Lo que nunca le contarán ni Liberales ni Marxistas

Debunker

Madmaxista
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lo que resulta asombroso es que un discurso económico del 1935 sea aplicable a día de hoy, habla y todo de la energía solar, ha habido después la IIGM, la construcción de la ONU, la OTAN etc.

Al parecer los errores de la economía occidental lleva decenas de años, practicamente más de un siglo, en las mismas.

Resultados: nunca historicamente la población de ninguna parte del mundo a nivel económico y de protección social ha vivido y vive como el mundo occidental, si son muchos nuestros errores, ni te digo los errores de 3-4 partes del mundo hundidos en la miseria y la des-protección social, el error debe estar en otra parte.
 

Locoderemate

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17 Dic 2014
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Ya lo dijo Rothchild hace varios siglos: me importa un huevo quién gobierne, mientras yo tenga la llave de la creación de dinero.

Lo básico es dominar la creación de dinero. Todo lo demás son caricias.

Lo que este texto pone de relieve es que sean los bancos, a través de deuda, quienes creen dinero, porque se genera un sistema de deudas perpetuas e impagables. El autor del texto propone otra forma de crear dinero. Y ciertamente, habría distintas formas de crear dinero.
 

waukegan

Madmaxista
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2 Mar 2012
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Siendo una función básica de los bancos producir el dinero de una sociedad, ¿Por qué producirá escándalo que los bancos produzcan dinero?
El problema es que cuando crean demasiado dinero salen de rositas. Esto es gracias al inmenso poder que tienen.... les absuelven cuando cometen delitos, les avalan e incluso rescatan con cargo a los impuestos, etc. Dado que esto ocurre en todos los países, es evidente que es un problema de diseño del sistema.
 

Smiling Jack

Madmaxista
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21 Ene 2011
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¿Y no será Pepitoleches que el Andylucas eres tú, buen hombre? Porque en ese párrafo simplemente se explica muy someramente cómo ese dividendo nacional no solo beneficia al consumidor sino que no perjudica al productor y al mismo tiempo no crea inflación……
No se explica. Se afirma, que es distinto.

Se afirma que la creación de dinero para subvencionar precios no provoca inflación.

Cosa harto curiosa, porque si parte del precio de los bienes no los soporta el consumidor, es de esperar que eso incremente su poder adquisitivo, de modo que habrá un aumento de la demanda agregada, lo cual desembocará en un aumento generalizado de los precios, vulgo, inflación.

Y la afirmación tampoco explica por qué, si el vendedor sabe que el comprador está dispuesto a pagar X por un producto, dada una subvención Y, preferirá cobrar X-Y al comprador e Y al Estado, y no X al comprador e Y al Estado.

¿Cual es el truco? El truco es que se asume que el "dividendo nacional" sale del aire, en lugar de salir de los bolsillos de todos los que utilizan la moneda.

Es decir, el "dividendo nacional" sale del bolsillo de los que ahorran, para beneficiar a los que se endeudan. Que es la forma más segura de lograr que desaparezca el ahorro y la deuda crezca exponencialmente.

Y por supuesto todo esto nada tiene que ver ni con Maduro, ni con socialismos bolivarianos, ni con ninguna clase de marxismo se ponga éste el traje que se ponga; por supuesto tampoco tiene nada que ver con el Liberalismo, esa ridícula basura que con la excusa hipócrita de las libertades económicas sostiene y apuntala el mayor monopolio que ha conocido la humanidad: La finanza Usurera Internacional, o sea, la creación de dinero y el sistema financiero.

Solo sabéis soltar consignas inducidas y teledirigidas, borregos.

Tiene, de hecho, mucho que ver con Maduro. Tiene que ver porque la fé en que los precios se pueden fijar al márgen del mercado crea monstruos como los que se han visto en Venezuela: un país que nada en petróleo con desabastecimiento crónico de bienes de primera necesidad (medicinas, alimentos, papel higiénico), porque el Estado decidió fijar precios ignorando el mercado, y los fijó por debajo del nivel de rentabilidad.

