Había humo en la escalera y abandonar el edificio es un riesgo que no se debe correr»
Seis vecinos resultan intoxicados en el incendio de un garaje en Lamiako y los bomberos critican que la Policía desalojara las viviendas
El barrio de Lamiako en Leioa se libró ayer de una «verdadera tragedia». El incendio que se desató sobre las 04.15 horas por causas que se investigan en el garaje comunitario del número 14 de la calle Langileria -forma parte de un inmueble en el que hay en total 160 viviendas que se construyó en 2009-, podía haber dejado «decenas de muertos por inhalación de humo», según lamentaron ayer los bomberos que se desplazaron al lugar. Seis vecinos tuvieron que ser atendidos, uno de ellos fue trasladado al hospital de Urduliz, aunque sin pronóstico de gravedad, por respirar monóxido de carbono. Quince coches resultaron calcinados, pero los daños personales, aseguran los servicios de Emergencias, podrían haber sido mucho peores. Todavía están muy presentes las imágenes del devastador incendio de Valencia en el que fallecieron diez personas y eso habría provocado en Leioa, según las mimas fuentes, una estampida de los residentes que a punto estuvo de haberse convertido en una trampa mortal.
El primero en dar la voz de alarma y tocar los timbres del resto de propietarios fue el hombre que vivía justo encima de donde se desataron las llamas y al que las llamas calcinaron una «furgoneta y un coche». Su casa se llenó «de humo» y resultó «muy dañada», según explicó a este periódico. Su mujer llamó al 112, pero para entonces los Servicios de Emergencia habían recibido el aviso.
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Agentes de la Policía Municipal se personaron en el lugar a los pocos minutos y «tocaron a la puerta» de cada domicilio «para que bajáramos a la calle», recordaron ya por la mañana varios residentes. El Ayuntamiento eludió ayer realizar cualquier valoración de la actuación policial, a preguntas de EL CORREO.
Las solicitudes para instalar extintores aumentan en Bizkaia tras la tragedia de Valencia
Andrea Cimadevilla
La forma de actuar fue muy cuestionada por los bomberos, que ya con la tranquilidad de haber superado el incidente, insistieron en que «lo que mata es el humo, el fuego lo terminamos por apagar». Los efectivos desplazados al lugar en un primer momento desde el parque de Artaza tuvieron que dedicarse a poner a salvo a las personas, en vez de centrarse en apagar las llamas. Hechos que lamentaron.
Hormigón desprendido
Fueron los que llegaron minutos después desde la base de Urioste, que se encuentra en Zierbena, y de Derio los que accedieron a un garaje del que para entonces salía un humo muy intenso y donde las llamas se propagaban a gran velocidad. Además de los vehículos, también resultó afectado un camarote.
Los siniestros bajo rasante son los más difíciles de apagar, aunque en esta ocasión, por la mañana las llamas estaban extinguidas y desde entonces las tareas se centraron en la ventilación de todo el parking. No fue hasta la tarde cuando la Ertzaintza no pudo acceder al interior. La calle estuvo cortada durante toda la jornada. Una tubería reventó por las altas temperaturas e inundó el garaje, el hormigón se desprendió y las llamaradas también afectaron a las bajantes de saneamiento y destruyeron la línea de teléfono. Para evitar males mayores se cortó el gas.
Lugar del incendio ya de día. Leire Pérez
Los residentes vivieron momentos «muy angustiosos». Sin embargo, el director de emergencias de la Diputación de Bizkaia, Pedro Izaga, que se desplazó al lugar por la mañana, aunque no quiso entrar a valorar quién dio la orden de desalojar el edificio, sí que manifestó que «nos ha llamado la atención que hubiera tanta gente en el exterior en un incendio de este tipo cuando lo habitual es que se quede confinada porque no tiene mayor afección. Nos costará un poco más, un poco menos apagarlo, pero en este caso, la escalera tenía humo y es un riesgo que no se debe correr». El responsable entendió que «puede haber cierta psicosis, pero recomendamos que se mantengan dentro hasta que se pueda evacuar». «Lo de Valencia ha sido algo extraordinario», remarcó.
