http://www.hispalibertas.com/noticias/2007/03/15/la-jovenlandesesidad-sube…-pues-claro-i.html
Alberto Díaz Justo | Jueves, 15 de marzo de 2007 a las 11:17
La jovenlandesesidad sube…, pues claro (y II)
Alberto Díaz Justo | Domingo, 18 de marzo de 2007 a las 11:29
Alberto Díaz Justo | Jueves, 15 de marzo de 2007 a las 11:17
http://www.hispalibertas.com/noticias/2007/03/18/la-jovenlandesesidad-sube…-pues-claro-y-ii.htmlDos y dos son cuatro y si el tipo de interés sube la jovenlandesesidad también. Lógica aplastante esta. Lo que deberíamos pensar es qué hay detrás de esa jovenlandesesidad, más que nada porque eso significa que miles de familias se están viendo en una situación cuanto menos peligrosa y eso tiene que ser motivo de reflexión para los estudiosos de los asuntos económicos.
Las vacas obesas cuando no tienen más que aire en su estómago irremediablemente se convierten en flacas. El problema no es la vaca ni si está más o menos florida sino quién y porqué la ha alimentado a base de aire. La vaca es la sociedad española, la espléndida barriga es el crecimiento económico y el aire es el crédito fiduciario creado por el sistema bancario, responsable último de la mala alimentación de la vaca.
Los bancos tienen la extraña facultad de poder crear dinero y el estado, cómplice de ello, respalda la actuación mediante el sostenimiento de los bancos centrales. Esa actividad de crear dinero de la nada si la hiciéramos los simples mortales iríamos derechitos a la guandoca pero si uno se hace llamar “Banco” la cosa cambia, ahora forma parte del engranaje intervencionista del estado en la economía y se le da la bienvenida a lo grande. Ya no tiene que atenerse a las normas básicas del derecho como no confundir un contrato de depósito con uno de préstamo, ni mucho menos, puede prestar a terceros lo que uno le ha confiado al banco en forma de depósito. Esta operación la llevan a cabo los bancos a través del denominado coeficiente legal de caja, mecanismo por el cual un banco no tiene obligación de mantener en caja más de un determinado porcentaje del volumen total de depósitos de los clientes. De ahí que cuando vamos a sacar grandes cantidades de dinero el banco nos diga “vuelva usted mañana”, y es que en realidad no tienen nuestro dinero, lo han prestado a terceros para obtener enormes beneficios. Fíjese el lector que de mi dinero ahorrado que ahora quiero sacar está viviendo otra persona. Son dos los individuos pero sólo un ahorro verdadero. Así, mediante una sencilla fórmula podemos saber cuánto dinero fiduciario (no respaldado por ahorro real) existe en una economía. Supongamos, por ejemplo, que existen mil euros de ahorro real y el coeficiente legal de caja es del 3%, en ese caso dividimos 1000 por 0,03 y nos da un resultado de 33.333,33 (período). Abracadabra pata de cabra y ¡tachán! Ahí está esa enorme cantidad de dinero disponible para la sociedad partiendo sólo de mil euros. Asombroso verdad, pues ese es el aire creado por los bancos y del que se ha estado alimentado la sociedad.
Para emprender cualquier empresa necesitamos contar con recursos de los que surtirnos mientras estamos ampliando el negocio, por ejemplo. Si lo que nos prestan no es más que aire y nada de comida (ahorro real), entonces en algún momento nos quedaremos con hambre y empezaremos a demandar más comida que, sépanlo ya, no llegará por el momento.
La cuestión es ver como gente que creía que en su situación económica no iba a poder comprar un piso finalmente se lo ha podido comprar. Esta gente de lo que se ha alimentado hasta ahora es de aire. Si sólo hubiese comida de verdad en la economía esta gente no se hubiera podido comprar un piso pero por alguna razón alguien les dijo que sí podían y les ofreció aire que ellos creían comida. Ese alguien es el sistema bancario (auspiciado por el estado). Para poder sacar al mercado esa ingente cantidad de dinero el banco central rebajó el tipo de interés por debajo de la tasa natural. Así cualquiera verdad, se lo han “puesto a huevo” (con perdón) a los bancos. Primero les conceden la facultad de crear dinero y ahora rebajan el interés para que puedan endilgarle un préstamo al primer primo que pase por la oficina del banco.