Consecuencia obvia: desaparecieron los productores.
Segunda consecuencia obvia: tampoco puede haber importadores, dado que si no sale a cuenta producir, mucho menos va a salir a cuenta importar.
 

De Elea

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30 Jul 2012
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Qué tal novatos? Estudiando 1° de economía en tiempos de zozobra? Hasta que no salgáis a la calle no entenderéis una cosa. De Elea, Sin ser Marxistas puedes leer a Marx para entender mejor porque keynes no funciono y porqué el capitalismo se acaba muriendo matando.
En realidad he leído bastante de Marx, probablemente mucho más que la mayoría de los marxistas, y por momentos es interesante, y algunos de sus artículos, fuera del capital, son muy buenos y agudos. Pero a la hora de la verdad, como Keynes, cuando llegan al meollo del asunto comienzan a hacer sospechosamente el Ozores

NO, HIJA NO - ANTONIO OZORES - DISCURSO ALCALDE - YouTube

Y esto ocurre exactamente cuando se trata del asunto principal: el sistema financiero. En su defensa solo puede decirse que lo mismo les ocurre por lo general a todos los economistas ortodoxos. Total se trata de decir lo que dice que digan quien paga, vamos el que paga manda….. No sé si se me entiende……..
El problema es que en el caso de Marx la cosa es mas sangrante y vergonzosa, no solo omite que el problema radica en el sector financiero trasladándolo exclusivamente al productor, sino que aun así en vez de proponer una solución que beneficie a los trabajadores lo que hace es crearles un problema mayor pues solo les deja como alternativa la eterna esclavitud.
 

John Nash

Será en Octubre
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28 Mar 2011
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Piensa que en la época de Marx el sistema financiero no tenia aun el poder que aglutina hoy y la sociedad no se había terciarizado ni globalizado. Se vivía aun un capitalismo industrial liberal, de tipo manchester que generaba masas de proletarios pobres sin perspectivas. Hay que tener en cuenta cada discurso en su contexto histórico.
 

De Elea

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No se explica. Se afirma, que es distinto.

Se afirma que la creación de dinero para subvencionar precios no provoca inflación.

Cosa harto curiosa, porque si parte del precio de los bienes no los soporta el consumidor, es de esperar que eso incremente su poder adquisitivo, de modo que habrá un aumento de la demanda agregada, lo cual desembocará en un aumento generalizado de los precios, vulgo, inflación.

Y la afirmación tampoco explica por qué, si el vendedor sabe que el comprador está dispuesto a pagar X por un producto, dada una subvención Y, preferirá cobrar X-Y al comprador e Y al Estado, y no X al comprador e Y al Estado.

¿Cual es el truco? El truco es que se asume que el "dividendo nacional" sale del aire, en lugar de salir de los bolsillos de todos los que utilizan la moneda.

Es decir, el "dividendo nacional" sale del bolsillo de los que ahorran, para beneficiar a los que se endeudan. Que es la forma más segura de lograr que desaparezca el ahorro y la deuda crezca exponencialmente.




Tiene, de hecho, mucho que ver con Maduro. Tiene que ver porque la fé en que los precios se pueden fijar al márgen del mercado crea monstruos como los que se han visto en Venezuela: un país que nada en petróleo con desabastecimiento crónico de bienes de primera necesidad (medicinas, alimentos, papel higiénico), porque el Estado decidió fijar precios ignorando el mercado, y los fijó por debajo del nivel de rentabilidad.

Consecuencia obvia: desaparecieron los productores.
Segunda consecuencia obvia: tampoco puede haber importadores, dado que si no sale a cuenta producir, mucho menos va a salir a cuenta importar.
¿Pero cómo no recordaros que solo cagáis consignas e ideas enlatadas cuando ni os tomáis la molestia de conocer lo que criticáis?

Ahora os habéis hecho un muñeco de paja, y os dedicáis a darle, ufanos, con el palo ¿Qué importa pues la realidad si vosotros lemins ya tenéis el discurso impreso en vuestras anteojeras?

