Tusade
Madmaxista
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Con permiso del forero @Aguilucho , te copio y pego el artículo para que tenga más visibilidad
www.businessinsider.es
La red de espías rusos infiltrados sigilosamente en Occidente, al descubierto
Victor Muller era un estudiante muy popular en la prestigiosa Escuela Johns Hopkins de Estudios Internacionales Avanzados de Washington, D.C.
El "brasileño" fue descrito a la CNN por sus compañeros como una persona sociable e inteligente. Era animado en clase, abierto de mente y a menudo se le veía por el campus llevando consigo el casco de su moto.
Un estudiante comentó que era la última persona de la que sospecharían que era un espía.
Pero en marzo se reveló la verdadera identidad de Muller. La fiscalía de los Países Bajos declaró que Muller era, en realidad, Sergey Vladimirovich Cherkasov, un agente militar ruso que, con una identidad falsa, buscó un puesto de becario en el Tribunal Penal Internacional de La Haya para robar información de los servicios de inteligencia.
Poco después, cuatro individuos con identidad búlgara fueron detenidos en el Reino Unido. La fiscalía británica dijo que en realidad eran agentes de inteligencia rusos, que vivían bajo identidades falsas para recabar información sobre elementos clave de las infraestructuras del Reino Unido.
Los casos, según explican los expertos a Business Insider, demuestran que, a medida que aumentan las tensiones con Occidente, Rusia está intensificando su famoso programa de "ilegales", o espías que viven con identidades falsas, para infiltrarse en países extranjeros.
Es un método en el que Rusia ha confiado desde los primeros días de la Unión Soviética, con sus agentes "encubiertos" representados en películas, libros y series de televisión.
Pero con el paso del tiempo, los expertos creen que Rusia ha desarrollado nuevas técnicas para crear las "leyendas" o identidades falsas de sus ilegales.
Rusia recurre a viejos métodos
Los espías desplegados en el extranjero se dividen en dos grandes categorías. La mayoría son "legales", enviados a embajadas extranjeras para ocupar aparentemente puestos diplomáticos mientras recopilan información en secreto. También hay agentes "encubiertos", o "ilegales", que viven con identidades falsas, a veces durante décadas.
La famosa capacidad de Rusia para formar agentes "encubiertos" se remonta a los primeros años de la Unión Soviética, cuando los países occidentales se negaban a reconocer la legitimidad del Gobierno comunista y prohibían la entrada a sus representantes diplomáticos.
Para recabar información sobre los numerosos enemigos extranjeros de Rusia, el precursor del KGB, el NKVD, empezó a enviar agentes al extranjero con alias falsos. A menudo, pasaban años viviendo vidas aparentemente mundanas, mientras desarrollaban en secreto fuentes y recopilaban información de inteligencia.
La invasión rusa de Ucrania ha hundido las relaciones entre Occidente y Rusia hasta su punto más bajo desde la Guerra Fría, y las relaciones diplomáticas han vuelto a resquebrajarse.
Los Gobiernos occidentales han expulsado a 700 diplomáticos rusos a los que han acusado de ser "legales" que trabajan para las agencias de inteligencia rusas.
Kevin Riehle, antiguo agente de contrainteligencia del FBI, dice que esto significa que Rusia está volviendo a los viejos métodos, y desplegando agentes "encubiertos" bajo identidades falsas para infiltrarse en Occidente.
"Como no parecen rusos, no actúan desde la embajada, pueden moverse sin el escrutinio al que se somete a un funcionario diplomático ruso", afirma.
Desde la expulsión masiva de diplomáticos rusos, "los ilegales son lo que queda básicamente, así que adquieren una gran importancia", añade.
El propio presidente ruso, Vladímir pilinguin, un antiguo agente de inteligencia del KGB, celebra desde hace tiempo las hazañas de los espías rusos. En un discurso pronunciado en la sede de la agencia rusa de inteligencia exterior, el SVR, en 2020, elogió a los "valientes" espías rusos.
pilinguin ha descrito el hecho de convertirse en un "ilegal" como un "acto de abnegación y heroísmo de estas personas por ir y, ya sabéis, desaparecer de la sociedad en nombre de la patria", señala Trevor Barnes, cuyo libro, "Dead Doubles" ("Dobles muertos"), explora una de las más famosas redes rusas de espionaje encubierto.
