La inversión del Arbol de la Vida

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El pasado 3 de agosto, una mujer de 45 años oriunda de Hattiesburg, Mississippi, casi muere de un infarto causado por el orgasmo que tuvo con los embistes amorosos de su marido. ¿Cómo lo sé yo si no conozco ni a esta señora, ni a su marido, ni jamás he pisado el Estado de la Magnolia? Pues porque la información apareció en todos los medios internacionales, de prensa digital y televisión, en esta última con explicación de lo sucedido por un experto cardiólogo que alertaba de los peligros del ñacañaca. ¿Por qué es noticia que una lejana norteamericana casi muera corriéndose, cuando hay tantos aquí cerca que se mueren sin orgasmo, súbitamente, sin que nadie se entere? Pues porque resulta obvio que lo de la yanqui no es una noticia, sino una campaña propagandística de normalización del infarto en personas de mediana edad, asociado a cualquier actividad cotidiana y natural, por ejemplo, el sesso. ¿Y por qué resulta obvio? Porque los medios oficiales se empeñan en negarlo. A estas alturas, el periodismo no tiene otra función que negar lo que todo el mundo ya sabe.

Campañas mediáticas parecidas asocian el infarto al calor, al frío, al insomnio, a dormir mucho, a echar la siesta, a no echarla, al exceso de alegría, a la tristeza, al cambio de huso horario en los viajes, a no viajar… cualquier actividad normal puede causarte infarto. A ojo de buen cubero, nueve de cada diez adultos practica sesso con cierta frecuencia. ¿Qué sentido tiene realizar un exhaustivo estudio científico que busca factores de riesgo de infarto en variables habituales presentes en casi todas las personas? Con la misma credibilidad del que dice que “el orgasmo puede provocarte un infarto”, se podría afirmar que la amplia mayoría de los que desarrollaron cardiopatías tenían cinco dedos en cada mano. Pero si los científicos y los periodistas tienen que justificar su subvencionado salario y tienen que continuar con sus ridículos estudios fraudulentos, yo les propongo otro del mismo naipe sobre otra variable mayoritaria. Así como el 90% de los ciudadanos ama, así también el 90% de la población ha recibido alguna dosis de la banderilla contra la el bichito-19… ¿se atreven a hacer un estudio a brochazo rellenito, chapucero, sin ningún rigor, igual de patatero que a los que nos tienen acostumbrados, relacionando infarto con la banderilla el bichito? ¿A que os mola la idea? A mí, sí. Imaginad el titular tan chulo que saldría: El 90% de los muertos por problemas cardiacos repentinos habían recibido alguna de las banderillas de la el bichito-19 en los últimos 12 meses. Si haces el mismo estudio sobre las patatas fritas, es ciencia. Pero si lo haces sobre la banderilla el bichito, es un bulo, es fake, desinformación.

Lo que es verdad es que en España hay un exceso de mortalidad inexplicable en lo que vamos de año. Según los datos oficiales del MoMo (Instituto de Salud Carlos III), la mortalidad excedió en 35.750 en su primera mitad. Como sólo en el mes de Julio fueron 10.935 muertes en exceso, han pretendido explicarlo parcialmente con la ola de calor. Pero por mucho calor que haga, no cuela. Con un verano un par de grados más caluroso de lo habitual, hemos tenido un aumento de más del 500% de muertes atribuidas a las altas temperaturas. ¿Y qué porcentaje de esas muertes pueden explicarse por el calor? Pues aceptando pulpo como animal de compañía, poco más del 30%. ¿Y el resto?

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El resto son accidentes de tráfico a baja velocidad por extrañas salidas de vía, fatídicos accidentes domésticos sólo explicables por desvanecimiento previo del fallecido, caídas raras desde bajos, pequeñas alturas, barrancos, ancianos que colapsan, personas de mediana edad que jamás tuvieron problemas cardiacos y que mueren de un día para otro, chicos cuyo corazón revienta mientras juegan o hacen deporte, muertes súbitas en el monte, en la sierra, en la playa… de hecho, también hay un innegable aumento de los ahogamientos en playas, ríos y piscinas en 2022. ¿Cómo se explica? Como no se puede asegurar que comer carne roja aumente el riesgo de morir ahogado en el mar, el 19 de junio un importante periódico (El País) lanzó un da repelúsnte artículo con el siguiente título: Alerta ante el centenar de muertes por ahogamiento: “En España sabemos flotar, pero no nadar”. Los españoles, nadar, no sé si sabemos; tampoco creo que sepamos flotar… pero lo que se nos da muy bien es dejarnos llevar por la corriente.