Douglas no propone lo que vosotros afirmáis que propone, si queréis criticarlo tomaros al menos la molestia de comprender lo que dice ¡borregos!

No tenéis excusa, os he puesto hasta enlaces para que podáis hablar con propiedad del asunto, pero como quien hecha margaritas a los cerdos……

---------- Post added 25-ene-2016 at 15:36 ----------

Piensa que en la época de Marx el sistema financiero no tenia aun el poder que aglutina hoy y la sociedad no se había terciarizado ni globalizado. Se vivía aun un capitalismo industrial liberal, de tipo manchester que generaba masas de proletarios pobres sin perspectivas. Hay que tener en cuenta cada discurso en su contexto histórico.
En realidad fue precisamente en esa época y la inmediatamente posterior donde se dirimió la “batalla” por el control financiero mundial entre la finanza y la producción, entre la especulación, el interés, la usura y la producción, el trabajo, Marx se puso del lado de la finanza convirtiendo en un malo a la producción.

No obstante aun aceptando lo que dices, que personalmente no lo acepto (me viene a la memoria sus polémicas con Proudhon, tan esclarecedoras), ¿no te resulta sorprendente que todos los Marxistas posteriores a Marx no se diesen cuenta del asunto……..?
 
Última edición:

De Elea

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"El descubrimiento del «crédit gratuit» y el «banque du peuple», basado en él, son las últimas «hazañas» económicas de Proudhon. En mi Contribución a la crítica de la Economía Política, fasc. I, Berlín, 1859 (págs. 59-64), se demuestra que la base teórica de sus ideas tiene su origen en el desconocimiento de los principios elementales de la «Economía política» burguesa, a saber, la relación entre la mercancía y el dinero, mientras que la superestructura práctica no es más que una simple reproducción de esquemas mucho más viejos y mejor desarrollados. No cabe duda y es de por sí evidente que el crédito, como ocurrió en Inglaterra a principios del siglo XVIII, y como volvió a ocurrir en ese mismo país a principios del XIX, ha contribuido a que las riquezas pasen
de manos de una clase a las de otra, que, en determinadas condiciones económicas y políticas, puede ser un factor que acelere la emancipación del proletariado. Pero es una fantasía genuinamente filistea considerar que el capital que produce interés es la forma principal del capital y tratar de convertir una aplicación particular del crédito -una supuesta abolición del interés- en la base de la transformación de la sociedad. En efecto, esa fantasía ya había sido minuciosamente desarrollada por los portavoces económicos de la pequeña burguesía inglesa del siglo XVII."

Karl (el perro de la finanza usurera) Marx
 

De Elea

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“Estoy seguro de que ante una audiencia de este calibre no resultará necesario enfatizar esta idea: el dinero no es riqueza real.”
Prácticamente así comienza el discurso del señor Douglas…………

Y estas son las profundas y agudas refutaciones tipo C3D2 y R2PO:

Luisito2:

“Otra posibilidad es que se piense algo tan obviamente falso como que el dinero tiene valor económico, lo que daría lugar a una idea tan absurda como que los bancos, que producen dinero, podrían producir a voluntad el beneficio para sus accionistas.

Esta idea es, en sí misma, ridícula porque los beneficios, que sí tienen valor económico, no pueden estar hechos de dinero, que no tiene valor económico.
Y este es el problema de los liberales, que solo saben soltar mantras escolásticos, son capaces de abstraerse de cualquier discusión o debate para soltar sus mantras vengan a cuento o no. Son como robots…….. ¡¡¡shishi!!!
 

De Elea

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No se explica. Se afirma, que es distinto.

Se afirma que la creación de dinero para subvencionar precios no provoca inflación.
Se explica, se explica y se demuestra, este es el problema de criticar algo sin saber siquiera qué se critica.

¡ah! y por cierto no se habla exactamente de crear más dinero del que pueda crear cualquier sistema económico, como el liberal por ejemplo,sino de crearlo sin interés y con destino a otros actores........

