Ladrillos en el muro

El Peseta

Madmaxista
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Alguien dijo (no recuerdo quien) que toda enseñanza que no partía del desarrollo del pensamiento crítico no era enseñanza sino adoctrinamiento. En 2004, José Luis Rodríguez Zapatero aprobaba una ley redactada por Juan López Aguilar en el que se privaba de un derecho inalienable al ser humano a más de veintidós millones de personas, además de volatilizar conceptos jurídicos como el in dubio pro reo, aplicado en todos los estados del llamado mundo desarrollado. Yo me he preguntado en más de una ocasión, ¿cómo es que una ley de esas características sigue vigente once años después sin que, al menos, medio país no se haya echado a las calles a protestar? Seguimos siendo ladrillos que forman un muro sobre el que se apoyan gentes con privilegios. Un muro sólido que, por desgracia, tardará mucho tiempo en derrumbarse. Pero, ¿cuáles son los mecanismos concretos (la argamasa, podríamos decir) que mantiene sólido el muro?

Los medios de comunicación. Vivimos en un mundo pequeño. Mucho más pequeño del que podamos imaginar. En nuestro micro-universo no hay más que un puñado de personas; familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo y conocidos que apenas suman uno o dos centenares. De ellos tenemos información efectiva, directa. Sabemos si inician una relación con alguien, o la acaban. Si han encontrado un nuevo empleo, o se mudaron de hogar. Si alguien perdió a su padre o se hizo un nuevo corte de pelo. Todo lo que sabemos fuera de ese círculo cómicamente insignificante es gracias a los medios de comunicación. Nosotros no vimos los ataques terroristas al semanario de Charlie Hebdó, ni estuvimos en la embarcación que arrastró al fondo del Mediterráneo la vida de doscientos pagapensiones, ni fuimos testigos de las acciones rusas en la lejana Crimea. De hecho, ¿quién de vosotros estuvisteis en Crimea en los últimos años? ¿Quién de vosotros sabía de su existencia? ¿Alguien me puede decir cuál es su plato típico, baile regional o historia reciente?

Todo lo que sabemos fuera de nuestro micro-universo de certezas es lo que nos cuentan los medios de comunicación. Nuestros ojos y oídos fuera de ese reducido círculo de personas a las que conocemos físicamente son esos medios. Es tal su importancia que muchos le han elevado a la categoría de Cuarto Poder, a la altura de los tres poderes en que se dividen (o deberían dividirse) un gobierno democrático. Pero, en España, la división de poderes nunca ha sido efectiva. En un sistema en el que los políticos (Poder Legislativo) nombran a los jueces (Poder Judicial) es evidente que la independencia de los poderes judiciales se ven peligrosamente comprometida. ¿Podemos decir, al menos, que el Cuarto Poder, el de los medios de comunicación que consumimos a todas horas, es independiente?

Bien, todo el amplio espectro de medios de comunicación que existe (prensa escrita o digital, televisión, radio…) es controlado por un reducidísimo grupo de empresas. Por citar alguna, el Grupo Planeta está detrás de la corporación Atresmedia (que dirige medios como Antena 3 y La Sexta, o la cadena de radio Onda Cero) y uno de los periódicos de tirada nacional más importantes, La Razón, además de multitud de editoriales. Así pues, tanto si compras La Razón, ves Antena 3 o La Sexta, o escuchas la radio Onda Cero, estarás informándote gracias a una sola corporación; el Grupo Planeta.

Con esto no quiero ponerme paranoico o desarrollar teorías conspiranóicas, pues estoy convencido de que existen en esos medios profesionales con ética pero, seamos honestos, ¿nos informan de todo lo que necesitamos saber? ¿Aún de aquello que vaya en contra de los intereses de Grupo Planeta? El español promedio pasa la indecente cantidad de cuatro horas delante del televisor y consumimos medios que están en manos de un puñado de empresas que anulan por completo el pensamiento crítico. Cogito ergo sum; pienso, luego existo. No pensamos por nosotros mismos y, de acuerdo a la sabia máxima de Descartes (padre del pensamiento moderno), no existimos. Cuando no existe división de los cuatro poderes, y todos están entremezclados en una única casta (perdonen el podemismo) dominante, ¿os sigue pareciendo raro que el muro siga en pie once años después de la aprobación de la ley feminista radical?

Estas son algunas estrategias para seguir manteniendo el tinglado:

No informar de crímenes de género “inverso”. Si informan (porque es un caso espeluznante y excepcional) es siempre con el matiz edulcorante de un ataque esquizofrénico, brote psicótico o depresión. Informar puntualmente de crímenes de género “convencionales” (lo cual es correcto) pero añadiendo escaso rigor y profundización en el tratamiento de la noticia. No informar de las violaciones cometidas por la Ley Integral de Violencia de Género, ni sus nefasta consecuencias democráticas y legales. Siempre que se habla en los medios de ella se hace como una ley necesaria que nos sitúa a la vanguardia del mundo en materia de lucha contra la violencia de género. No dar voz a testimonios de hombres denunciados en falso, y cuyos derechos universales han sido sistemáticamente pisoteados. No emitir debates o tertulias televisivas hablando de un tema que afecta a miles de hombres y mujeres. Ni siquiera en un espacio de baja audiencia (ya ni siquiera pido un prime time). No cuestionar tan siquiera dicha ley, lo que conduce a una visión dogmática donde no cabe la discusión sobre su validez, justicia o eficacia. Deformar y exagerar situaciones como criminalización del piropo, considerar la depilación como acto machista, culpar de todos los males a un ente abstracto como el “patriarcado”…

Y todo eso conduce a una seria de equívocas percepciones que han arraigado en la sociedad. Algunas de ellas, paradójicamente, muy machistas, como:

La mujer es un ser indefenso que necesita constantemente de protección. Ejercer la violencia siempre es malo, pero si la ejerces contra una mujer es mucho peor. Insensibilización hacia la violencia hembrista. Por ejemplo; hace poco se hizo viral en Facebook un vídeo donde una mujer (que al parecer había descubierto que su marido era infiel) destrozada su vehículo con un bate de beisbol. Sin embargo, ese acto de violencia de género se percibía por muchos como una “simpática” anécdota donde una temperamental mujer hacía “justicia” contra un cerdo desleal. Idealizar a la mujer. Es un ser superior, lleno de virtudes y escasos defectos. Madre no hay más que una. Ir en contra de la idea natural de que la mujer es un heterogéneo conjunto de seres humanos donde cabe todo; inteligentes y estúpidas, generosas y egoístas, sensibles y crueles, maravillosas y poco apreciables…



El muro es sólido, pero algunos ladrillos ya se han caído. Somos nosotros. El que escribe y el/la que lee. Somos imperfectos y seguramente estemos equivocados en muchas cuestiones. Pero ya no estamos en ese muro. Sólo hay que esperar, que algunos de nosotros, al caer, consiga desestabilizarlo lo suficiente para que se derrumbe.


El Tivípata: Ladrillos en el muro
 

Arturo Bloqueduro

Será en Octubre
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Lo importante es que esos medios de prensa aunque concentrados, están en manos del Sector Privado, y no tienen que enfrentarse contra el gobierno como si fuera Populista. :rolleye: