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Agnos
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Carta de Luis del Olmo a Losantos... y a los obispos
Periodista Digital
Lunes, 24 de octubre 2005
Ha sido a primera hora de la mañana del lunes, en esa sección de
Protagonistas que se llama Correo sin Respuesta. La carta la firma Luis del
Olmo y es dura. Mucho más de lo que habitualmente suelen ser esas misivas
entre periodistas. En esta profesión, que se escuda en el perverso aforismo
de que "perro no come perro" y critica a todo el mundo menos a los miembros
relevantes de su propio colectivo, Del Olmo le dice a Losantos, entre otras
cosas, que sus mensajes pueden "convertir a los señores obispos en
sembradores del repruebo, en palmeros de peligrosas fantasías..."
Por su interés, reproducimos íntegro ese Correo sin respuesta":
Cualquier ciudadano tiene el derecho de estar en desacuerdo con que la
Universidad Autónoma de Madrid haya investido como doctor honoris causa al
veterano político y ex secretario general del PCE Santiago Carrillo.
Unos pueden estar en desacuerdo porque consideren que en Carrillo no se
dén los méritos necesarios que le hagan merecedor de esa alta distinción
académica; otros pueden opinar que en la biografía de Santiago Carrillo hay
historiadores que le atribuyen responsabilidad en la horrible matanza de
Paracuellos del Jarama, mientras que otros historiadores mantienen que fue
personalmente ajeno a aquella barbaridad; y, en fin, habrá quiénes digan que
Carrillo hizo una gran contribución a la Transición española hacia la
democracia y otros que mantengan que esa contribución fue poco relevante o
innecesaria...
Son asuntos de opinión que merecen, cualquiera de ellos, todos los
respetos. Lo que llama la atención, sin embargo, es que desde la cadena de
emisoras de la que es titular la Conferencia Episcopal Española (es decir:
los supuestos predicadores de la paz, el perdón y de la fraternidad entre
los seres humanos) se aproveche ese doctorado honoris causa para desenterrar
el hacha de la guerra civil, el tono cainita de las dos Españas, y la
crónica truculenta de unos sucesos de hace setenta años, por lo que todos
los españoles ya nos hemos perdonado y hemos decidido, ¿de común acuerdo?,
pasar página.
Predicar, como predicó el vocero radiofónico de los obispos, Federico
Jiménez Losantos, el pasado viernes, que --y son palabras textuales--
"ametrallar a niños de 14 años con sus padres, con sus abuelos... esas son
las hazañas de Santiago Carrillo"... es tan fuera de lugar que no hace más
que convertir a los señores obispos en sembradores del repruebo, en palmeros de
unas peligrosas fantasías quizá nostálgicos para ellos, y, a fin de cuentas,
en todo lo contrario de lo que es una labor de paz, de caridad y de
tolerancia.
No sabemos si con éso la COPE gana oyentes o anunciantes... pero lo que
pierden los obispos es dignidad.
Y, amigos, esta no es una defensa de Santiago Carrillo. Ni una defensa ni
un ataque. Esta es la crónica objetiva, real, comprobada, grabada en los
archivos de la palabra reciente... la crónica de que quienes con una mano
ordenan "poner la otra mejilla", con la otra parecen hacer todo lo posible
para resucitar la agresividad y el repruebo de aquellos años en que éllos, la
Iglesia, paseaban a Franco bajo palio.
En la Conferencia Episcopal, propietaria de la COPE, ya no manda
oficialmente Rouco, sino que está al frente el obispo Blázquez. Pero el
discurso del pequeño talibán de sacristía sigue siendo, según me cuentan, el
mismo. O , cada día que pasa, peor.
No nos extraña que algunos obispos digan en privado que sienten vergüenza.
Menos mal. Será que han leído el Evangelio.
Periodista Digital
Lunes, 24 de octubre 2005
Ha sido a primera hora de la mañana del lunes, en esa sección de
Protagonistas que se llama Correo sin Respuesta. La carta la firma Luis del
Olmo y es dura. Mucho más de lo que habitualmente suelen ser esas misivas
entre periodistas. En esta profesión, que se escuda en el perverso aforismo
de que "perro no come perro" y critica a todo el mundo menos a los miembros
relevantes de su propio colectivo, Del Olmo le dice a Losantos, entre otras
cosas, que sus mensajes pueden "convertir a los señores obispos en
sembradores del repruebo, en palmeros de peligrosas fantasías..."
Por su interés, reproducimos íntegro ese Correo sin respuesta":
Cualquier ciudadano tiene el derecho de estar en desacuerdo con que la
Universidad Autónoma de Madrid haya investido como doctor honoris causa al
veterano político y ex secretario general del PCE Santiago Carrillo.
Unos pueden estar en desacuerdo porque consideren que en Carrillo no se
dén los méritos necesarios que le hagan merecedor de esa alta distinción
académica; otros pueden opinar que en la biografía de Santiago Carrillo hay
historiadores que le atribuyen responsabilidad en la horrible matanza de
Paracuellos del Jarama, mientras que otros historiadores mantienen que fue
personalmente ajeno a aquella barbaridad; y, en fin, habrá quiénes digan que
Carrillo hizo una gran contribución a la Transición española hacia la
democracia y otros que mantengan que esa contribución fue poco relevante o
innecesaria...
Son asuntos de opinión que merecen, cualquiera de ellos, todos los
respetos. Lo que llama la atención, sin embargo, es que desde la cadena de
emisoras de la que es titular la Conferencia Episcopal Española (es decir:
los supuestos predicadores de la paz, el perdón y de la fraternidad entre
los seres humanos) se aproveche ese doctorado honoris causa para desenterrar
el hacha de la guerra civil, el tono cainita de las dos Españas, y la
crónica truculenta de unos sucesos de hace setenta años, por lo que todos
los españoles ya nos hemos perdonado y hemos decidido, ¿de común acuerdo?,
pasar página.
Predicar, como predicó el vocero radiofónico de los obispos, Federico
Jiménez Losantos, el pasado viernes, que --y son palabras textuales--
"ametrallar a niños de 14 años con sus padres, con sus abuelos... esas son
las hazañas de Santiago Carrillo"... es tan fuera de lugar que no hace más
que convertir a los señores obispos en sembradores del repruebo, en palmeros de
unas peligrosas fantasías quizá nostálgicos para ellos, y, a fin de cuentas,
en todo lo contrario de lo que es una labor de paz, de caridad y de
tolerancia.
No sabemos si con éso la COPE gana oyentes o anunciantes... pero lo que
pierden los obispos es dignidad.
Y, amigos, esta no es una defensa de Santiago Carrillo. Ni una defensa ni
un ataque. Esta es la crónica objetiva, real, comprobada, grabada en los
archivos de la palabra reciente... la crónica de que quienes con una mano
ordenan "poner la otra mejilla", con la otra parecen hacer todo lo posible
para resucitar la agresividad y el repruebo de aquellos años en que éllos, la
Iglesia, paseaban a Franco bajo palio.
En la Conferencia Episcopal, propietaria de la COPE, ya no manda
oficialmente Rouco, sino que está al frente el obispo Blázquez. Pero el
discurso del pequeño talibán de sacristía sigue siendo, según me cuentan, el
mismo. O , cada día que pasa, peor.
No nos extraña que algunos obispos digan en privado que sienten vergüenza.
Menos mal. Será que han leído el Evangelio.