"Cosa harto curiosa, porque si parte del precio de los bienes no los soporta el consumidor, es de esperar que eso incremente su poder adquisitivo, de modo que habrá un aumento de la demanda agregada, lo cual desembocará en un aumento generalizado de los precios, vulgo, inflación."

es que ese es el problema, que la demanda por defecto intrínseco del sistema (principalmente el interés del dinero) no alcanza a cubrir la producción o sea la oferta.......

Y con esto no quiero decir que la gente, el consumidor, no quiera los productos que oferta la producción, sino que el sistema retrae de esos consumidores la capacidad de adquirirlos para costear la deuda generada por el interés que sostiene a ese diabólico y usurero sistema. Vease Teorema de A+B de Douglas.

luego no se trata de creación sino de justa y natural distribución.



el resto del mensaje , en cuanto a la naturaleza del dinero, la naturaleza de su creación y la figura del ahorro esta tan alejado de la realidad que nos rodea, que bien puede decirse que usted vive en un mundo paralelo basado en pura fantasía y mantras robóticos. dejémoslo por ahora para otra ocasión

---------- Post added 07-feb-2016 at 18:49 ----------

Los empresarios de un sistema fascista se llevan la pasta igual que los de un sistema liberal. Es capitalismo igualmente.

Los obreros producen plusvalía de la que se apropia el empresario. Y a cambio se les manda al paro cuando el mercado (porque tanto en un régimen fascista como en uno liberal es el mercado el que rige en última instancia las relaciones sociales), periódicamente, genera una de sus crisis. No olvidándonos, por supuesto, del paro estructural del mercado que existe sin necesidad de crisis.

Lo demás, cuentos chinos (fascistas) para camuflar este fundamental dato.
usted es un profundo petulante, es la fosa de las marianas de los majaderos, los fulastres como usted son hasta difíciles de encontrar, es difícil que ninguno sea tan simple como para exponerse a la critica de los demás abriendo la boca sin mas argumento que su propia estupidez.

---------- Post added 07-feb-2016 at 18:55 ----------

Hoy día cualquier demorado mental podría ver por si mismo que el sistema productivo ha sido absorbido por el sistema financiero, excepto idiotas como el mmmm , ….¡¡¡cuanta estulticia y cuanta estupidez!!!
 

De Elea

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30 Jul 2012
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La causa es principalmente que el sistema es un sistema basado en el interés del dinero, y quienes lo dominan fuerzan al dinero a realizar una función antinatural.
Voy a poner un tocho, es largo, no mucho, más lo es el libro (que tampoco) pero que merece la pena, aunque no es recomendable ni para liberaloides ni marxistoides recalcitrantes.
Pensar que esto fue escrito hace más de cien años y todavía andemos asín es no sé si para reír o para llorar
(si alguien quiere el enlace al libro que lo diga)

“Podemos, pues, decir: nuestra moneda actual sólo facilita por lo general el intercambio de las mercancías mediante la deducción de un tributo. Si el mercado es la calzada en la que se intercambian las mercancías, el dinero es la barrera que se levanta mediante el pago de un derecho. Y este derecho, ganancia, tributo, interés o como quiera llamársele, es la presuposición fundamental del intercambio de las mercancías. Sin tal tributo es inconcebible el cambio.

Entendámonos bien aquí. No se trata de la ganancia mercantil, del pago al cual tiene el comerciante derecho y lo hace valer por su trabajo. Hablamos de la ganancia especial que el poseedor del dinero está en situación de exigir de los productores de mercancías, porqué puede obstaculizar el intercambio mediante la retención del dinero. Esto no tiene nada que ver con la ganancia comercial. Es un servicio especial que el dinero cobra, un tributo que el mismo recaba, porque se halla libre de la necesidad material de ofrecerse, a la que generalmente están sometidas las mercancías. Necesidad material, inherente a las mercancías, en cuanto a la oferta; libertad, arbitrio y autonomía completa del momento, del estado, en cuanto a la demanda; he aquí la razón determinante del tributo. La mercancía ha de pagar esta libertad al dinero irremisiblemente. Sin tal tributo no se ofrecerá dinero; sin pagar a éste el servicio de cambio ninguna mercancía llegará a su destino. Si por cualquier razón el dinero no percibe su tributo habitual, las mercancías permanecen en los depósitos, se deterioran, se pudren, perecen (crisis).