En 2014, diez agentes secretos rusos fueron descubiertos en Estados Unidos. Una de las espías, Anna Chapman, se convirtió en una estrella de la prensa rosa y, a su regreso a Rusia, consiguió un lucrativo puesto en el consejo de administración de un banco.
Cómo Rusia crea "leyendas" para sus espías
Bajo el mandato de pilinguin, Rusia ha evolucionado los métodos que utiliza para crear sofisticadas identidades encubiertas para sus espías, o "leyendas", como se las conoce en el mundillo.
Durante la Guerra Fría, Canadá se convirtió en un centro de creación ilícita de identidades para espías rusos. El país tenía normas menos estrictas para la creación de pasaportes y documentos de identidad que otras naciones occidentales, señala Barnes.
Algunos funcionarios rusos de embajadas extranjeras desempeñaban un papel macabro, explica, peinando los periódicos en busca de noticias sobre muertes de niños cuyas identidades se utilizarían después para obtener pasaportes para los agentes. Pero tras el 11-S, las nuevas tecnologías, como los pasaportes biométricos, dificultaron el uso de documentos de identidad falsos.
Barnes asegura que hay "vaivenes" en el uso de las nuevas tecnologías para registrar la identidad, y que la IA y otras nuevas tecnologías han facilitado la producción de falsificaciones convincentes.
Las nuevas tecnologías, según él, "ejercen una gran presión sobre las agencias de fronteras".
Rusia también ha recurrido a una nueva parte del mundo para obtener identidades falsas para sus agentes: Sudamérica. Allí, la corrupción es moneda corriente y el Kremlin puede contar con el apoyo de aliados de hace décadas.
"Es un poco más fácil encontrar a un individuo cooperativo en una oficina de registro o en una oficina de permisos de conducir o lo que sea, a quien puedes reclutar, o puedes pagar y que está dispuesto a pasar por alto tal vez una pequeña anomalía en la solicitud", dice Riehle.
"Rusia va donde es más fácil. Y al igual que con cualquier actividad operativa, vas a donde hay menos riesgo, así que sospecho que van allí porque el riesgo es menor", sentencia Riehle.
En los últimos meses se han descubierto varios presuntos agentes rusos que vivían bajo identidades sudamericanas.
En Eslovenia, una pareja que vivía con sus dos hijos fue detenida en marzo y acusada de vivir bajo identidades argentinas falsas mientras espiaba para Rusia. Un académico que vivía bajo una identidad brasileña fue detenido en Noruega en 2022, acusado de espiar para Rusia.
Rusia también puede estar volviendo a métodos que innovó hace décadas, durante la Guerra Civil española.
Durante el conflicto bélico, los agentes de la Unión Soviética robaron pasaportes a los extranjeros que se alistaron para luchar por el bando republicano contra el régimen fascista de Franco. Los utilizaron para crear identidades "encubiertas" para espías, y algunos de ellos no fueron desenmascarados hasta décadas después de que terminara la guerra.
Es posible, comenta Riehle, que Rusia esté utilizando las mismas tácticas ahora. Se cree que miles de combatientes extranjeros de Asia Central, Oriente Próximo y otros lugares se han alistado para luchar con grupos mercenarios rusos en Ucrania.
"Creo que es posible que los servicios rusos utilicen hoy un método similar. Sobre todo porque hay combatientes extranjeros de múltiples países que viajan a Ucrania para luchar en el bando ruso, no sólo en el ucraniano", afirma Riehle.
Los "ilegales" rusos llevan una vida normal
Pero el mundo de los agentes secretos rusos no siempre es tan glamuroso como lo pintan las películas y las novelas. A menudo, explica Barnes, los agentes encubiertos llevan una vida anónima y discreta, tratando de infiltrarse en sus objetivos.
Los espías soviéticos Morris Cohen y su esposa Lona vivieron en la década de 1950 en el suburbio londinense de Ruislip bajo las identidades de los libreros anticuarios Peter y Helen Kroger mientras enviaban información de inteligencia a Moscú.
Los presuntos agentes detenidos recientemente en el Reino Unido llevaban vidas corrientes, trabajando como ingenieros de redes, conductores de hospital y ayudantes de laboratorio. Un mundo alejado de los casinos y la intriga internacional de las películas de James Bond.
Un desertor desenmascara a los ilegales
Como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania, el mundo del espionaje se ha vuelto aún más peligroso, explica Barnes. La invasión provocó una oleada de deserciones hacia Occidente y el temor a represalias brutales por parte del Kremlin.
