veo que sigue usted con su sectarismo: si las mujeres votan a la derecha, mejor que no voten porque eso es un atraso. Si votan a la izquierda, entonces si vale. Si votan a la derecha es que son ignorantes, pero defiende que voten los deficientes mentales y locos incapacitados. Todo coherencia. Le digo una cosa, usted ni siquiera es un demócrata.
y sigue con su miopía histórica. Con Franco las mujeres no tenían derechos. Ya le dije en otro hilo que el
voto femenino en Francia es de 1945 y que en la moderna Suiza las mujeres no votaron hasta 1970 y en algún cantón no lo hicieron hasta 1990, es decir, antes de ayer. En Francia no se reformó el código napoleonico hasta 1965 y el marido tenía que autorizar todo, y no es hasta 1985 que en Francia existe igualdad de derechos. Pero bueno, usted es de los que diría que el pérfido Franco no nos permitió tener microondas. Y es que la memoria histórica de la izquierda es una sarta de falsedades que calan solo en mentes obtusas y espíritus inmaduros y sectarios.
Es grave que se le dan datos y no recibe.
Vamos a ver cómo era la machista segunda República para las mujeres:
Constitucion de 1933:
Art. 25: No podrán ser fundamento de privilegio jurídico: la naturaleza, la filiación,
el sesso, la clase social, la riqueza, las ideas políticas, ni las creencias religiosas. El Estado no reconoce distinciones o títulos nobiliarios.
Art. 40: Todos los españoles,
sin distinción de sexos, son admisibles en los empleos y cargos públicos, según su mérito y capacidad, salvo las incompatibilidades que las leyes señalen.
El artículo 46 declaraba que el trabajo era una obligación social y sería protegido por ley, que regularía los casos de seguro de enfermedad, accidente, paro forzoso, vejez, invalidez y muerte;
el trabajo de las mujeres y de los jóvenes
y especialmente la protección a la maternidad; la jornada de trabajo y el salario mínimo y familiar, etc.
El artículo 53 otorgaba el derecho a ser diputado a todos los ciudadanos mayores de veintitrés años
sin distinción de sesso.
Art. 43: La familia está bajo la salvaguardia del Estado.
El matrimonio se funda en la igualdad de derechos para ambos sexos, y podrá disolverse por mutuo disenso o a petición de cualquiera de los cónyuges, con alegación en este caso de justa causa
Se despenalizó el adulterio femenino, se normalizó el empleo de la mujer en la función pública, se las admitió en las carreras de Registradores y Notarios y podían desempeñar la abogacía en igualdad con los hombres y en cualquier otro desempeño relacionado con la actividad pública salvo su participación en el Ejército. También se estableció la equiparación salarial entre hombres y mujeres y se creó el seguro obligatorio de maternidad.
En educación se permitieron las escuelas mixtas, se abolieron las asignaturas domésticas y religiosas y se crearon escuelas nocturnas para trabajadoras. Se redujo significativamente el analfabetismo femenino, y se duplicó la presencia de la mujer en las aulas a todos los niveles educativos, incluidos los estudios universitarios.
Y vamos a ver cómo era la feminista dictadura de Franco para las mujeres:
- Las mujeres estaban obligadas a seguir la residencia y la nacionalidad del marido. Si el marido se mudaba, ella debía seguirle. Si se cambiaba de nacionalidad, ella también debía hacerlo. El caso contrario no podía darse porque para todo eso era preciso el consentimiento marital.
- Las mujeres nunca llegaban a ser tutoras legales, con plena custodia de sus hijos, a menos que hubiesen enviudado. Aún en este caso, hasta 1958 si la viuda se volvía a casar perdía esa custodia, a no ser que el marido difunto hubiera dispuesto lo contrario en su testamento.
- Las mujeres casadas no podían contratar nada sin permiso del marido. En este sentido, el código civil equipara las mujeres a los locos o dementes y a los menores de edad. Necesitaban el permiso del marido para trabajar, para ejercer el comercio, para hacer trámites oficiales, para hacer contratos de compraventa o asumir cualquier otro tipo de contrato comercial, para tener una cuenta bancaria... Para cualquier contrato, incluso para obtener el pasaporte o sacarse el carnet de conducir.
- El marido era el administrador de los bienes privativos de su esposa y ésta no podía disponer de ellos sin su permiso. Las solteras debían permanecer en la casa paterna a pesar de haber cumplido mayoría de edad y no podían marchar sin permiso paterno a no ser que se casaran, ingresaran en un convento o hubieran cumplido los 25 años. Este requisito de edad no fue abolido e igualado a los hombres hasta 1972.
- Las mujeres no podían pertenecer al cuerpo diplomático, ser jueces ni notarios. Si trabajan y se casaban, debían dejar de hacerlo si el marido superaba un determinado nivel de renta.
- Esta sumisión de la mujer al marido fué reforzada por la jerarquía eclesiástica católica, que afirmaba, de igual manera que lo hacía la Falange, que la sociedad y la familia eran naturalmente jerárquicas, y por ello el padre recibía la autoridad de Dios, mientras que la mujer y el resto de la familia debía obedecer. Este hecho se refleja en el matrimonio canónico, el único aceptado y legal, quedando el matrimonio civil solamente para quien demostrara documentalmente pertenecer a otra religión y no haber sido bautizado por la iglesia católica. Los matrimonios civiles de la época de la república fueron anulados y así mismo los divorcios, dándose la incongruencia de que los hijos e hijas nacidos de segundas nupcias civiles fueron considerados ilegítimos, y los cónyuges divorciados volvían a estar casados legalmente con su expareja si contrajeron matrimonio canónico.
- Se reforzó una doble moral que controlaba la sexualidad de las mujeres y castigaba a las que tenían relaciones sensuales extramatrimoniales. Las mujeres casadas podían ser condenadas a prisión por adulterio, mientras que los hombres podían tener a la esposa y a la "querida" sin ninguna repercusion legal.
- La moral cristiana nacionalcatólica condenaba al oprobio a las mujeres solteras que tenían relaciones sensuales, sobre todo si se quedaban embarazadas. La violencia doméstica contra la mujer estuvo muy extendida durante el franquismo, pero nunca fue considerada un delito. Al contrario, las esposas podían ser penalizadas si abandonaban el hogar aunque fuese a causa del maltrato, quedando privadas de ver a sus hijos e hijas a través la figura jurídica llamada “abandono del hogar”, que además podía ser considerado delito.