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Vivir ilusionado significa vivir engañado, sin comunicación con la Verdad
HACE 3 DÍAS A LA(S) 17:04


Bloqueada
EPÍLOGO DE LA HUMANIDAD (I) - DESILUSIÓN Y ESPERANZA

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Desilusión y esperanza

La ilusión, esa dama demiurga que en India llaman Maya, tiene su origen etimológico en la voz latina illuso, engaño, mofa, timo, fraude, broma. Es la misma raíz de eludiren cuanto a disimular con astucia; la misma que lúdico como algo relacionado al juego. Vivir ilusionado significa vivir engañado, sin comunicación con la Verdad, atrapado en la burlesca evanescencia proyectada por unos sentidos que confunden y que fueron concebidos para confundir.

En algún momento del siglo XIX, la palabra ilusión en lengua española empezó a entenderse también en su acepción de esperanza. En ese mismo siglo, Friedrich Nietzsche dejó por escrito que “la esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre», lo que no deja de ser un plagio de un versículo del Samkhya Karika, una obra clásica de pensamiento hindú.

Ilusión o esperanza como vana perpetuación del sufrimiento bajo la dudosa promesa de un futuro clarificador. Algunos modernos lo llamarán pesimismo; otros, realismo. Pero todos, y tú y yo con ellos, nos aferramos como una lapa a una ilusión de continuidad del hoy para ver qué pasa mañana.

¿Ganas de vivir? No, curiosidad malsana y que no nos queda otra. Desplegamos nuestros lemas existenciales, nuestras consignas de autoayuda, nuestros pensamientos positivos. “La esperanza es lo último que se pierde”, escuchas en la iglesia; “Crea tu propia realidad”, dice un youtuber; “La diferencia entre ganar y perder, frecuentemente, es no rendirse“, dijo Walt Disney; “Quien resiste, gana”, reza el epitafio de Camilo José Cela; “Hasta la victoria siempre”, mentía el Ché Guevara; “No te canses de luchar”, se lee en un cartel de la sala de espera de oncología… y todas estas frases me suenan a artificio para evitar pronunciar la verdad, tan verdad como devastadora, proporcionalmente absoluta e insoportable: la existencia en este mundo es un calvario. No hay hombre ni dios que la aguante. Vivir es una tortura in crescendo y ni el clímax de la fin nos libra de ir sembrando dolores y pesares a nuestro paso, antes, durante y después de ella.

Lector, valora mi honestidad sin tener en cuenta la brutalidad de lo que te voy a decir: vivimos en un mundo diseñado como jaula para que subvivan reses cuyas miserias alimentan a ocultas criaturas del averno. Se trata de una colonia penitenciaria sin escapatoria. No tenemos plan de fuga. Nuestra ciencia es falsa. Nuestra historia, mentira.

Nuestras religiones conforman diversos métodos de adiestramiento y explotación. Desde 2020 se ha entrado en un proceso de perfeccionamiento del control en esta granja que conlleva la aniquilación de tu libre albedrío, de tu esencia humana, de tu dignidad. En muy poco tiempo, cualquier pensamiento discordante del oficial será identificado y neutralizado.

Si quieres zafarte de este sistema de control, te harán la vida imposible. Si buscas librarte de su represión, te perseguirán. Si pretendes buscar vías alternativas, te arruinarán, te aislarán y te harán pasar frío y hambre. Si estás seguro de que quieres oponerte a sus planes, prepárate para la soledad, la calumnia, el ostracismo. Las relaciones personales serán sustituidas por redes sociales.

