Con la mina de Cáceres hay dos problemas sustanciales:
Por un lado están los del NO A LA MINA, ecolojetas y propietarios de chalets con piscina en la zona en la que está proyectada la mina, que se niegan en redondo a la materialización del proyecto.
Éstos son en su mayoría funcionarios de la cuerda progre a los que le importa un huevo la tasa de paro y la precariedad del empleo, y también están los acomodados terratenientes de la zona con sus mansiones y chalets en tan exclusiva zona.
Por otro lado, pero en paralelo a los anteriores, se encuentra la población cacereña en general, dócil y aborregada, que prefiere callar y seguir hundiéndose en la miseria y perdiendo servicios esenciales en favor de la mimada Badajoz, en vez de salir a quemar las calles exigiendo el SÍ A LA MINA, pero con la condición que si la materia prima se extrae en Cáceres, todo el proceso industrial hasta la fabricación de las propias baterías, se realice también en Cáceres, proporcionando empleo estable y cualificado a la población de la ciudad.
¿Por qué mover toneladas de material desde una punta a la otra de la península, en vez de poner las fábricas en el lugar dónde se extrae la materia prima, y exportar desde allí el producto final?¿Por qué seguir condenando a una región al ostracismo industrial y al subdesarrollo para continuar privilegiando a las zonas de siempre, País Vasco y Cataluña?¿Por qué la Junta de Extremadura castiga a Cáceres, lugar en cuyo subsuelo abunda el Litio, el Wolframio, y más minerales, llevándose las fábricas a Badajoz?
¿Hasta cuándo los cacereños seguirán aborregados votando masivamente a PSOE-PP para que continúen hundiéndoles en la miseria?
La mina es la gran oportunidad de Cáceres para sobrevivir como ciudad y no tener que ver a sus jóvenes emigrando para poder trabajar, pero la mina junto con las plantas transformadoras y la fábrica de baterías. ¿O acaso pretenden los gobiernos local, autonómico y nacional seguir explotando a la ciudad de Cáceres y a su población como si fuera una colonia Centroafricana del siglo XXI o un nuevo Perú que conquistar?
En cualquier otra ciudad estarían tomadas las calles ante semejante expolio, pero Cáceres sigue durmiendo entre sus milenarias piedras.