Es muy inteligente por su parte, la única alternativa que tenía era parapetarse en el rol de héroe quijotesco contra una turba de borregos que no merece ser salvada. ¿El futuro? Probablemente, con la cantidad de información podrida que debe tener sobre altos estamentos de este país, seguramente se dedicará a ir filtrando desde las sombras pruebas comprometedoras en el momendo que más daño pueda causar contra cada uno de sus rivales, y fuera del ojo público. Con el dinero que debe tener, puede dedicarse el resto de su vida a moscacojonear y filtrar videos y audios cuando le apetezca.
Total, al feminismo ya lo derrotó: su caso ha despertado muchísimas conciencias y cada vez menos gente comulga con las ruedas de molino de la farsa del fútbol femenino, que se mantendrá en sus ridículos niveles de audiencia.