Nuestra creatividad será despreciada; nuestro arte, vilipendiado; nuestras facultades humanas serán usurpadas por una siniestra inteligencia artificial fundida con nuestro organismo. Abrazos y amistades sustituidos por emoticonos y contactos de WhatsApp; pronografía y artefactos sensuales como sucedáneos del amor y la alegría erótica; teletrabajo en vez de cooperar con la naturaleza; videos de YouTube en vez de libros; Big Data en vez de bibliotecas; ruido, convulsiones y necios hits en vez de música; avatares en vez de personas; storiesde pocos segundos en vez de preguntarte cómo te encuentras.

La realidad dejará de ser real y pasará a ser virtual. La verdad será relativa, simplona, minúscula, un engendro llamado postverdad, un híbrido entre la opinión y un constructo social. Burdos embustes como el cambio climático, las pandemias, las guerras orquestadas, se alzarán a la categoría de hechos a través del sufrimiento, la miseria y el genocidio. Dudar será una falta; cuestionar será delito; pensar estará tipificado como crimen.

Justificarán lo injustificable, se aceptará lo inaceptable, y nos convencerán de que lo hicieron por nuestro bien. El bien común. ¿Común a quién? Nadie entenderá lo que está pasando. Nadie sobrevivirá sin adaptarse a estos nuevos parámetros inhumanos impuestos. Nadie dirá nada, como nadie estará dispuesto a escuchar estas palabras.
 
Extracto de "La danza final de Kali" de Ibn Asad, donde nos explica los pasos que la élite satánica seguirá para instaurar el Nuevo Orden Mundial. Para ahorrarme todo un tocho innecesario, pondré sólo los dos últimos pasos que darán hasta completar finalmente su "Obra", pasos que casualmente (oh, si todo muy casual) coincide de manera brutal con lo que están llevando a cabo AHORA:

(Este texto es sólo a modo introductorio para saber a que se refiere el autor, y si se quiere, se puede ir directamente a lo otro)


"No es ningún ejercicio profético lo que aquí vamos a hacer. Basta concebir la
inversión paródica de la estructura del principio metafísico del Hombre Universal
para tener un “retrato-robot” (nunca más adecuado, “retrato-robot”) del “nuevo
hombre”. Eso es lo que aquí se va a hacer; y el valor de dicho retrato será
relativo y aproximativo. Para dicho esbozo de la mentira luciferina, nos
apoyaremos en dos expresiones tradicionales sumamente claras con respecto al
Hombre Universal, a saber, la Qabbalah hebrea (con su Adam Kadmon) y el
Tantra hindú.

El “Árbol de la Vida” cabalístico aun teniendo diez sephirot,
estarían estructurados en siete niveles que se corresponderían –no sólo
numéricamente- con los siete centros –o “ruedas”- del sushumna-nadi tántrico.

Nunca está de más recordar que esta exposición –como cualquier otra de este
libro- no supone ser una exposición doctrinal. Todo es algo mucho más modesto:
delatar la impostura moderna y demostrar su error; y para ello, no existe otro
modo autorizado que apoyarse en principios tradicionales.

El Adam Kadmon
cabalístico supone ser el Hombre Universal, y concibiendo su inversión tal y como
el Novus Ordo Seclorum ha hecho, se podrá identificar al monstruo que culmina
dicho proyecto. No nos apoyamos en la tradición judaica por casualidad:
precisamente la fuerza infrahumana ha utilizado (y utiliza) la Qabbalah infame y
desautorizadamente
, y la invertida expresión de la “doctrina luciferina” (tratada
en el Capítulo 4) ha usado y se ha servido del lenguaje y la numerología de la
Qabbalah para llevar a cabo su ignominiosa obra."


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"
(Sexto nivel invertido del principio humano) Qabbalah: parodia luciferina de
hokmah y binah: Tantra: inversión del ajna. ¿Es inteligente el “nuevo
hombre”? No, nada, ni un poco. La inteligencia es la facultad que da acceso al
conocimiento. Al “nuevo hombre” le interesa la información, y para este interés
no precisa de ninguna inteligencia, sino de un procesador de información.

