Si hace diez años, a un vallisoletano (o de cualquier ciudad similar) le hubieran dicho que en sus calles principales se liarían a machetazos como si nada, se hubiera reído como si le estuvieran contando el argumento de Demolition man o Juez Dredd. En pleno año 2024, sucesos de este tipo cada vez nos sorprenden menos, por lo usual. Y de momento, lo consideramos asuntos de pagapensiones entre ellos.
La pregunta que nos podemos ir haciendo, si tenemos coraje para ello, es ¿qué pasará, allá por 2030, viendo la espantosa evolución de este asunto?
Teniendo en cuenta que cada año se suma al equipo visitante más de medio millón (seguramente muchos más) de futuros pagapensiones altamente cualificados y de usos y costumbres plenamente civilizados. Por no hablar de los nosécuantos millones más imprescindibles para la supervivencia de esta nuestra decadente y terminal sociedad española, según nos cuentan nuestros gurús económicos, léase expertos del Banco de España.
Puede que, para ese 2030, noticias de este tipo nos parezcan como sacadas de la peli Mary Poppins, por lo inocentonas y de juego de niños. Como decíamos en tiempos, que Dios nos pille confesaos.