La jovenlandesesidad sube…, pues claro (y II)
Alberto Díaz Justo | Domingo, 18 de marzo de 2007 a las 11:29
Veamos un momento qué le ha ocurrido al tipo de interés. Un tipo de interés no intervenido refleja la cantidad de ahorro disponible en la sociedad para aquellos que quieran disponer de él, a cambio del interés del momento. En la sociedad nada ha ocurrido con la preferencia temporal de los individuos (la preferencia por consumir en el futuro o hacerlo ahora) pero el BCE ha manipulado la tasa para que el banco pudiera encontrar tomadores de crédito. La enorme cantidad de dinero de la que antes hablábamos y que el banco espera sacar al mercado crediticio sólo podrá lograr su objetivo si el banquero central (encargado de la estipulación de los tipos de interés, esto es, socialismo puro y duro), como ya hemos señalado, le ayuda. A tasas más bajas, mayor cantidad de individuos se han decidido por comprar una casa. Se diría que si observamos la nueva tasa llegaremos a la conclusión de que hay más ahorro en la sociedad, que, por tanto, la gente ha modificado su preferencia temporal en aras de posponer su consumo. Pero como hemos dicho antes, nada ha cambiado en las preferencias por el consumo-ahorro de la gente por lo que existe una clara dicotomía entre la realidad y la “realidad bancaria”.
Los individuos, crédulos de la buena fe del banco, tiran cohetes de su buena fortuna, por fin han podido cumplir su sueño de comprase su propia casa y encima con lo difícil que parecía su situación financiera. Pero con este sistema fraudulento nada es imposible, hasta el último “currito” (con todos mis respetos) ha comprado su piso. Qué maravilla. Es una verdadera pena que tarde o temprano tanta gente se tenga que despertar del sueño pero las leyes económicas son tozudas y nos dicen que el ahorro del que ha vivido tanta gente se acabará antes de lo esperado porque en realidad no existe tal ahorro, nunca ha existido. En algún momento, el interés se deberá corregir para que la sangría no llegue a mayores (esto ya lo ha empezado a hacer el BCE) hasta alcanzar el nivel natural, aquel del que nuca debió desviarse.
Lógicamente habrá quien no esté conforme con esta sentencia favorable a la subida de tipos pero no hacerlo significaría seguir inyectando morfina en la sociedad mientras ésta enferma cada vez más, en ningún caso solucionaría nada, a lo sumo retrasaría la caída y la haría más dolorosa.
Y ya hemos llegado al punto en el que nos encontramos. Miles de personas endeudadas hasta las cejas con un tipo de interés que les ahoga cada vez más. Muchas podrán sacar la cabeza del agua crecida y capear el temporal como puedan pero también habrá quien por desgracia se vean arrastradas por la corriente crediticia y perezcan en el intento (financieramente hablando, claro). De ahí que se esté produciendo la lógica subida da la jovenlandesesidad, y más que lo hará. Los expertos prevén que nuestra economía llegue a su punto más bajo en torno a 2009/2010, y una vez ahí vuelta a empezar. El ciclo económico no tendrá fin mientras políticos irresponsables continúen azuzando un enfermo mercado crediticio para apoyar sus políticas monetarias expansionistas. Mientras tanto, miles de ciudadanos verán como no pueden hacer frente al pago de la hipoteca, a lo que su entidad bancaria “de confianza” responderá embragando el piso con el que tanto habían soñado y que tan poco tiempo han disfrutado. Ya es hora de que esa gente abra los ojos a la realidad económica. Comprendo que no sea fácil de aprehender un mecanismo como el aquí descrito pero modestos artículos como este deben ayudar a señalar con el dedo acusador al culpable de esta carnicería crediticia causante de tanto sufrimiento.
Se trata, una vez más, del intervencionismo estatal en la economía.