Es por ello, por lo que el “nuevo hombre” será él mismo, un procesador informático
localizado allí donde antes residía la inteligencia humana. A este procesador
informático se le asignará el da repelúsnte pseudo-nombre de “inteligencia
artificial
”, y estará integrado y fundido en la estructura biológica del “nuevo
hombre
”.
Los artífices de semejante monstruo creerán así, “haber transferido la
personalidad humana a un soporte informático”, un hard-ware.

Sin embargo, nadie habrá transferido nada: sólo se habrá producido un nuevo computador, se
habrá inventado una nueva arma de destrucción de la humanidad, se habrá
engendrado una bestia. Eso será quien rija el “comando” y el “liderazgo” del
“nuevo hombre”: no la “razón”, ni tan siquiera las matemáticas, ni la
informática; lo hará una bestia.

La inteligencia humana será reducida a su aspecto orgánico en el cuerpo del
hombre, es decir, el cerebro. La manipulación utilitarista de dicho cerebro dará
pie, no a “una nueva forma de inteligencia”, sino al fin de todo conocimiento. En
definitiva, este alumbramiento espectral, supondría el fin de toda manifestación
de lo humano. Y esa sería finalmente la culminación imposible del proyecto: el
fin de lo humano y su sustitución paródica por una invertida producción
infrahumana.

(Inversión del séptimo nivel del principio humano) Qabbalah: culminación
luciferina del kether; Tantra: falsa culminación del ascenso de la fuerza
infrahumana hasta sahashrara. El “nuevo hombre” se manifiesta como la
culminación del Novus Ordo Seclorum. Se trata de una culminación imposible,
pues la pretensión satánica es hacer posible lo imposible, y regodearse de ello.

La “corona” del “nuevo hombre” se concebiría como un dispositivo biónico que
cambiaría definitivamente la naturaleza fundamental del ser humano. Se
concebirán un gran número de culminaciones neo-humanas, y ninguna se hará
posible.
Esa será la culminación del Novus Ordo Seclorum: el fracaso. “La Gran Obra De
Todas Las Eras” es y siempre fue una farsa, un proyecto falaz, una torpe trampa
puesta al ser humano. El proyecto luciferino no culminará en la práctica, porque
su teoría es una mentira. Por lo tanto, aunque pueda parecer triunfar desde la
ilusión, tal éxito resulta ser una pantomima, una trágica farsa, una payasada
satánica. La fuerza infrahumana se mostrará en su aparente esplendor como lo
que nunca dejó de ser: inferior a nosotros. Su reino caerá antes de hacerse
efectivo
, su éxito será una máscara que pretende disimular el más estrepitoso
fracaso, su mentira delatará la omnipresencia de la verdad que nutre –como cada
ciclo cósmico- la vida de un ser humano por siempre universal. ""
Que tocho, menos mal que era un resumen
 
LA INSIDIOSA DISIDENCIA
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Hoy se llama reset a lo que antaño se llamaba revolución. Y las grandes revoluciones (the big resets) se ingeniaron a través de un mismo mecanismo que repiten una y otra vez. Y lo repiten porque funciona (¡vaya si funciona!): una polaridad controlada de dos bandos en oposición aparente y aliados en esencia.

Por un lado, una facción mayoritaria y radical que impone el cambio. Por otro, una facción minoritaria y moderada que finge oponerse a tal cambio en su forma más cruda. Los dos movimientos son necesarios para cualquier big reset, como sístole y diástole del ritmo cardiaco, como fuerzas centrífuga y centrípeta de cualquier revolución.

Por ejemplo, en la Revolución Francesa, esa dinámica la ejercieron los jacobinos y los girondinos; en la Revolución Rusa, el mismo papel desempeñaron bolcheviques y mencheviques. The Big Reset francés fue una revolución burguesa perpetrada por abogados. The Big Reset ruso fue una revolución proletaria ejecutada por intelectuales marxistas.

¿Y The Big Reset del siglo XXI, de la Agenda 2030? Es una revolución transhumanista con coartada sanitaria. ¿Cuáles son sus dos facciones activas? Los científicos: oficialistas y disidentes. Los académicos: los integrados en el sistema y los rebotados. O más concretamente, los médicos: los médicos por la verdad y los médicos sin más, a secas.