Según Barnes, es probable que el desenmascaramiento de varios rusos ilegales en Occidente en los últimos meses sea el resultado de la información de inteligencia transmitida por un desertor.
John Sipher, antiguo director adjunto de las operaciones de la CIA en Rusia, ha declarado a The Guardian que cree que es probable que una fuente dentro de Rusia haya pasado información a los servicios de inteligencia estadounidenses u occidentales, permitiendo así descubrir a los ilegales.
"Es casi imposible para los servicios de contrainteligencia descubrir a ilegales, excepto algunos de estos ilegales del Gobierno ruso, que parecen haber tenido números de pasaporte secuenciales. Casi siempre se trata de una fuente humana", afirma Sipher.
Como resultado, el programa de "ilegales" está ahora envuelto en capas aún más profundas de miedo y seguridad.
"En los dos últimos años ha habido muchas deserciones en la sombra y nada de eso se ha hecho público todavía", dice Barnes. "Los servicios de seguridad les han dado niveles de protección mucho, mucho más altos".
Es imposible saber, apunta Riehle, cuántos agentes encubiertos ha desplegado Rusia en Occidente. Tradicionalmente, los agentes colocados en funciones de encubrimiento profundo se entrenan durante unos seis años, un proceso costoso y minucioso diseñado para limar cualquier error o incoherencia que pueda exponerlos a vivir bajo una identidad falsa. Según Riehle, el número de agentes puede ser tan bajo como 30.
Pero hay un detalle que, según él, es casi imposible de eliminar a pesar de los años de formación: los acentos.
Es uno de los detalles que llevó a los estudiantes a sospechar que las cosas no eran todo lo que parecían con el presunto espía ruso Cherkasov.
"Mirando hacia atrás, era una señal de alarma", ha dicho el antiguo compañero a la CNN, hablando bajo condición de anonimato, sobre el acento de Cherkasov. "Recuerdo que en ese momento pensé que aquello no tenía mucho sentido".
La red de espías rusos infiltrados sigilosamente en Occidente, al descubierto
Rusia está reforzando su despliegue de espías de incógnito bajo identidades falsas en Occidente: hay un signo revelador que ayuda a descubrirlos, según los expertos.
www.businessinsider.es
La red de espías rusos infiltrados sigilosamente en Occidente, al descubierto
- Varios presuntos espías rusos con identidades falsas han sido capturados en Occidente en los últimos meses.
- Los expertos explican a Business Insider que Sudamérica es una de las principales fuentes de identidades falsas.
Victor Muller era un estudiante muy popular en la prestigiosa Escuela Johns Hopkins de Estudios Internacionales Avanzados de Washington, D.C.
El "brasileño" fue descrito a la CNN por sus compañeros como una persona sociable e inteligente. Era animado en clase, abierto de mente y a menudo se le veía por el campus llevando consigo el casco de su moto.
Un estudiante comentó que era la última persona de la que sospecharían que era un espía.
Pero en marzo se reveló la verdadera identidad de Muller. La fiscalía de los Países Bajos declaró que Muller era, en realidad, Sergey Vladimirovich Cherkasov, un agente militar ruso que, con una identidad falsa, buscó un puesto de becario en el Tribunal Penal Internacional de La Haya para robar información de los servicios de inteligencia.
Poco después, cuatro individuos con identidad búlgara fueron detenidos en el Reino Unido. La fiscalía británica dijo que en realidad eran agentes de inteligencia rusos, que vivían bajo identidades falsas para recabar información sobre elementos clave de las infraestructuras del Reino Unido.
Los casos, según explican los expertos a Business Insider, demuestran que, a medida que aumentan las tensiones con Occidente, Rusia está intensificando su famoso programa de "ilegales", o espías que viven con identidades falsas, para infiltrarse en países extranjeros.
Es un método en el que Rusia ha confiado desde los primeros días de la Unión Soviética, con sus agentes "encubiertos" representados en películas, libros y series de televisión.
Pero con el paso del tiempo, los expertos creen que Rusia ha desarrollado nuevas técnicas para crear las "leyendas" o identidades falsas de sus ilegales.
Rusia recurre a viejos métodos
Los espías desplegados en el extranjero se dividen en dos grandes categorías. La mayoría son "legales", enviados a embajadas extranjeras para ocupar aparentemente puestos diplomáticos mientras recopilan información en secreto. También hay agentes "encubiertos", o "ilegales", que viven con identidades falsas, a veces durante décadas.
