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Me has quitado las palabras de la boca, y me hubiera sido imposible decirlo mejor y con menos palabras. En Galicia es tradicional la autoconstrucción, y eso lleva no sólo a viviendas de calidades bastante malas, sino a una estética poco cuidada, y desde luego, a que el "chalet" pueda tardar varios lustros en terminarse. Que todo dicho, más allá del aspecto estético (y del cómo gestionar los residuos y aguas sucias), no me parece una mala idea.
Dicho lo cual, hace más de una década que no me acerco por la mariña lucense, que en su momento era un paraíso en la tierra, pero que poco a poco y con la evolución del mundo y la llegada más o menos abundante de madrileños, cambió a peor. En muy poquito tiempo se pasó de unos pueblos adorables, unas costas limpias y una tranquilidad envidiable, a puertos deportivos absurdos, "acondicionamientos" de playas a mayor gloria de los madrileños arrogantes de turno, los bares y restaurantes dejaron de ser el lugar acogedor y barato, para convertirse en más de lo mismo.
El punto de inflexión se dió cuando muchos de los establecimientos tradicionales pasaron de dejar el perolo para el caldo gallego, a llenarte el plato. Un shock que a mi me marcó, y que fue la consecuencia lógica de la actitud de superioridad del visitante de "una y no más", que cuando le dicen que el menú de tres platos (de los de salir a explotar) eran 600 pesetas, va de listo presumiendo de "qué barato".
Supongo que la evolución es lo que tiene. Miedo me da ahora acercarme por la zona, y eso que debe ser de los lugares donde menos tropelías se han cometido, porque no es zona especialmente turística, y los gallegos mayores que se retiran son en su mayoría antiguos campesinos o ganaderos, y a ellos lo que les tira es la parcelita con la casita en medio del campo.
Sería bueno que don Hinojosa se diera una vuelta por la ría del Eo, que es por la zona de lo más turístico y conocido que hay, y donde posiblemente más atropellos se han cometido.