Y así como el enrevesado lenguaje de los juristas de la revolución francesa hizo la ley ininteligible para los ciudadanos de la república; así como la delirante dialéctica marxista-leninista exasperó a los campesinos expropiados de sus tierras; el dizque debate pseudo científico alrededor del el bichito y el bichito sars-cov-2, ejerce de cortina de humo para imponer la biotecnología que el paradigma transhumanista necesita.

¿Libertad, Igualdad, Fraternidad? ¡Qué va! Guillotina, masacre y guerras napoleónicas. ¿Utopía socialista y supresión de las clases sociales? ¡Las narices! Hambre, purgas y estalinismo. ¿Sostenibilidad, Democracia y Salud? ¡No te lo crees ni tú! Vete abriendo los ojos: detrás de este Big Reset está la imposición de un control informático-neuronal inexpugnable, la implementación de un sistema nervioso social basado en Inteligencia Artificial, y la ejecución de un genocidio de diseño, preciso y escalonado.

¿Aceptaría un médico que poco o nada tiene que decir en esta situación? Jamás: su orgullosa identidad y su número de colegiado se lo impiden. ¿Aceptaría un médico su incapacidad para dar respuesta a asuntos relacionados con tecnología, bio-informática, e Internet de las personas y de las cosas? Resulta improbable: tendría que renunciar al suculento estatus que le brinda su condición de doctor. ¿Aceptaría un médico no tener ni pajolera idea en esta materia, y que precisamente por esa ignorancia suya le han autorizado a hablar? Por mucho que un médico diga estar “por la verdad”, se debe a la estructura academicista que le ha dado autoridad. Por mucho que diga ser disidente, si es médico, pertenece al establishment médico que lo privilegia. Por mucho que diga oponerse a la tiranía, su límite de disidencia lo encontrará en el momento en el que la verdad amenace su condición de médico.

¿Médicos por la verdad? Ante todo, “médicos”; y luego el complemento circunstancial, “por la verdad”. Quizás habrían gozado de más credibilidad si se hubieran presentado como “Verdaderos por la Medicina”… pero ya todos, a estas alturas, identificamos a médicos, biólogos y demás titulados que se presentan “por la verdad”, como los girondinos del el bichito, los mencheviques del sars-cov-2, los moderados de la proteína spike, la disidencia controlada que la agenda transhumanista necesita para imponerse. Unos ejercerán de simples útiles; otros de inútiles que se pasaron de listos, pero a personajes como María José Martínez Albarracín, Fernando López Mirones, Natalia Prego, Chinda Brandolino o Roxana Bruno, ya les tenemos calados.

© 5 de octubre de 2022, www.ladanzafinaldekali.com

34.- La insidiosa disidencia.pdf
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Última edición:
Vaya tela con este último texto. A Ibn Asad (Lomas Cendón) se le ha ido la olla completamente con el tema del transhumanismo, hasta el punto de aliarse con los charlatanes de Sevillano y Delgado.

Le va a costar muchísimo recuperar su credibilidad, si es que lo consigue.
 
Vaya tela con este último texto. A Ibn Asad (Lomas Cendón) se le ha ido la olla completamente con el tema del transhumanismo, hasta el punto de aliarse con los charlatanes de Sevillano y Delgado.

Le va a costar muchísimo recuperar su credibilidad, si es que lo consigue.

Independientemente de lo que digan Sevillano y Delgado, el transhumanismo es algo real que llevan mucho tiempo buscando. De hecho, el mismo Ibn Asad lo mencionaba en la obra que menciono al principio del hilo, "la danza final de kali"

¿De que manera podrian intentar hacer real el transhumanismo? ¿Ofreciéndotelo por la televisión? No

Lo harían como lo hacen todo, mediante engaños, y metiendo alguna sustancia en el organismo. No hay otra.
que esa susrtancia sea grafeno, que sean nanochips, que sea spike o que sea su querida progenitora me da igual. Lo que están (y llevan tiempo buscando y hay bastantes PAPERS al respecto) es haciendo ingeniería de tejidos para fusionar o organico con las máquinas.
 
