Y lo acojonante de todo esto, es que los otrora luchadores/as Vascos/as no dicen ni mu.
Todos callados como pilinguis, nadie protesta, y si lo hacen en privado, con la mirada de reojo en el sorteo a ver si toca un zulito de Etxebide.
Y así están aguantando como idiotas, ¿y sus aitás? Muchos de ellos con jugosas prejubilaciones disfrutan del descanso ganado, les siguen dando a sus hijos todos los caprichitos, menos el más importante un futuro.
En Euskadi, a no ser que tengas enchufe, seas funcionario o trabajes en alguna de las pocas empresas rentables que quedan, es un erial solo para viejos. Precios altos y sueldos bajos, muy bajos.
Es duro decirlo pero es la verdad, si hay una sociedad que ha dolido el futuro de sus jóvenes es la vasca. Pero oiga, viendo a los turistas pagar por un pintxo 3€ se siente la riqueza, aunque sea la de otros.
Porque en Euskadi somos todos hidalgos.