Si la percepción de un tributo es ya la premisa fundamental de la demanda, con mayor razón queda excluída la eventualidad de aparecer ésta en el mercado si la aguardan ahí pérdidas inmediatas. La oferta se presenta sin considerar en absoluto la ganancia o la pérdida. La demanda se retira a su fortaleza (eso es su invulnerabilidad) ante la perspectiva desfavorable, y aguarda allí con paciencia franciscana el momento más propicio para su aparición.

La demanda, mejor dicho, la oferta mercantíl del dinero contra mercancías es posible cuando las condiciones del mercado ofrecen:
1) seguridad suficiente contra pérdidas, y
2) un tributo al dinero.

El tributo mencionado se percibe sólo mediante la venta de mercancías, y para ello se requiere el cumplimiento de una condición: que durante el período que transcurre entre la compra y la venta de la mercancía el precio de ésta no baje. El precio de venta ha de superar al de compra, dado que de la diferencia en más se abona el tributo. En períodos de prosperidad general (coyuntura ascendente), en que el índice general de los precios tiende a subir, la confianza de los comerciantes está generalmente justificada. La diferencia citada o sea la ganancia, cubre entonces los gastos del comerciante, más el tributo que exige el dinero. En momentos de coyuntura descendente (baja de precios) la percepción del tributo es dudosa, y con frecuencia hasta imposible. Basta la duda para inducir al comerciante a abstenerse de comprar... ¿Qué comerciante, especulador, empresario recurrirá al Banco para descontar un pagaré y obligarse a pagar intereses cuando teme que aquello que se propone adquirir con el dinero prestado baje de precio y corra el riesgo de no recuperar ni los gastos?

Desde el punto de vista de las premisas a las cuales el dinero subordina sus servicios de intermediario es matemáticamente imposible el comercio con precios en descenso. Pero es de notar aquí que sólo el poseedor de dinero habla de tal imposibilidad absoluta. Para el poseedor de mercancías ni las pérdidas mercantiles mas graves forman un obstáculo a la oferta; él no conoce, en este sentido, obstáculos insalvables. La mercancía está lista indefeniblemente para el cambio, haya perspectivas de ganancia o de pérdida. El dinero, empero, se declara en huelga cuando no se le asegura el tributo habitual, y ello sucede tan pronto como, por una causa cualquiera, se perturbe la relación entre la oferta y la demanda, y bajen los precios.

¡Alto ahí! ¿Qué acabamos de decir? Que al declinar los precios retrocedería la demanda, se haría calculadamente imposible la circulación monetaria. ¡Pero si los precios bajan precisamente por la escasez de dinero ofrecido! ¿Y porque la oferta de dinero es insuficiente para impedir un descenso de precios, se la reduce más aún? Seguramente que sí; no hay ningún error de imprenta en la frase. El dinero se retira efectivamente del mercado, la circulación monetaria se hace imposible tan pronto como sea insuficiente la oferta de dinero, y se inicie o se aproxime un descenso de precios.

Cuando después de instituído el patrón oro la emisión de dinero se redujo por el monto total de la extracción de plata y bajaron los precios, también se hizo imposible la circulación monetaria, amontonándose la moneda en los Bancos. El tipo de interés declinaba continuamente. Entonces, los bimetalistas iniciaron su cruzada contra el patrón oro, atribuyendo la imperante crisis económica al insuficiente suministro de dinero; pero los Bamberger y compañeros señalaban los grandes depósitos bancarios, el tipo bajo de interés, como prueba irrefutable de que en realidad había plétora de dinero. Ellos explicaban la baja de los precios por la reducción general de los gastos de producción (¿también del oro?), por una superproducción de mercancías. Los adeptos del bimetalismo, sobre todo Laveleye, desvirtuaron brillantemente tal afirmación, demostrando que sí el dinero no está en condiciones de circular comercialmente, se debe a que no es ofrecido en cantidad suficiente para impedir la baja de los precios. Los grandes encajes bancarios, el bajo tipo de interés serían la prueba concluyente de la escasa oferta de numerario.