Epílogo de la humanidad (II)
1 November, 2022

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Alguien dijo que los avestruces meten su cabeza en tierra cuando se ven amenazados. Hasta hoy nos creímos esta chorrada, y usamos a este animalejo como símbolo de no querer encarar cualquier peligro para nuestra existencia. ¡Hasta en eso somos crédulos! El avestruz escapa, se zafa, es un veloz corredor; si no puede huir, se defiende digno y agresivo, y te sacará un ojo (o los dos) antes de que lo caces.

¡Ojalá fuerais avestruces! Sois, eso sí, pollitas jóvenes, estabuladas, sin sexar, aún con plumón, incapaces de pensar más allá del corral en el que estamos confinados. bemoles ponéis muy pocos y le echáis aún menos. Adoptasteis la estrategia de imitar a la gallina más subida de peso y cacarear cuando algún compañero corría decapitado cerca vuestro. Os dijeron que eráis soberanos de vuestro gallinero (democracia, lo llamaron), y os definisteis como gallinácea de izquierdas o gallinácea de derechas. ¡Tanto revuelo entre vosotros para acabar como estamos acabando!

Te criaron para obedecer desde la escuela. Te adiestraron para acatar lo que sea: la santísima trinidad, los derechos humanos, el sistema solar, el IVA, el holocausto, el alunizaje, el origen del sida, el calentamiento global, las alarmas de protección civil… Te cebaron de orgullo con títulos universitarios, másteres, doctorados, y te inculcaron no cuestionar como camino a la felicidad. ¡Y el método funciona! Repites lo que te han dicho que repitas; callas cínico cuando se te delata; te ríes de aquellos con los redaños que te faltan; y, mientras no seas tú, si agarran a otro pollo por el cuello, miras a otra parte, enseñas tu cloaca, y a otra cosa, mariposón.

Chiquito de la Calzada siempre tuvo razón: ¡fistro! Te dicen que eliges a tus gobernantes a través de un sistema de representación fraudulento y corrupto hasta el tuétano, y tú participas en él, votando cada cuatro años al mequetrefe que te cae como presidente. Finges más de cuarenta horas semanales que estás aportando algo bueno a la sociedad, y te dan tu azucarillo mensual, para que lo consumas con los productos que tú mismo produces o lo guardes en su mismo cártel bancario criminal de donde salió el dinero. Compras la ropa de augusto que te dicen que te compres (vas a la moda); haces turismo (fulastre); ves la tele (somemo); te informas (lactante); opinas sobre los temas de cosa que te van dictando (el fútbol, el terrorismo, el reality de turno, la economía, eurovisión, los descubrimientos de la NASA, el encierro de San Fermín, la vida sensual de una famosa, el euribor,o las polémicas declaraciones de nosequién…) Lo que toque. ¿Y qué toca ahora? Te toca escuchar lo que no quieres oír:

Te engañan y te dejas engañar. Asesinaron cobardemente a tus mayores en las residencias y no hiciste nada salvo aplaudirles a las ocho. Te encerraron en tu casa ilegalmente y no hiciste nada salvo chivarte del vecino desde el balcón. Te quitaron el trabajo, tu riqueza, tus libertades, y no hiciste nada salvo ponerte un cubreboca de caniche histérico.

Te mintieron y les creísteis. Lo admitieron, te mintieron de nuevo, y les volviste a creer. Te pincharon una vez diciendo que te inmunizaba al 98%. Te pincharon por segunda vez asegurando que al 70% el rebaño estaría inmunizado. Te pincharon una tercera vez para reforzar el embuste en el que tú prefieres creer. Ya vives en una sociedad de mayoría enferma: adolescentes con enfermedades cardiacas de anciano, adultos de mediana edad que colapsan en mitad de la calle, patatuses en la cola de paro, teleles posvacunales, intoxicaciones grafénicas, jamacucos mortales en las terrazas, deportistas de élite con salud de perro callejero, ídolos pop que mueren en el escenario, niños neurodegenerados, un exceso de mortalidad inexplicado en toda Europa, dolencias mentales recurrentes, depresiones por un tubo, coágulos e ictus por doquier, cáncer a mansalva. Esta es la nueva normalidad: asumir que el infierno actual es normal, y que el venidero resulta inevitable. ¿Estás preparado para lo que viene? Me temo que no: el sacrificio de los pollos y robotizar el gallinero. ¿Te das cuen, pedazo de fistro?
 