La famosa capacidad de Rusia para formar agentes "encubiertos" se remonta a los primeros años de la Unión Soviética, cuando los países occidentales se negaban a reconocer la legitimidad del Gobierno comunista y prohibían la entrada a sus representantes diplomáticos.
Para recabar información sobre los numerosos enemigos extranjeros de Rusia, el precursor del KGB, el NKVD, empezó a enviar agentes al extranjero con alias falsos. A menudo, pasaban años viviendo vidas aparentemente mundanas, mientras desarrollaban en secreto fuentes y recopilaban información de inteligencia.
La invasión rusa de Ucrania ha hundido las relaciones entre Occidente y Rusia hasta su punto más bajo desde la Guerra Fría, y las relaciones diplomáticas han vuelto a resquebrajarse.
Los Gobiernos occidentales han expulsado a 700 diplomáticos rusos a los que han acusado de ser "legales" que trabajan para las agencias de inteligencia rusas.
Kevin Riehle, antiguo agente de contrainteligencia del FBI, dice que esto significa que Rusia está volviendo a los viejos métodos, y desplegando agentes "encubiertos" bajo identidades falsas para infiltrarse en Occidente.
"Como no parecen rusos, no actúan desde la embajada, pueden moverse sin el escrutinio al que se somete a un funcionario diplomático ruso", afirma.
Desde la expulsión masiva de diplomáticos rusos, "los ilegales son lo que queda básicamente, así que adquieren una gran importancia", añade.
El propio presidente ruso, Vladímir pilinguin, un antiguo agente de inteligencia del KGB, celebra desde hace tiempo las hazañas de los espías rusos. En un discurso pronunciado en la sede de la agencia rusa de inteligencia exterior, el SVR, en 2020, elogió a los "valientes" espías rusos.
pilinguin ha descrito el hecho de convertirse en un "ilegal" como un "acto de abnegación y heroísmo de estas personas por ir y, ya sabéis, desaparecer de la sociedad en nombre de la patria", señala Trevor Barnes, cuyo libro, "Dead Doubles" ("Dobles muertos"), explora una de las más famosas redes rusas de espionaje encubierto.
En 2014, diez agentes secretos rusos fueron descubiertos en Estados Unidos. Una de las espías, Anna Chapman, se convirtió en una estrella de la prensa rosa y, a su regreso a Rusia, consiguió un lucrativo puesto en el consejo de administración de un banco.
Cómo Rusia crea "leyendas" para sus espías
Bajo el mandato de pilinguin, Rusia ha evolucionado los métodos que utiliza para crear sofisticadas identidades encubiertas para sus espías, o "leyendas", como se las conoce en el mundillo.
Durante la Guerra Fría, Canadá se convirtió en un centro de creación ilícita de identidades para espías rusos. El país tenía normas menos estrictas para la creación de pasaportes y documentos de identidad que otras naciones occidentales, señala Barnes.
Algunos funcionarios rusos de embajadas extranjeras desempeñaban un papel macabro, explica, peinando los periódicos en busca de noticias sobre muertes de niños cuyas identidades se utilizarían después para obtener pasaportes para los agentes. Pero tras el 11-S, las nuevas tecnologías, como los pasaportes biométricos, dificultaron el uso de documentos de identidad falsos.
Barnes asegura que hay "vaivenes" en el uso de las nuevas tecnologías para registrar la identidad, y que la IA y otras nuevas tecnologías han facilitado la producción de falsificaciones convincentes.
Las nuevas tecnologías, según él, "ejercen una gran presión sobre las agencias de fronteras".
Rusia también ha recurrido a una nueva parte del mundo para obtener identidades falsas para sus agentes: Sudamérica. Allí, la corrupción es moneda corriente y el Kremlin puede contar con el apoyo de aliados de hace décadas.
"Es un poco más fácil encontrar a un individuo cooperativo en una oficina de registro o en una oficina de permisos de conducir o lo que sea, a quien puedes reclutar, o puedes pagar y que está dispuesto a pasar por alto tal vez una pequeña anomalía en la solicitud", dice Riehle.
"Rusia va donde es más fácil. Y al igual que con cualquier actividad operativa, vas a donde hay menos riesgo, así que sospecho que van allí porque el riesgo es menor", sentencia Riehle.