Sin embargo, nuestros filósofos en cuestiones monetarias, perdidos en la nebulosa del "valor",jamás llegaron a comprender el alcance de la cuestión; ni la comprenden hoy, no obstante las numerosas pruebas aportadas por el desenvolvimiento de las relaciones monetarias a la veracidad de esta teoría bimetalista. Porque desde que la casualidad intervino en el hallazgo de grandes cantidades de oro y los precios experimentaron, en general, un poderoso repunte,desaparecieron los fuertes depósitos bancarios y el tipo del interés subió más que nunca.

Queda, pues, demostrado que los Bancos le llenan, que el interés baja, porque escasea dinero; y al contrario, hay un drenaje en los Bancos, sube el interés, cuando se ofrece dinero en exceso.

Y bajan precisamente los precios porque es insuficiente la oferta de dinero.

Pero si ni siquiera es indispensable que los precios de las mercancías bajen efectivamente para que el dinero abandone el mercado. Es suficiente que se vislumbre la posibilidad de una baja general (con fundamento o sin él), para que se produzca un desconcierto en la demanda, se trabe la oferta del dinero, y por ende ocurra realmente lo que se sospechaba o se temía.

¿No habrá alguna revelación en esta frase? ¿No nos la pone acaso en evidencia la naturaleza de las crisis económicas, con una claridad que no se encuentra en ninguna de las voluminosas investigaciones sobre la materia? La frase nos señala cómo de súbito puede sobrevenir un "desastre", una crisis, un día fatal, que siembre muerte y miseria.

La demanda desaparece, se oculta, porque es insuficiente para realizar el intercambio de las mercancías a base de los precios hasta entonces vigentes. La oferta superaba a la demanda: de ahí que la demanda tenga que retirarse por completo. El comerciante que está preparando un pedido de cretona lo anula en el acto si se entera que la producción de cretona ha crecido. ¿No es esto divertido?

Pero si la producción lanza continuamente mercancías al mercado ¿no crecen, acaso, las existencias, por quedar estancada, entorpecida la salida? ¿No crecen, acaso, las aguas en el lecho del río si se cierran las compuertas?

La oferta se acrecienta, pues, se hace mas apremiante debido al titubeo de la demanda, y ésta titubea precisamente porque la oferta es demasiado grande en relación a la demanda.

Tampoco aquí hay un error de imprenta. El fenómeno de las crisis económicas, tan ridículo desde el punto de vista de los extraños a ella, ha de tener no más una causa ridícula: la demanda declina porque ya es demasiado reducida; la oferta crece porque ya es demasiado grande.

Pero la comedia se convierte pronto en tragedia. La oferta y la demanda determinan el precio, es decir, la relación en que se intercambian el dinero y las mercancías. Cuanto más mercancías se ofrecen tanto mayor es la demanda por dinero. Las mercancías que por el trueque o la vía de crédito llegan al comprador quedan excluídas de la demanda de dinero. Los precios, por consiguiente, suben cuando crecen las ventas a crédito, puesto que la masa de mercancías ofrecida contra dinero disminuye por el importe de esas ventas, siendo la oferta y la demanda las que determinan los precios, es decir, la relación en que se cambian el dinero y las mercancías.

De ahí que viceversa también tendrán que bajar los precios cuando declinan las ventas a crédito, porque las mercancías que se desplazaban hacia el comprador por vías laterales (crédito) vuelven entonces a unirse a la demanda de dinero en efectivo.

