Gracias por las aportaciones. He reeditado la cabecera:
Era más que evidente; no tenía que estar ahí. Incluso su deterioro físico la llevaba a aparentar veinte años más. Observad sus nudillos y sus dedos, con una artitris grave; es posible que su cerebro también siguiera esa vía, la de un envejecimiento prematuro:
La burla, incluso la risa (los animales no ríen, dado que no entienden lo absurdo, lo ridículo) son mecanismos de segregación muy evolucionados; en otras especies el que se sale de la pauta del grupo, de la manada, lo acaban matando, o separando, de tal manera que sin pertenencia a un grupo acaba muriendo. Al menos en nuestra especie existen más posibilidades de que la persona sometida a burla acabe corrigiendo, lo cual no quiere decir que el grupo por fuerza tenga razón, ni mucho menos que moralmente sea aceptable lo que se le ha hecho; se supone que somos algo más que animales que comen, rien, lloran y copulan y sólo un poquito más refinados; creo que somos algo más, ¿no?
Del suicidio de esta mujer se puede hablar desde muchas perspectivas, y la que he puesto parte justamente de ahí, de que la enajenación se forma en la relación de un individuo con el entorno, y si el entorno está igual o peor que el individuo, también lleva su parte de responsabilidad, no sólo de quien acaba perdiendo el norte. Cada cual ha de ser responsable de sus actos, por supuesto, y no sirve de excusa decir que la culpa es de la sociedad; pero eso no excluye que desde fuera se pueda ver el problema con más alcance, con más perspectiva, puesto que no se produce por un simple desvarío sino que también tiene que ver con asuntos familiares, profesionales, sociales que envuelven a la persona y la pueden desbordar.
Me temo que su hija sigue la escuela de su madre; ojalá no acabe igual. No es cuestión de genética sino de que se repiten las mismas pautas y se adoptan los mismos conceptos ideológicos, totalmente alienantes para una persona. ¡Pero es la ideología dominante la que la empuja a ese camino, no nos olvidemos! Ella cree que es libre, que todo esto es ocurrencia suya, pero no, no es así. Si es que parece más propio de finales de los 60:
En realidad Verónica Forqué era tal y como aparecía en sus películas; de hecho siempre hizo el mismo papel. Es como Luis Ciges, que en la vida era tal y como aparecía en pantalla, sus personajes estaban pensados para él. Ciges tenía un papel y Forqué otro.
Forqué tenía en su mente el cacao propio de la sociedad actual; no es capaz de entender que el hecho de que una mujer no enfríe acorde con su edad, eso no le otorga derecho a exigir que la deseen. Reconoce que envidia a los hombres cuando ya viejos y feos se emparejan con mujeres más jóvenes y atractivas.
Pero ella misma lo explica: "a las mujeres les atraen los hombres con poder", sin embargo echa la culpa al machismo y no a las mujeres, que en definitiva siguen un proceso natural:
si por naturaleza les gustan fuertes o poderosos (y les dejan de gustar cuando caen), pues qué le vamos a hacer. Conozco crisis matrimoniales por culpa de ese problema,
que sobreviene cuando la mujer envejece pero no enfría. Y no hay solución, salvo el adulterio o aguantarse. O que el marido se almidone la berenjena (o se emborrache y se atiborre de viagra) y "cumpla con su deber", que así le dicen tanto ellas como ellos, y me imagino que elles también.
Forqué vivía en un mundo infantil, tan frecuente en los actores y artistas en general, lo cual no es disculpa de la responsabilidad de TVE y de la jauría que es nuestra especie, sobre todo en las redes sociales:
Verónica Forqué: "Tenemos derecho a tener orgasmos a los 60 años, tenemos un cachopo precioso"
Cuca Gamarra consigue sacar el lado más deportista de Thais Villas para El Intermedio en pleno Retiro. En una entrevista para la 'Cara B', Thais Villas se aventura a correr con la política. Después, ha definido a su chico ideal.
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