En los últimos meses se han descubierto varios presuntos agentes rusos que vivían bajo identidades sudamericanas.
En Eslovenia, una pareja que vivía con sus dos hijos fue detenida en marzo y acusada de vivir bajo identidades argentinas falsas mientras espiaba para Rusia. Un académico que vivía bajo una identidad brasileña fue detenido en Noruega en 2022, acusado de espiar para Rusia.
Rusia también puede estar volviendo a métodos que innovó hace décadas, durante la Guerra Civil española.
Durante el conflicto bélico, los agentes de la Unión Soviética robaron pasaportes a los extranjeros que se alistaron para luchar por el bando republicano contra el régimen fascista de Franco. Los utilizaron para crear identidades "encubiertas" para espías, y algunos de ellos no fueron desenmascarados hasta décadas después de que terminara la guerra.
Es posible, comenta Riehle, que Rusia esté utilizando las mismas tácticas ahora. Se cree que miles de combatientes extranjeros de Asia Central, Oriente Próximo y otros lugares se han alistado para luchar con grupos mercenarios rusos en Ucrania.
"Creo que es posible que los servicios rusos utilicen hoy un método similar. Sobre todo porque hay combatientes extranjeros de múltiples países que viajan a Ucrania para luchar en el bando ruso, no sólo en el ucraniano", afirma Riehle.
Los "ilegales" rusos llevan una vida normal
Pero el mundo de los agentes secretos rusos no siempre es tan glamuroso como lo pintan las películas y las novelas. A menudo, explica Barnes, los agentes encubiertos llevan una vida anónima y discreta, tratando de infiltrarse en sus objetivos.
Los espías soviéticos Morris Cohen y su esposa Lona vivieron en la década de 1950 en el suburbio londinense de Ruislip bajo las identidades de los libreros anticuarios Peter y Helen Kroger mientras enviaban información de inteligencia a Moscú.
Los presuntos agentes detenidos recientemente en el Reino Unido llevaban vidas corrientes, trabajando como ingenieros de redes, conductores de hospital y ayudantes de laboratorio. Un mundo alejado de los casinos y la intriga internacional de las películas de James Bond.
Un desertor desenmascara a los ilegales
Como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania, el mundo del espionaje se ha vuelto aún más peligroso, explica Barnes. La invasión provocó una oleada de deserciones hacia Occidente y el temor a represalias brutales por parte del Kremlin.
Según Barnes, es probable que el desenmascaramiento de varios rusos ilegales en Occidente en los últimos meses sea el resultado de la información de inteligencia transmitida por un desertor.
John Sipher, antiguo director adjunto de las operaciones de la CIA en Rusia, ha declarado a The Guardian que cree que es probable que una fuente dentro de Rusia haya pasado información a los servicios de inteligencia estadounidenses u occidentales, permitiendo así descubrir a los ilegales.
"Es casi imposible para los servicios de contrainteligencia descubrir a ilegales, excepto algunos de estos ilegales del Gobierno ruso, que parecen haber tenido números de pasaporte secuenciales. Casi siempre se trata de una fuente humana", afirma Sipher.
Como resultado, el programa de "ilegales" está ahora envuelto en capas aún más profundas de miedo y seguridad.
"En los dos últimos años ha habido muchas deserciones en la sombra y nada de eso se ha hecho público todavía", dice Barnes. "Los servicios de seguridad les han dado niveles de protección mucho, mucho más altos".
Es imposible saber, apunta Riehle, cuántos agentes encubiertos ha desplegado Rusia en Occidente. Tradicionalmente, los agentes colocados en funciones de encubrimiento profundo se entrenan durante unos seis años, un proceso costoso y minucioso diseñado para limar cualquier error o incoherencia que pueda exponerlos a vivir bajo una identidad falsa. Según Riehle, el número de agentes puede ser tan bajo como 30.
Pero hay un detalle que, según él, es casi imposible de eliminar a pesar de los años de formación: los acentos.
Es uno de los detalles que llevó a los estudiantes a sospechar que las cosas no eran todo lo que parecían con el presunto espía ruso Cherkasov.
"Mirando hacia atrás, era una señal de alarma", ha dicho el antiguo compañero a la CNN, hablando bajo condición de anonimato, sobre el acento de Cherkasov. "Recuerdo que en ese momento pensé que aquello no tenía mucho sentido".