La oferta de mercancías a cambio de dinero en efectivo crece, pues, en relación inversa a las ventas a crédito.

Las ventas a crédito declinan cuando los precios bajan, cuando el precio de venta es inferior al de compra, cuando el comerciante pierde generalmente sobre sus stocks de mercancías, cuando cualquier pieza de sus existencias que ha adquirido por 1.000 puede comprarse hoy, en el día del balance, por 900, teniendo por lo tanto que asentarlo en el inventario respectivo a 900. La seguridad del comerciante sube y baja con los precios de sus mercancías, y de ahí que bajen o suban también las ventas a crédito con el descenso o ascenso de los precios.

Tan vulgar es el fenómeno; nada de extraordinario se encuentra en él. Y, no obstante, reviste un carácter singular.

Si suben los precios, es decir, si la demanda es superior a la oferta, afluye rapidamente el crédito, substrae al dinero una parte de mercancías y fuerza los precios más hacia arriba. Pero si los precios bajan, se retira el crédito y las mercancías se lanzan de nuevo sobre el dinero en efectivo, presionando más aún los precios hacia abajo.

¿Se requiere, acaso, algo más para explicar el problema de las crisis económicas?

Debido al perfeccionamiento de nuestros medios de producción, porque fuimos más activos, hábiles e ingeniosos, porque tuvimos buen tiempo y buena cosecha, por nuestra mayor prolificación, porque hemos cuidado la división del trabajo, madre de todo progreso, por todo eso aumentó la oferta de mercancías y la demanda de dinero; y como no opusimos a ella una mayor oferta de numerario bajaron los precios de las mercancías.

Ante este derrumbe de precios declinó la demanda, se escondió el dinero; y por declinación de la demanda y la falta de salida, las mercancías paralizadas formaron enormes montañas. La oferta rompe los diques, inunda los mercados, y las mercancías se liquidan a cualquier precio.

Pero precisamente por la baja general de precios el comerciante no adquiere mercancias, pues teme que cuánto compre hoy a un precio tentador, se ofrezca mañana más barato a un competidor suyo quedando él en desventaja. Las mercancías se tornan invendibles por demasiado baratas, y porque amenazan bajar aún más de precio. ¡La Crisis! Pero en razón, precisamente, del estallido de la crisis; en razón de la contracción del Haber (activo) de los comerciantes y del incremento del Debe (pasivo) en relación a aquél; debido a que todo el que ha contraído obligaciones de entregar dinero (2) no puede afrontarlas ante la baja de los precios (del activo), ya que se han producido cesaciones de pago y el comercio en general ha poco equilibrado en especulación, por todo ello se restringen las ventas a crédito. Y entonces crece la demanda de dinero en efectivo por la cantidad total de mercancías hasta entonces realizadas por vía de crédito, ocurriendo esto en el preciso momento en que el dinero ya escasea y se esconde.

Así como el fuego origina la corriente de aire que luego aviva el incendio, así también la interrupción en la circulación monetaria refuerza aún más la demanda de dinero. En ninguna parte se ven actuar las fuerzas compensadoras tan mentadas. Por doquiera acentuación, no atenuación; no hay rastros de fuerzas reguladoras.

Esta compensación buscada cuando crece la demanda de dinero (oferta de mercancías) piensan hallarla todavía algunos en la circulación monetaria acelerada, pues suponen que el anhelo de comprar barato (3) ha de atraer al dinero en mayor proporción al mercado, reduciendo así las reservas. Pero sucede todo lo contrario. La elevación de precios, y no la baja, incita al comerciante a comprar: esta última sólo puede causarle perjuicios. El temor de que lo muy barato (3) de hoy pueda ofrecerse mañana más barato aún cierra todos los bolsillos y, en realidad, no vemos dinero en abundancia más que cuando se espera un repunte de precios. Por otra parte: ¿Dónde estarían estas famosas reservas? ¿Acaso en los Bancos? Los Bancos retiran sus fondos de la circulación cuando ésta ya no ofrece más seguridades a causa de la baja general; pero los millones que se substraen al mercado cuando más falta hacen en él no pueden considerarse como reservas. Si en época de sequía el juez embarga la vaca del campesino, no por eso aumentará el ganado. Los Bancos siempre están repletos cuando bajan los precios, es decir, cuando la oferta de dinero es insuficiente; están exhautos cuando los precios suben. Si sucediera lo contrario, entonces podría hablarse de reservas.

