Los gente de izquierdas y sus baby perretes

España1

Madmaxista
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No sé si es sólo en Estados Unidos o yo que me he vuelto gilipuertas…

En España también ha subido muchísimo el nivel de infantilismo relacionado con los perros??

Ayer en el supermercado había una meada de perro, al lado de los kiwis y se lo comenté a una empleada. Me dijo que limpian meadas y cagadas día sí, día también.

Coña, cuando uno cree que el mundo no se puede ir más a la fruta llegan los demócratas a inventarse nuevas hezs.

Entre los pronombres He/She/Them, los perrhijos, los service animals con fulares y los micro machismos, está USA para mandarla al loquero.

Buenos días y lávense bien la mente de basura progre
 

JuanJoseRuiz

Madmaxista
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yo soy de gatos , los chuchos porque eso que llevan no son perros son chuchos me repatean , perros hermosos y nobles como pastores alemanes,belgas,collies etc pase..
 

JuanJoseRuiz

Madmaxista
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yo soy de gatos , los chuchos porque eso que llevan no son perros son chuchos me repatean , perros hermosos y nobles como pastores alemanes,belgas,collies etc pase..
 

Hippiedeplaya

Será en Octubre
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No sé si es sólo en Estados Unidos o yo que me he vuelto gilipuertas…

En España también ha subido muchísimo el nivel de infantilismo relacionado con los perros??

Ayer en el supermercado había una meada de perro, al lado de los kiwis y se lo comenté a una empleada. Me dijo que limpian meadas y cagadas día sí, día también.

Coña, cuando uno cree que el mundo no se puede ir más a la fruta llegan los demócratas a inventarse nuevas hezs.

Entre los pronombres He/She/Them, los perrhijos, los service animals con fulares y los micro machismos, está USA para mandarla al loquero.

Buenos días y lávense bien la mente de basura progre
Pues hay que protestar en atención al cliente e incluso rellenar una hojita.
No hay derecho a esta asquerosidad.
 

tartesius

Himbersor
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15 Jun 2022
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Me hacen gracia las grandes tiendas estas que se han subido al carro animalista progre y ahora dejan meter perros sin restricción ninguna.

Pues bien, al siguiente día de permitirlo ya veías a badulaques profundos paseando su perrazo de 50 kg por toda la tienda como si estuvieran en la calle, sin comprar nada, sin mirar nada... Simplemente para demostrar que ya habían conquistado otro espacio para llenar de meados, cagadas, babas y malos olores.
Imagino que el perro se quedaría a gusto con tanto sitio nuevo que marcar con su chorrito de meada.
 

iases

Madmaxista
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31 Ago 2009
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No sé si es sólo en Estados Unidos o yo que me he vuelto gilipuertas…

En España también ha subido muchísimo el nivel de infantilismo relacionado con los perros??

Ayer en el supermercado había una meada de perro, al lado de los kiwis y se lo comenté a una empleada. Me dijo que limpian meadas y cagadas día sí, día también.

Coña, cuando uno cree que el mundo no se puede ir más a la fruta llegan los demócratas a inventarse nuevas hezs.

Entre los pronombres He/She/Them, los perrhijos, los service animals con fulares y los micro machismos, está USA para mandarla al loquero.

Buenos días y lávense bien la mente de basura progre
Tienes el 95% de posibilidades que el dueño del perro sea republicano
 

CiclopeBizco

El pesado de La Sagra
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27 Mar 2017
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Lugar
Chozas de Canales
En mis años en la Sagra conocí a poca gente buena allá pero la verdad es que la poca gente buena que conocí allí rozaban la perfección cristiana. De las mujeres pocas guapas pero las que lo eran te deslumbraban por su donaire y gracia.

Llegué a Magán recién salido del seminario a hacerme cargo de la parroquia en el año de 1589. Cuando conocí a aquella hermosa flor de La Sagra no pude adivinar el mal hado que llevaba encima. Sara era joven, menos de veinte años. Tenía el cabello caoba, del color de las hojas en otoño, y lo llevaba arreglado en un peinado complejo debajo de un tocado oscuro y dorado. Sus ojos eran de color ámbar, luminosos, radiantes, cálidos, como si todo el mundo estuviera frío y aquellos ojos fueran el último calor que le quedara a un hombre. Se cubría con un vestido oscuro de un tejido transparente que insinuaba todo sin revelar nada. Se movía con estudiada gracia y en aquellos ojos había una expresión enterada, un conocimiento de secretos que ningún otro mortal poseía.

Resultaba inquietante. Peligrosa.

Habría querido girar sobre mis talones y alejarse con indiferencia, pero me quedé mirándola fijamente, fascinado, incapaz de moverme.

La pasión entre ambos creció de forma rápida y esa misma tarde yacimos juntos.

Su cuerpo era suave y mórbido, y antes de saber qué hacía o cómo lo hacía, me encontré con las manos debajo de su vestido, acariciando la cálida y desnuda piel. Emitió un quedo gemido y sus besos se hicieron más intensos.

—Mi cuarto está aquí al lado —susurró ella mientras rozaba mis labios con los suyos.
—Esto no está bien —dije, pero yo, joven sacerdote por aquel entonces, fui incapaz de apartarme de ella. Me rodeó con los brazos y apretó su cuerpo contra mí. —Esto es la vida y no la estéril castidad que sigues—me dijo. Me condujo a su dormitorio.
La pasión duró toda la noche. Nos amábamos, dormíamos y despertábamos para volver a amarnos. Jamás había tenido antes relaciones sensuales, jamás había vivido tales arrebatos de gozo. Jamás me había sentido tan vivo y quería que esa sensación no acabara nunca. Desperté al alba, a la alborada de la primavera. La encontré a mi lado, apoyada en un codo y mirándome mientras su mano pasaba suavemente por su cabello o por su pecho.

A lo largo de los años —¿o son siglos?— experimenté maravillas que pocos, o nadie, han sentido jamás. Mi vida terrena desapareció y me convertí en el corazón de la gran encina solitaria de Valmojado y agité mis ramas con salvaje alegría en medio de tormentas sombrías y cegadoras. Me convertí en un guijarro del fondo del arroyo Overa y vi pasar el mundo. Fui una nube del cielo y oí el latido del universo. Pero, por alguna razón, no me bastó. Le dije al espíritu del árbol que quería regresar.

Un día Sara se encogió de hombros y me condujo hasta una fuente mágica.
—Mira el interior de la fuente y verás todo lo que quieres saber.
Me incliné ansioso para mirar en el fondo de la fuente. En las aguas oscuras se reflejaban imágenes de ruinas. Ruinas de ciudades atravesadas por un viento helado. Ruinas de territorios carentes de vida. Tierras donde seres de formas extrañas deambulaban a placer. Era ya el año 2023 y el miedo había transfigurado de modo absoluto La Sagra. Había llegado la nueva arma biológica definitiva, la variante"La Sagra" del el bichito".

Finalmente me aparté de la fuente.

—Ya he visto bastante. Se han destruido a sí mismos librando guerras sin sentido. Este ha dejado de ser un lugar en el que quiera vivir. No puedo regresar. Si me aceptas, me quedaré contigo para siempre.

Sara me sonrió y me sentí raro, diferente.

Bajé la mirada y descubrí que mis manos estaban cubiertas de corteza. Mis piernas se habían convertido en troncos. En algún lejano rincón de la mente senti que debería preocuparme, pero no fue así. Emití una risa como de hojas susurrantes. Tomé la mano de Sara, di la espalda al mundo humano y condené mi alma para siempre.

No vayáis a La Sagra hijos míos.

Tan cerca de Madrid, tan lejos de Dios.