejemos atrás el mal que llevemos con nosotros y nos salvemos.Disculpa, ¿en qué parte del Antiguo o Nuevo Testamente dices tu que Jesús o Dios envía al infierno a los que pretendemos valernos por nosotros mismos prescindiendo de los dogmas e influencia del Catolicismo Romano?.
¿Según tu sólo nos envía a los herejes o estaremos en compañía de los católicos practicantes que no habéis/han practicado lo suficiente?
Pero que sabrá ese petulante, si no adopta constantino el cristianismo el Imperio revienta antes de tiempo. Si no es por los monasterios NADA de ese imperio de dioses que tanto adora hubiera llegado hasta nuestros días. Otro petulante más.La super-estructura del imperio romano la controlaban gentes de igual carisma y 'educación' que las de hoy día. Pero como desconoces la historia en sus detalles más íntimos, puedes permitirte decir esas tonterías.
¿No nos hablas de la gran importancia que tenía la religión pagana en este imperio que añoras? ¿no nos dices que cualquier cargo público debía, al menos, ser sacerdote de uno de esos cultos paganos? debe ser que no tienes ni idea de lo que estás hablando, seguro. Pero sí que sabes que ese mismo imperio, llevaba a la gente 'incómoda' al circo para ser o bien devorada por fieras, o quemada, golpeada, acuchillada o cualquier otra barbaridad. Que bonito sistema el de ese 'imperio romano' ¡cuan civilizado!
Menos peliculitas y más libros.
Menos mal, gracias por la explicación porque cuando hablabas de "los que se quieren valer por sí mismos" que irán al infierno, por un momento pensé que podrías ser de los que esgrimen el miedo al infierno como vía favorita para hacer apostolado del Catolicismo Romano. Me alegra que lo hayas aclarado.El juez es el Señor. Yo no soy juez ni querría serlo (pienso que es un peso terrible, creo que el asumir ser juez es buena parte de la Cruz de Cristo). Con valerse por uno mismo me refería a actuar en contra de la voluntad de Dios, es decir, siguiendo los propios impulsos desordenados. Es una afirmación general. Mi comentario se centraba en que la convivencia armoniosa entre los que están con Dios y los que no lo están es imposible, que mientras no llegue el final estamos llamados a convivir, y que la "solución final" de Dios es separarnos en Cielo e infierno con un abismo infranqueable entre ambos, como se ve en la parábola del rico Epulón. No pretendía hablar sobre quién se iba a salvar y quien no porque eso no es cosa mia, y creo que en ningún momento he dicho nada concreto sobre quién se salvará (porque tampoco sé nada más que lo que enseña la Iglesia). Yo no tengo interés alguno en que nadie se condene, pero comprendo que no todo vale si se pretende vivir en verdadera armonía. Ojalá todos nos convirtamos, dejemos atrás el mal que llevemos con nosotros y nos salvemos.