Le querían amputar la pierna en España y en Brasil se la curaron

Pues ahora el doctor podría acabar en el talego por amputero
 
Mi hijo tuvo un accidente con unos amigos y a una de las chicas le quedo el brazo colgando por la mitad, le dieron fentanilo y ella recuerda como iba a amputar hasta que paso por ahí un medico de urgencias y les dijo que él pensaba que podían salvarle el brazo.
Gracias a dios ahora tiene brazo pero fue un milagro.
 
Y cuando se enteren como son los partos por allá.
 
Muchos se creían que la charía y las mareas blancas hispanistaníes eran una broma...
 
Mi hijo tuvo un accidente con unos amigos y a una de las chicas le quedo el brazo colgando por la mitad, le dieron fentanilo y ella recuerda como iba a amputar hasta que paso por ahí un medico de urgencias y les dijo que él pensaba que podían salvarle el brazo.
Gracias a dios ahora tiene brazo pero fue un milagro.

Las cosas funcionan así

Tenemos un mercado laboral que mantiene a los remeros al límite, y los que son funcis pasan de todo

Entonces como es posible que parezca que las cosas salen adelante?

Pues con gente que es buena persona y hace mucho más de lo que debería. Los trenes no descarrilan porque un pobre con poca gracia mecánico se le ocurre apretar un tornillo el domingo por la noche cuando ya había acabado la guardia. No se lo pagan ni sale en las noticias, y mientras la empresa haciendo campañas millonarias de lo cojonudos que son

Y así con todo
 
Doctora Amputeitor anda suelta por las vascongadas, el horror euskaldun.
 
Si es que son unas charos manos-tijeras:
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Castilla y León rechaza la petición de más asistencia a una paciente amputada de las cuatro extremidades: “No es un caso urgente”

A Rut Carpintero, vallisoletana de 43 años, le amputaron los brazos a la altura de los antebrazos, la pierna izquierda a la altura del fémur y la derecha por la tibia en 2023. Ante la ausencia de fisioterapeutas especializados en amputaciones en Castilla y León, tuvo que acudir a una clínica privada en Madrid, lo que le genera enormes gastos

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Rut Carpintero es una gran defensora de la sanidad pública. Es consciente de que sus profesionales la salvaron la vida hace unos meses, cuando sufrió la amputación de sus cuatro extremidades a consecuencia de una neumonía bilateral que desembocó en un shock séptico y en isquemia. Ahora, sin embargo, también siente que esa misma sanidad, concretamente la de Castilla y León (Sacyl), le ha abandonado y está añadiendo trabas en su difícil recuperación. Por el momento los hospitales de la región seguirán sin contar con fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales especializados en amputaciones y prótesis de miembros superiores e inferiores y Sacyl tampoco va a reembolsarle los gastos médicos que le ha generado acudir a la sanidad privada en Madrid para recibir tratamiento ante la ausencia de esos profesionales en la región.

Esta mujer de 43 años de Valladolid que se desempeñaba como profesora de Filosofía hasta que se sometió a esa cuádruple amputación el pasado julio, se ha visto obligada a acudir a una clínica privada de fisioterapia de Madrid especializada en amputaciones y prótesis, un gasto al que debe añadir la gasolina, aparte del tiempo que emplea y que cada vez que viaja con su marido debe dejar a sus dos hijas pequeñas con familiares. De nada sirvió tampoco que Rut solicitara a Sacyl que la derivaran del Hospital Clínico Universitario de Valladolid al otro centro hospitalario público de la ciudad, el Río Hortega, donde cuentan con un equipo de fisioterapeutas con cierta formación para tratar a pacientes como ella, pues la administración se lo denegó al no corresponderle por la zona en la que vive.

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“Sacyl me ha enviado varias cartas para comunicarme que me deniegan ese reembolso de los gastos médico. Cuando el tratamiento no es de la sanidad pública o concertado, únicamente lo cubrirían en caso de que se trate de asistencia sanitaria urgente, inmediata y de carácter vital, pero en su opinión mi caso no es ninguna de esas tres cosas”, cuenta en conversación con Infobae. La administración también le ha comunicado que ella ya dispone de fisioterapia y terapia ocupacional en el Hospital Clínico en Valladolid o en La Paz en Madrid, posibilidad esta última que Rut no contempla porque “es inviable ir tres días a la semana en ambulancia hasta allí si quieres hacer una vida lo más normal posible”.

Parte del escrito que Sacyl ha enviado a la paciente.
Parte del escrito que Sacyl ha enviado a la paciente.
“Me siento defraudada, frustrada, porque pensé que iba a conseguir algo, por lo menos una entrevista personal en la sanidad de Castilla y León, pero nada”, denuncia esta paciente que ya ha recogido en Change.org más de 63.000 firmas para que haya más fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales formados en amputaciones.

Adelantar 100.000 euros de las prótesis
Rut, además, ha tenido que adelantar de su propio bolsillo los casi 100.000 euros que han costado las prótesis, porque aunque la sanidad pública las financia, en ocasiones los pacientes tiene que pagar el 100% del importe del producto en la ortopedia y después para recuperarlo debe dirigirse a la Administración de su comunidad autónoma. El caso de Rut es más complicado porque no pudo encontrar las prótesis en ninguna ortopedia de Castilla y León y las tuvo que comprar en una de Madrid cuyo catálogo de productos era más amplio. Por suerte pudo tirar de ahorros, pero igualmente, se trata de una cantidad de dinero muy elevada y tiene que afrontar muchos otros gastos para adaptarse a su nueva vida, por lo que “el desembolso de dinero es constante”, lamenta.

Rut en la clínica de fisioterapia. (Cedida a Infobae)
Rut en la clínica de fisioterapia. (Cedida a Infobae)

La sanidad pública de Castilla y León también ha indicado a Rut en la carta que son ellos quienes le han prescrito las prótesis, pero ella también aclara que es el ortopeda de Madrid el que ha establecido cuáles son las más adecuadas y “el que, en definitiva, ha preparado todo”, si bien después la médica rehabilitadora de Valladolid “ha tenido a bien firmar la receta”, añade.

La sanidad pública española deja sin realizar casi dos millones de cirugías por la saturación de las listas de espera.
Aunque Rut lamenta haber tenido que destinar todos sus ahorros en su recuperación, también se considera afortunada por haber podido hacerlo gracias a su trabajo como profesora y no quiere imaginar cómo es la situación de otras muchas personas que no pueden permitírselo.
 
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