Esa manifestación, y hablo desde un punto de vista totalmente aséptico, ha sido un error. Una cifra que ronda las 3.000 personas para una manifestación celebrada en Madrid es una ridiculez. Sólo un amplio consenso político y social podría haber garantizado una elevada participación. Este tipo de convocatorias, si son exitosas deterioran la imagen pública de Pedro Sánchez y su gobierno, que es precisamente lo que pretenden. Pero si resultan fallidas ¿A quién beneficia?