"Tras pronunciar esta frase, estampó la cabeza de la chica contra una furgoneta, por lo que Raúl volvió a insistir: “Le dije que se viniera conmigo, que le invitaba a una copa en la discoteca”. Una invitación que no fue del agrado del agresor. "
Lo de invitar a una copa a la choni de un malote en pleno apogeo de la paliza es lo más surrealista que he leído jamás. No justifico la violencia, pero vaya forma de tocar los narices.
Yo lo tengo claro, en discusiones o agresiones de pareja no me meto, paso olímpicamente, cuando se llega a esa situación ya hay un historial de agresiones previas y la agredida tiene toda la maquinaria policial y judicial a su favor, así que cuando quiera que denuncie.
En mi antiguo barrio teníamos una amiga que se emparejó con un malote que le metía por cualquier nimiedad y la tía siguió con él y hasta se casó. Nosotros no lo entendíamos, pero unos años después nos confesó que era masoquista, le ponía que su pareja le pegara. Entonces relacionamos que muchas veces, cuando él le pegaba, ella no se ponía a llorar ni a quejarse, seguía como con total normalidad, lo disfrutaba.