El Peseta
Madmaxista
De tan malos que son deberían estar en la estanteria de todo coleccionista
o enterrados en el desierto
o enterrados en el desierto
En el mundo de los videojuegos, existen múltiples juegos de gran calidad que desgraciadamente han pasado inadvertidos. Lo mismo ha pasado con las películas: Grandes películas tales como Blade Runner, actualmente consideradas de culto, fueron ridiculizadas por la crítica de su tiempo. Se pueden dar más ejemplos de obras de arte que no fueron apreciadas: La torre Eiffel, las pinturas de Van Gogh, los cuadros impresionistas...
Ahora, la pregunta que rondará por la cabeza del lector de esta review será...¿Es posible que Superman 64 sea una de estas grandes obras infravaloradas? Y la respuesta: Sí, es posible. Claro que en ese caso deberíamos considerar la posibilidad de que yo no haya jugado realmente a Superman 64, sino que lo que he visto ha sido sólo una versión destrozada del juego, una versión que han implantado en mi memoria unos maquiavélicos alienígenas de corta estatura y antenas rosas en sus pegajosos cueprecitos verdes con topos amarillos. Prefiero, por mi salud mental, considerar que eso es lo que ha ocurrido, pues me niego a admitir que semejante hez de juego haya sido hecho por seres humanos. Si de verdad se me confirmase que los creadores de este juego son humanos, el resultado sería terrible: Me convertiría en un misántropo amargado y acabaría haciendo fechorías vestido con unas mallas verdes y con una risa de augusto orate, intentando destruir a la humanidad por ese pecado contra mi y contra todo aquel que haya contaminado su vista con este atentado contra los videojuegos: Si tienes este juego y te gusta, suicídate, si algún amigo lo tiene, quémale, y si lo ves en el escaparate de una tienda, cámbiate de acera.
Tratemos el juego en sí. Tras encender la consola, podemos ver una especie de pecho de silicona botando con una gran S. Acto seguido, llegaremos a los típicos créditos con las empresas culpables de que esto exista. Luego a la pantalla de título, donde podemos elegir que tortura queremos recibir: Si el juego principal, el multijugador (Para sufrir en colectivo) o los entrenamientos de como sentir más dolor. Lo normal sería querer prrobar el juego principal, así que le damos a start y agarramos algo que podamos morder con fuerza para ahogar los gritos y no despertar a los vecinos en esta noche de masoquismo intenso.
Así llega la intro, posiblemente la cosa más patética jamás creada: Vemos como un poligonal Lex Luttor mete a los amigos de Superman (Que se mantienen quietos y sin ataduras, debe ser que son maniquís o que se han helado de miedo) en un portal con la maravillosa frase de "Nunca encontrarás a tus amigos en este mundo virtual...". Hasta ahí va el argumento. Comenzamos la misión: Debemos salvar a un vehículo lleno de seres inocentes que están siendo atacados por malvados hombres de texturas negras planas. Naturalmente, Superman es tan sumamente iluso que se dedica a ir por ahí salvando vidas inocentes virtuales en un mundo virtual. Cabe decir que esto de por si ya resulta imposible: En ocasiones los malos destruyen el vehículo antes de haber llegado a los diez segundos desde el inicio del nivel, y el llegar allí no depende de la habilidad del jugador con esos torpes controles, sino de la suerte que tenga con respecto a lo que hace la maldita Estupidez Artificial de los enemigos. Por supuesto, como estamos en un mundo virtual salvando vidas inocentes virtuales, el Superman virtual ha de volar virtualmente a través de unos aros virtuales virtualmente patéticos para llegar a su objetivo virtual. He de suponer que esto del mundo virtual es la mejor excusa que ha encontrado Titus para hacer esos horrendos escenarios con los movimientos más robóticos (Virtuales) y patéticos vistos hasta la fecha. Cabe destacar que las paredes virtuales tienen un maravilloso clipping, haciendo que atravesar los edificios para aparecer al otro lado del mundo virtual sea lo más divertido del cartucho.
Análisis de Superman (N64) >> ¡Impide que Superman salve a sus amigos!
Ahora, la pregunta que rondará por la cabeza del lector de esta review será...¿Es posible que Superman 64 sea una de estas grandes obras infravaloradas? Y la respuesta: Sí, es posible. Claro que en ese caso deberíamos considerar la posibilidad de que yo no haya jugado realmente a Superman 64, sino que lo que he visto ha sido sólo una versión destrozada del juego, una versión que han implantado en mi memoria unos maquiavélicos alienígenas de corta estatura y antenas rosas en sus pegajosos cueprecitos verdes con topos amarillos. Prefiero, por mi salud mental, considerar que eso es lo que ha ocurrido, pues me niego a admitir que semejante hez de juego haya sido hecho por seres humanos. Si de verdad se me confirmase que los creadores de este juego son humanos, el resultado sería terrible: Me convertiría en un misántropo amargado y acabaría haciendo fechorías vestido con unas mallas verdes y con una risa de augusto orate, intentando destruir a la humanidad por ese pecado contra mi y contra todo aquel que haya contaminado su vista con este atentado contra los videojuegos: Si tienes este juego y te gusta, suicídate, si algún amigo lo tiene, quémale, y si lo ves en el escaparate de una tienda, cámbiate de acera.
Tratemos el juego en sí. Tras encender la consola, podemos ver una especie de pecho de silicona botando con una gran S. Acto seguido, llegaremos a los típicos créditos con las empresas culpables de que esto exista. Luego a la pantalla de título, donde podemos elegir que tortura queremos recibir: Si el juego principal, el multijugador (Para sufrir en colectivo) o los entrenamientos de como sentir más dolor. Lo normal sería querer prrobar el juego principal, así que le damos a start y agarramos algo que podamos morder con fuerza para ahogar los gritos y no despertar a los vecinos en esta noche de masoquismo intenso.
Así llega la intro, posiblemente la cosa más patética jamás creada: Vemos como un poligonal Lex Luttor mete a los amigos de Superman (Que se mantienen quietos y sin ataduras, debe ser que son maniquís o que se han helado de miedo) en un portal con la maravillosa frase de "Nunca encontrarás a tus amigos en este mundo virtual...". Hasta ahí va el argumento. Comenzamos la misión: Debemos salvar a un vehículo lleno de seres inocentes que están siendo atacados por malvados hombres de texturas negras planas. Naturalmente, Superman es tan sumamente iluso que se dedica a ir por ahí salvando vidas inocentes virtuales en un mundo virtual. Cabe decir que esto de por si ya resulta imposible: En ocasiones los malos destruyen el vehículo antes de haber llegado a los diez segundos desde el inicio del nivel, y el llegar allí no depende de la habilidad del jugador con esos torpes controles, sino de la suerte que tenga con respecto a lo que hace la maldita Estupidez Artificial de los enemigos. Por supuesto, como estamos en un mundo virtual salvando vidas inocentes virtuales, el Superman virtual ha de volar virtualmente a través de unos aros virtuales virtualmente patéticos para llegar a su objetivo virtual. He de suponer que esto del mundo virtual es la mejor excusa que ha encontrado Titus para hacer esos horrendos escenarios con los movimientos más robóticos (Virtuales) y patéticos vistos hasta la fecha. Cabe destacar que las paredes virtuales tienen un maravilloso clipping, haciendo que atravesar los edificios para aparecer al otro lado del mundo virtual sea lo más divertido del cartucho.
Análisis de Superman (N64) >> ¡Impide que Superman salve a sus amigos!