Seis vecinos resultan intoxicados en el incendio de un garaje en Lamiako y los bomberos critican que la Policía desalojara las viviendas
El barrio de Lamiako en Leioa se libró ayer de una «verdadera tragedia». El incendio que se desató sobre las 04.15 horas por causas que se investigan en el garaje comunitario del número 14 de la calle Langileria -forma parte de un inmueble en el que hay en total 160 viviendas que se construyó en 2009-, podía haber dejado «decenas de muertos por inhalación de humo», según lamentaron ayer los bomberos que se desplazaron al lugar. Seis vecinos tuvieron que ser atendidos, uno de ellos fue trasladado al hospital de Urduliz, aunque sin pronóstico de gravedad, por respirar monóxido de carbono. Quince coches resultaron calcinados, pero los daños personales, aseguran los servicios de Emergencias, podrían haber sido mucho peores. Todavía están muy presentes las imágenes del devastador incendio de Valencia en el que fallecieron diez personas y eso habría provocado en Leioa, según las mimas fuentes, una estampida de los residentes que a punto estuvo de haberse convertido en una trampa mortal.
El primero en dar la voz de alarma y tocar los timbres del resto de propietarios fue el hombre que vivía justo encima de donde se desataron las llamas y al que las llamas calcinaron una «furgoneta y un coche». Su casa se llenó «de humo» y resultó «muy dañada», según explicó a este periódico. Su mujer llamó al 112, pero para entonces los Servicios de Emergencia habían recibido el aviso.
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Agentes de la Policía Municipal se personaron en el lugar a los pocos minutos y «tocaron a la puerta» de cada domicilio «para que bajáramos a la calle», recordaron ya por la mañana varios residentes. El Ayuntamiento eludió ayer realizar cualquier valoración de la actuación policial, a preguntas de EL CORREO.
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La forma de actuar fue muy cuestionada por los bomberos, que ya con la tranquilidad de haber superado el incidente, insistieron en que «lo que mata es el humo, el fuego lo terminamos por apagar». Los efectivos desplazados al lugar en un primer momento desde el parque de Artaza tuvieron que dedicarse a poner a salvo a las personas, en vez de centrarse en apagar las llamas. Hechos que lamentaron.
Hormigón desprendido
Fueron los que llegaron minutos después desde la base de Urioste, que se encuentra en Zierbena, y de Derio los que accedieron a un garaje del que para entonces salía un humo muy intenso y donde las llamas se propagaban a gran velocidad. Además de los vehículos, también resultó afectado un camarote.
Los siniestros bajo rasante son los más difíciles de apagar, aunque en esta ocasión, por la mañana las llamas estaban extinguidas y desde entonces las tareas se centraron en la ventilación de todo el parking. No fue hasta la tarde cuando la Ertzaintza no pudo acceder al interior. La calle estuvo cortada durante toda la jornada. Una tubería reventó por las altas temperaturas e inundó el garaje, el hormigón se desprendió y las llamaradas también afectaron a las bajantes de saneamiento y destruyeron la línea de teléfono. Para evitar males mayores se cortó el gas.
Los residentes vivieron momentos «muy angustiosos». Sin embargo, el director de emergencias de la Diputación de Bizkaia, Pedro Izaga, que se desplazó al lugar por la mañana, aunque no quiso entrar a valorar quién dio la orden de desalojar el edificio, sí que manifestó que «nos ha llamado la atención que hubiera tanta gente en el exterior en un incendio de este tipo cuando lo habitual es que se quede confinada porque no tiene mayor afección. Nos costará un poco más, un poco menos apagarlo, pero en este caso, la escalera tenía humo y es un riesgo que no se debe correr». El responsable entendió que «puede haber cierta psicosis, pero recomendamos que se mantengan dentro hasta que se pueda evacuar». «Lo de Valencia ha sido algo extraordinario», remarcó.
