Guerrilla Jr.
Madmaxista
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Internet es un mundo mágico. Internet lo aguanta todo. Puedes ser quien quieras. Y siempre queremos ser los mejores.
Porque detrás de nuestras pantallas todos somos listos, ocurrentes, leales y valientes pero lejos de nuestros móviles y ordenadores es donde está la verdad a la que hay que enfrentarse. Ahí es donde La disidencia se demuestra cada día, fuera de las pantallas, arriesgando sin calcular, actuando sin dudar, estando donde estamos y siendo quienes somos. Listos para encajar los golpes de la vida y rápidos para golpear nosotros, creando nuestra realidad, transformando la de los demás sin permitir que la suya nos aplaste.
Nuestro país está sumido en una crisis de valores sin parangón en nuestra historia, sin embargo, este fenómeno no consigue despertar una respuesta acorde al peligro que nos acecha. ¿Cuáles son los motivos de esta tímida respuesta ciudadana? ¿Qué podemos hacer para luchar contra esto? ¿Por qué no atrae lo suficiente el radicalismo de nuestro lado del espectro político? .
Respondiendo a la primera pregunta, puedo afirmar que el motivo de tanta parsimonia no es otro que la castración y humillación del varón y todo lo que lo identificaba en los últimos años, sumado a esto el rechazo introducido en la mujer hacia vivir su rol tradicional como proveedora y cuidadora del núcleo familiar, avergonzándola por ello y haciéndola sentir la mascota del hombre.
La izquierda (y sus variantes) han conseguido tomar casi por completo instituciones como la enseñanza, los servicios sociales y la prensa, introduciendo estos caballos de ideológicos en la población desde jóvenes, alejándolos de su crecimiento natural, rompiendo su seña de identidad al impedirles desarrollarse como niños/niñas con sus propios intereses y aficiones, forzando ideas poco naturales al obligar al niño a pensar como una niña y a la niña a ambicionar lo que ambicionaría un niño. Esto, provoca un auto rechazo a ideas lógicas que la naturaleza y su programa natural les ofrece, haciendo que el individuo tema compartirlas al ir contra lo aprendido, han marginado la normalidad, han conseguido que se tema expresarse en publico al convertir en radical lo que siempre fue sentido común, han prohibido al niño querer ser hombre y a la niña mujer, han prohibido llamar al simple, simple y al líder, líder.
Jamás llegaremos a influir nada estando en los límites de la sociedad, hay que entrar en ella y convertirla sin ser convertidos. Hay que formar parte de la Asociación de Padres de Alumnos*en el colegio para que no manden a tu hijo con tu dinero a un progretaller lobotomizador, hay que bajar al parque para que no sea una jungla, hay en definitiva, que ser parte de la sociedad y moldearla desde el ejemplo. La mejor manera de defender una forma de vida es vivirla, ser un ejemplo de varón/mujer tradicional, estar orgulloso de tu relación monógama, criar a tus hijos en el respeto a la institución familiar, ser puntual, humilde, aseado, pulcro, educado, culto, atlético.
Esto atraerá el respeto de tu entorno y la consecuente influencia, somos animales sociales y es así como actuamos, crea opinión ganando influencia y admiración, recomienda lecturas cuando identifiques a alguien lúcido, gana una batalla dialéctica cuando tengas ocasión, sé un ejemplo y defiende con orgullo, entereza y buena oratoria lo que debe ser defendido, el Honor, que es ni más ni menos la ideología por excelencia.
No queda otro remedio que combatir el fuego con fuego, no queda otra lucha que la de bajar a esas trincheras de la opinión y ser profesores, creadores de información, asociarse y ser padres o madres, en definitiva, participar. Es nuestro deber hacer normal lo que siempre fue normal. Luchemos desde dentro normalizando lo que somos, disidentes.
Porque detrás de nuestras pantallas todos somos listos, ocurrentes, leales y valientes pero lejos de nuestros móviles y ordenadores es donde está la verdad a la que hay que enfrentarse. Ahí es donde La disidencia se demuestra cada día, fuera de las pantallas, arriesgando sin calcular, actuando sin dudar, estando donde estamos y siendo quienes somos. Listos para encajar los golpes de la vida y rápidos para golpear nosotros, creando nuestra realidad, transformando la de los demás sin permitir que la suya nos aplaste.
Nuestro país está sumido en una crisis de valores sin parangón en nuestra historia, sin embargo, este fenómeno no consigue despertar una respuesta acorde al peligro que nos acecha. ¿Cuáles son los motivos de esta tímida respuesta ciudadana? ¿Qué podemos hacer para luchar contra esto? ¿Por qué no atrae lo suficiente el radicalismo de nuestro lado del espectro político? .
Respondiendo a la primera pregunta, puedo afirmar que el motivo de tanta parsimonia no es otro que la castración y humillación del varón y todo lo que lo identificaba en los últimos años, sumado a esto el rechazo introducido en la mujer hacia vivir su rol tradicional como proveedora y cuidadora del núcleo familiar, avergonzándola por ello y haciéndola sentir la mascota del hombre.
La izquierda (y sus variantes) han conseguido tomar casi por completo instituciones como la enseñanza, los servicios sociales y la prensa, introduciendo estos caballos de ideológicos en la población desde jóvenes, alejándolos de su crecimiento natural, rompiendo su seña de identidad al impedirles desarrollarse como niños/niñas con sus propios intereses y aficiones, forzando ideas poco naturales al obligar al niño a pensar como una niña y a la niña a ambicionar lo que ambicionaría un niño. Esto, provoca un auto rechazo a ideas lógicas que la naturaleza y su programa natural les ofrece, haciendo que el individuo tema compartirlas al ir contra lo aprendido, han marginado la normalidad, han conseguido que se tema expresarse en publico al convertir en radical lo que siempre fue sentido común, han prohibido al niño querer ser hombre y a la niña mujer, han prohibido llamar al simple, simple y al líder, líder.
Jamás llegaremos a influir nada estando en los límites de la sociedad, hay que entrar en ella y convertirla sin ser convertidos. Hay que formar parte de la Asociación de Padres de Alumnos*en el colegio para que no manden a tu hijo con tu dinero a un progretaller lobotomizador, hay que bajar al parque para que no sea una jungla, hay en definitiva, que ser parte de la sociedad y moldearla desde el ejemplo. La mejor manera de defender una forma de vida es vivirla, ser un ejemplo de varón/mujer tradicional, estar orgulloso de tu relación monógama, criar a tus hijos en el respeto a la institución familiar, ser puntual, humilde, aseado, pulcro, educado, culto, atlético.
Esto atraerá el respeto de tu entorno y la consecuente influencia, somos animales sociales y es así como actuamos, crea opinión ganando influencia y admiración, recomienda lecturas cuando identifiques a alguien lúcido, gana una batalla dialéctica cuando tengas ocasión, sé un ejemplo y defiende con orgullo, entereza y buena oratoria lo que debe ser defendido, el Honor, que es ni más ni menos la ideología por excelencia.
No queda otro remedio que combatir el fuego con fuego, no queda otra lucha que la de bajar a esas trincheras de la opinión y ser profesores, creadores de información, asociarse y ser padres o madres, en definitiva, participar. Es nuestro deber hacer normal lo que siempre fue normal. Luchemos desde dentro normalizando lo que somos, disidentes.
