ajrf
Que te vote Hamás.
Utilizar los radares en puntos realmente peligrosos en lugar de esconderlos en inacabables rectas para recaudar con facilidad o invertir en mejorar el trazado de aquellos tramos que resulten más delicados sobre todo en condiciones adversas de climatología son puntos que desde instituciones como el Real Automóvil Club de España se demandan para mejorar la seguridad en nuestras carreteras y minimizar el riesgo de accidente.
Todo ello a cuenta de otra vuelta de tuerca más por parte de la DGT, que estudia volver a reducir la velocidad a 90 km/h en carreteras convencionales, con independencia de si el trazado lo requiere o no. Porque en España, hay tramos en este tipo de vías que puedes circular a 100 km/h con absoluta seguridad y, en otros, incluso a 90 km/h puede ser peligroso. Pero al final, lo más sencillo es echar la culpa al ‘empedrao’, es decir, a la velocidad de forma genérica, como si fuese ella la culpable de todos los males en nuestras carreteras.
¿Y no será realmente la casi nula educación vial en España la responsable de los accidentes? Porque en general, en nuestro país se enseña a aprobar el carné de conducir, y no a conducir de forma eficaz, eficiente y segura. En Alemania, sin ir más lejos, abundan tramos de velocidad ilimitada, en los que circulan por encima de los 200 km/h quienes saben hacerlo y están preparados para ello. Cuestión de formación sin duda. Pero en España, con la mínima educación vial que recibimos en general, no es extraño que muchos accidentes en carreteras secundarias tengan lugar simplemente por falta de experiencia al volante.
Calcular los tiempos y la velocidad para realizar adelantamientos con seguridad no se aprende en las autoescuelas, y da lo mismo que la velocidad máxima permitida sea 90 ó 120 km/h. Y que en esos mismos tramos de 100 km/h haya curvas que requieran bajar a 60 ó 70 km/h para tomarlas con seguridad. Falta aprender a conducir de verdad, a conocer los límites al volante de cada uno y estar preparados para enfrentarnos previa formación a jornadas de lluvia o nieve. Pero es más sencillo no hacer nada y luego echar la culpa siempre a la velocidad. Hay, y habrá, muchos accidentes causados por ella, pero los hay, y los habrá, que una buena educación vial desde edades tempranas podría evitarlos.
¿Limitar a 90 km/h? El problema no es la velocidad, es la escasa, o nula, educación vial española
Espero que este artículo deje las cosas claras en materia de tráfico. Haciendo otra lectura, es evidente que en España, en prácticamente todas las etapas formativas, se forme básicamente para obtener un determinado título que para enfrentarse al mundo real.
Todo ello a cuenta de otra vuelta de tuerca más por parte de la DGT, que estudia volver a reducir la velocidad a 90 km/h en carreteras convencionales, con independencia de si el trazado lo requiere o no. Porque en España, hay tramos en este tipo de vías que puedes circular a 100 km/h con absoluta seguridad y, en otros, incluso a 90 km/h puede ser peligroso. Pero al final, lo más sencillo es echar la culpa al ‘empedrao’, es decir, a la velocidad de forma genérica, como si fuese ella la culpable de todos los males en nuestras carreteras.
¿Y no será realmente la casi nula educación vial en España la responsable de los accidentes? Porque en general, en nuestro país se enseña a aprobar el carné de conducir, y no a conducir de forma eficaz, eficiente y segura. En Alemania, sin ir más lejos, abundan tramos de velocidad ilimitada, en los que circulan por encima de los 200 km/h quienes saben hacerlo y están preparados para ello. Cuestión de formación sin duda. Pero en España, con la mínima educación vial que recibimos en general, no es extraño que muchos accidentes en carreteras secundarias tengan lugar simplemente por falta de experiencia al volante.
Calcular los tiempos y la velocidad para realizar adelantamientos con seguridad no se aprende en las autoescuelas, y da lo mismo que la velocidad máxima permitida sea 90 ó 120 km/h. Y que en esos mismos tramos de 100 km/h haya curvas que requieran bajar a 60 ó 70 km/h para tomarlas con seguridad. Falta aprender a conducir de verdad, a conocer los límites al volante de cada uno y estar preparados para enfrentarnos previa formación a jornadas de lluvia o nieve. Pero es más sencillo no hacer nada y luego echar la culpa siempre a la velocidad. Hay, y habrá, muchos accidentes causados por ella, pero los hay, y los habrá, que una buena educación vial desde edades tempranas podría evitarlos.
¿Limitar a 90 km/h? El problema no es la velocidad, es la escasa, o nula, educación vial española
Espero que este artículo deje las cosas claras en materia de tráfico. Haciendo otra lectura, es evidente que en España, en prácticamente todas las etapas formativas, se forme básicamente para obtener un determinado título que para enfrentarse al mundo real.