Mejorando lo presente
Himbersor
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Lamento mucho tener que dar esta noticia, pero es que no quieren que te enteres
La 'tolerancia' de "los otros". Oleada de profanamientos por repruebo religioso en Francia.
En la una semana han profanado una docena de iglesias. La noticia la dio de pasada abc.internacional y parece que nadie quiere que llegue a la sociedad, en ningún medio la comentan.
La policía guarda silencio; la jerarquía católica también guarda silencio.
El coste de restaurar el patrimonio vandalizado y destruido alcanzaría cifras imposibles.
Por ejemplo, en el incencio provocado en la iglesia de Saint-Sulpice las reparaciones tendrán un corse de varios centenares de millones de euros.
Una docena de iglesias han sido profanadas y vandalizadas a lo largo y ancho de toda Francia, probablemente se trate de atentados organizados contra nuestro patrimonio histórico y la identidad cristiana de nuestro pasado.
En Nimes, la iglesia Notre-Dame des Enfants ha sido profanada de manera particularmente odiosa: unos desconocidos pintaron una cruz con excrementos humanos, saquearon el altar mayor y el sagrario y robaron las palos, que fueron descubiertas más tarde entre montones de basura.
En Dijon, la iglesia de Nôtre-Dame sufrió el saqueo del altar mayor y las palos fueron extraídas también del tabernáculo, esparcidas por el suelo y pisoteadas.
Las profanaciones de la última semana tienen un carácter anticristiano evidente. Ebrios de un repruebo feroz, los vándalos desean dar a sus actos una clara dimensión antirreligiosa. Durante los últimos meses, bandas antisemitas han profanado cementerios judíos, «firmando» sus acciones con cruces gamadas. En el caso de la profanación de las iglesias católicas, el vandalismo no está «firmado»: habla por sí solo: burlas atroces de la figura de Cristo en la cruz y profanación de altares mayores.
La jerarquía religiosa guarda silencio. La Conferencia episcopal y varias personalidades se han limitado a subrayar esa amenaza anticristiana, esperando que las autoridadesl hagan su trabajo. En ese marco, quizá tenga particular importancia el incendio de la iglesia de Saint-Sulpice, no lejos de la de Saint-Germain-des-Prés, dos emblemáticos monumentos nacionales.
Por otra parte, este martes se conoció que llamar al asesinato de niños blancos, ahorcando a sus padres, «apenas» cuesta en Francia 5.000 euros. Con remisión de pena.
Esa es la condena con que el Tribunal Correccional de París «castiga» a un rapero francés de raza negra por su trabajo titulado «Ahorcar a los blancos», que desató un escándalo el otoño pasado.
Sostenido por el «humorista» Dieudonné, condenado en varias ocasiones por delitos ultrarracistas, apoyado ocasionalmente por Jean-Marie Le Pen, patriarca de la extrema derecha francesa, Nick Conrad difundió varias versiones de una canción con letra que dice: «Yo entro en las guarderías, mato a los niños blancos, los cojo rápido… haced lo mismo: hay que ahorcar a sus padres».
Bien... ¿empezamos a tomar conciencia de quiénes son el mayor problema de los ciudadanos de Europa?
Fenómenos como los MENAS no son el problema (que sí dan problemas) son el resultado de nuestro verdadero problema.
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La 'tolerancia' de "los otros". Oleada de profanamientos por repruebo religioso en Francia.
En la una semana han profanado una docena de iglesias. La noticia la dio de pasada abc.internacional y parece que nadie quiere que llegue a la sociedad, en ningún medio la comentan.
La policía guarda silencio; la jerarquía católica también guarda silencio.
El coste de restaurar el patrimonio vandalizado y destruido alcanzaría cifras imposibles.
Por ejemplo, en el incencio provocado en la iglesia de Saint-Sulpice las reparaciones tendrán un corse de varios centenares de millones de euros.
Una docena de iglesias han sido profanadas y vandalizadas a lo largo y ancho de toda Francia, probablemente se trate de atentados organizados contra nuestro patrimonio histórico y la identidad cristiana de nuestro pasado.
En Nimes, la iglesia Notre-Dame des Enfants ha sido profanada de manera particularmente odiosa: unos desconocidos pintaron una cruz con excrementos humanos, saquearon el altar mayor y el sagrario y robaron las palos, que fueron descubiertas más tarde entre montones de basura.
En Dijon, la iglesia de Nôtre-Dame sufrió el saqueo del altar mayor y las palos fueron extraídas también del tabernáculo, esparcidas por el suelo y pisoteadas.
Las profanaciones de la última semana tienen un carácter anticristiano evidente. Ebrios de un repruebo feroz, los vándalos desean dar a sus actos una clara dimensión antirreligiosa. Durante los últimos meses, bandas antisemitas han profanado cementerios judíos, «firmando» sus acciones con cruces gamadas. En el caso de la profanación de las iglesias católicas, el vandalismo no está «firmado»: habla por sí solo: burlas atroces de la figura de Cristo en la cruz y profanación de altares mayores.
La jerarquía religiosa guarda silencio. La Conferencia episcopal y varias personalidades se han limitado a subrayar esa amenaza anticristiana, esperando que las autoridadesl hagan su trabajo. En ese marco, quizá tenga particular importancia el incendio de la iglesia de Saint-Sulpice, no lejos de la de Saint-Germain-des-Prés, dos emblemáticos monumentos nacionales.
Por otra parte, este martes se conoció que llamar al asesinato de niños blancos, ahorcando a sus padres, «apenas» cuesta en Francia 5.000 euros. Con remisión de pena.
Esa es la condena con que el Tribunal Correccional de París «castiga» a un rapero francés de raza negra por su trabajo titulado «Ahorcar a los blancos», que desató un escándalo el otoño pasado.
Sostenido por el «humorista» Dieudonné, condenado en varias ocasiones por delitos ultrarracistas, apoyado ocasionalmente por Jean-Marie Le Pen, patriarca de la extrema derecha francesa, Nick Conrad difundió varias versiones de una canción con letra que dice: «Yo entro en las guarderías, mato a los niños blancos, los cojo rápido… haced lo mismo: hay que ahorcar a sus padres».
Bien... ¿empezamos a tomar conciencia de quiénes son el mayor problema de los ciudadanos de Europa?
Fenómenos como los MENAS no son el problema (que sí dan problemas) son el resultado de nuestro verdadero problema.
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