En su momento los peruanos también exigieron disculpas.
COLEGIO DE ECONOMISTAS DEL PERU
COMITE EJECUTIVO NACIONAL
Lima, 6 de Diciembre de 1999
Nabor García García,
Embajador de España en el Perú.
Lima, Perú.
Señor García:
Como es de conocimiento publico, desde hace algún tiempo el gobierno español que usted representa está empeñado en preparar la "celebración" del quinto centenario del "descubrimiento" de América a la que en un primer momento se le denominó "encuentro de dos culturas" para luego cambiarle por el "encuentro de dos mundos" cuando fue obvio que el rótulo anterior era del todo desvergonzado. De todos modos, el año fue el inicio de un prolongado desencuentro de nuestros mundos y culturas.
El hecho es que en clamoroso despropósito, su gobierno se propuso efectuar una irrespetuosa y dolida "celebración" de la invasión y agresión sin antecedentes en la historia de la humanidad, que España emprendió contra nuestro pueblo desde el momento que Cristóbal Colón pisó tierras Americanas en 1492. En su absurdo empeño, el gobierno de su país ha anunciado que durante 1992 efectuará una serie de festividades, ferias, corridas de toros, peleas de gallos y reuniones fastuosas, en "homenaje" a los trágicos acontecimientos que desde el punto de vista humano, no hay nada de que podríamos regocijarnos pues en su curso se llevaron a cabo acciones que no pueden menos que reforzar nuestro propósito de actuar de modo que nunca más se repitan los terribles crímenes por los que la desenfrenada codicia, la intolerancia sin límites y el afán de dominio, dieron lugar al aniquilamiento de millones de personas, y a que logros formidables de las más altas civilizaciones humanas, fueran pisoteadas por obra de la barbarie, la ignorancia brutal y primitiva de los invasores españoles.
Pero no solo debe renovarse nuestra determinación dirigida a que no vuelvan a producirse hechos similares sino que en una recta actitud orientada a curar viejas heridas ocasionadas por el colonialismo, el actual Comité Ejecutivo del Colegio de Economistas del Perú, considera del todo imperativo emprender sustantivas reclamaciones referidas a algunos reinvidicaciones históricas que no podemos pasar por alto sin agraviar nuestra honrosa condición de peruanos.
Es precisamente por eso que hemos acordado constituir un Comité Permanente de Reclamaciones Históricas del Período Colonial constituido por las siguientes personas:
-Dr. Virgilio Roel Pineda (Presidente Decano del CEP)
-Dr. Carlos Lazo García (Director de la Escuela de Historia de la U.N.M. de San Marcos)
-Dr. Hernán Amat Olazábal (Ex Rector de la U.N. Santiago Antúnez de Mayolo de Ancash)
-Dr. Alberto Bueno Mendoza (Director de la Escuela de Arqueología de San Marcos)
-Dra. Nadeira Barahona (Ex Decano de la Facultad de Educación de la U.N.M. de San Marcos)
La Comisión constituida del modo que hemos anotado deberá emprender acciones reinvidicativas de carácter histórico en torno a los puntos que determine como resultado de sus propias investigaciones, sin que para ello precise de mandatos del CEN o del CEP porque a partir del presente, su desenvolvimiento no será dependiente de sus propósitos y de la decisión de sus propios integrantes. No obstante, el Comité Permanente de Reclamaciones Históricas del Período Colonial tiene el encargo de plantearle al gobierno y reino de España cuatro reclamaciones de carácter histórico que son las siguientes:
PRIMERA RECLAMACIÓN: EL RESCATE DEL INCA ATAHUALPPA
El origen de esta reclamación ésta en el hecho siguiente: Luego que fuera secuestrado en una emboscada traidora, el Inca Atahualpa convino con el español Francisco Pizarro que sería puesto en libertad a cambio de un cuantioso rescate, pues mientras el Inca ejercía como gobernante del Tawantinsuyo, Pizarro poseía un documento otorgado por la corona española que le daba plena representación del Estado español. El compromiso asumido por ambos tenía en consecuencia todas las características de un Tratado Internacional que comprometía a dos Estados. Atahualpa procedió a cumplir la parte que le correspondía del compromiso puesto que entregó a sus captores mucho más oro y plata que lo pactado y de cuya quinta parte se benefició el propio rey de España. En cambio, Pizarro no solo incumplió su compromiso sino que en un acto de villanía sin límites, asesino públicamente a Atahualpa en la plaza de Cajamarca. El crimen cometido contra el Inca debió haber dado lugar a la devolución de la totalidad del rescate pero no sucedió así, de manera que en los hechos el valor del rescate se transformó en una deuda que tiene la corona española con el Perú actual heredero junto con Bolivia y Ecuador del Tawuantinsuyo.
Historia de America