Si existieran, pues, reservas, habría que liquidarlas cuanto antes para fomentar el intercambio de mercancías, dado que su subsistencia sería una razon más para fluctuaciones de precios. Las reservas, o sea el atesoramiento, pueden formarse sólo mediante el retiro de dinero de la circulación, del mercado, del intercambio, de su destino; pero formarlas precisamente cuando ya existe penuria monetaria en el mercado obliga a calificarlas de veneno.

He aquí la ley natural de la demanda: que desaparece tan pronto como se nota su insuficiencia.

¿Pero qué ocurre cuando ella es excesiva en relación a la oferta, cuando suben los precios de las mercancías? Pues no está excluída tal eventualidad. Tambíén esto surge palpablemente de nuestro cuadro, y la historia económica de los últimos decenios lo comprueba. Es un hecho evidente que a pesar del sensible incremento de la producción han subido todos los precios, aproximadamente desde el año 1895.

¿Qué hace, entonces, el poseedor de dinero cuándo suben los precios, cuando prevé o sabe por experiencia que lo comprado hoy podrá venderlo más caro mañana, cuando el repunte de precios abarata todo, cuando la inversión de dinero rinde un beneficio creciente?

Respuesta: Adquirirá cuanto pueda, por todo su dinero y los préstamos conseguidos. Pues los comerciantes disfrutan de crédito mientras continua el alza de los precios, en tanto que el precio de venta es superior al de compra. Simultáneamente, el ambiente optimista creado por las elevadas ganancias de los comerciantes trae como consecuencia un ambiente favorable a las compras rápidas, sin detenerse a contemplar el dinero diez veces antes de gastarlo. La moneda circula con mayor velocidad en períodos de alza de precios: la circulación monetaria alcanza durante el auge comercial (coyuntura ascendente) la velocidad máxima que en general permiten las organizaciones comerciales.

La demanda es igual a la cantidad y a la velocidad de la circulación monetaria, y la oferta y la demanda determinan los precios.

Así, pues, el alza de los precios origina una creciente demanda de mercancías por la circulación monetaria acelerada y, simultáneamente, decrece la oferta de mercancías (a cambio de dinero efectivo) a causa del incremento de ventas a crédito. Los precios siguen repuntando, entonces, porque los precios suben. La demanda revive; crece por ser ya demasiado grande. El comerciante adquiere mercancías mucho más allá de sus necesidades inmediatas; trata de asegurarse, porque la oferta es demasiado reducida en relación a la demanda. Cuando la oferta aumentaba hasta resultar excesiva en relación a la demanda, el comerciante limitaba sus pedidos al mínimum, a lo que podía colocar de inmediato. No quería ni podía dejar transcurrir el tiempo entre la compra y la venta, puesto que en ese interín bien podría el precio de venta caer debajo del precio de compra. Pero ahora, que escasean las mercancías, no puede adquirir bastante; todo cuanto compra le parece poco, y quisiera acumular un stock enorme. Las deudas tal vez contraídas por él, se contraen diariamente en relación a su activo, el que porvirtud del repunte de precios crece sin cesar; y el pasivo no le preocupa mayormente mientras siga el alza de aquellos.

¿No es esto también un fenómeno raro, propio de las curiosas manifestaciones de la coyuntura ascendiente?

La demanda de mercancías aumenta, ha de aumentar forzosamente mucho más allá del límite habitual, toda vez y todo el tiempo que escasee la oferta."

Silvio Gesell
 

De Elea

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venga arriba aunque solo sea para que la mayor cantidad de gente posible lea el discurso de Douglas y los otros enlaces.