¡Basta ya de imposiciones estéticas! María Pombo (que es influencer por venir de una familia forrada) lleva toda la vida sufriendo. Sus pastelitos de gloria rellenos de rico dulce de batata eran grandes, turgentes, desafiaban a la gravedad y provocaban miradas, halagos y locura en los hombres.
VEAN EL ANTES:
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Esta lacra la hacía muy infeliz. No todas las mujeres están hechas para que el mundo se incline reverencialmente ante sus apetitosas tetitas. De modo que se las ha quitado para ser una mujer más normal.
VEAN EL DESPUÉS:
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Pronto comprobaremos cómo han quedado sus ciruelitas japonesas de amarga piel y dulce jugo, pero habrá que esperar. Lo cierto es que María nos ha dado una lección de valentía y empoderamiento frente a las masas rendidas a lo normativo.