Con 19 años cagué dentro del coche en plena autopista de resaca, el área de servicio estaba lejos, la siguiente salida ídem y los retortijones eran insoportables, iba solo, así que simplemente abrí el tercer ojo y dejé que la cosa fluyese.
El coche era mío, pero obviamente si mi padre se enteraba me iba a comer una leche y de postre posiblemente mi propia cosa.
Llamé a un amigo para ir a su casa, ducharme, cambiarme y en su coche ir al desguace a comprar otro asiento, cambiamos el asiento y el que estaba lleno de cosa lo tiré por un terraplén al medio del monte.
Afortunadamente hay muchos corsitas en los desguaces.
10 años después sigue sacando el puñetero tema cada vez que nos juntamos.