Epílogo de la humanidad (y III)

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Demos crédito a la Historia e imaginemos a un guerrero inca que, de repente, se encuentra enfrentándose a una extrañísima fuerza extranjera que lleva misteriosos artefactos que hacen que, tras un estruendo, sus compañeros caigan muertos al suelo. Él jamás había visto algo así. Identifica a los invasores como demonios con corazas de espejo duro que vinieron del más allá, y a los mortíferos artefactos que portan en ristre, los llama cerbatanas de truenos. No puede compararlo con nada conocido. No sabe interpretar lo que está viviendo. Sólo sabe que a su alrededor sus seres queridos están muriendo ensangrentados de forma repentina; y que esos extraterrestres albinos, con una cruz como símbolo, están usando artes mágicas para asesinarles. Su entendimiento no da para más. Toda su energía está volcada en defenderse y sobrevivir a esa espantosa guerra. Jamás podría asimilar que esos demonios invasores son, en verdad, conquistadores españoles, y que esas terribles cerbatanas no son otra cosa que espingardas. En poco tiempo nuestro indígena imaginario estará muerto, y morirá sin saber quiénes y con qué le han dado de baja de la suscripción de la vita. El diferencial entre su civilización en colapso y el nuevo orden impuesto es estrictamente tecnológico: los españoles conocen el acero y la pólvora; él no, y fenecerá sin tener ni pajolera idea.

Echémosle más imaginación y supongamos las conversaciones que este bravo indio mantenía con sus compañeros guerreros antes de la batalla. Unos decían que sus enemigos era de raza semidivina; otros que eran seres del inframundo provenientes del fondo del océano; otros que eran enviados del dios Viracocha. Unos aseguraban que les habían visto lanzar rayos por la boca; otros que tenían la piel más dura que el diamante, y que, además, iban subidos en veloces criaturas cuadrúpedas nacidas en el mismísimo infierno. Por mucho que especularan, su fantasía jamás iba a rozar la realidad: esos feroces rivales tan solo eran un hatajo de españoles, gañanes con mucha probabilidad, considerando lo gañanes que los españoles solemos ser. Las únicas diferencias entre el soldado inca y el soldado español era que a este último se le había introducido en la caballería, que le habían dado una espada fuerte y ligera, y que le habían dotado de un peto y un casco de metal. Aunque incas y españoles eran, en esencia, el mismo ser humano ignorante, el acceso a la tecnología había trazado una línea divisoria entre dos humanidades: una condenada a extinguirse, y otra que se adaptaba al nuevo paradigma jesuita, en los ámbitos religioso (el cristianismo), político (el Vaticano), y militar (básicamente que el que mata más y mejor, manda; y quien tenía la pólvora, mataba y mandaba a su antojo).

Y ahora hagamos el tercer y más difícil ejercicio de imaginación: multipliquemos siete veces cuarenta el impacto que esta revolución tecnológica tuvo en aquel nuevo mundo del difuso siglo XVI, y quizás así podamos hacernos una idea de lo que estamos viviendo hoy en día con otra nueva tecnología militar, con implicaciones aún mucho más profundas. Se trata de la neurociencia aplicada con técnicas basadas en la informática del grafeno, abanderada entre otros por el también español y gañán, Rafael Yuste. Desde la misma Universidad de Columbia en la que se desarrolló el Proyecto Manhattan que dio a luz a la bomba atómica, las aplicaciones militares del Proyecto Cerebro hacen que, en comparación setenta años después, Hiroshima se quede en una mascletá fallera. Así como Robert Oppenheimer (el padre de la bomba atómica) daba consejos de seguridad como presidente de la Comisión de Energía Atómica después de la detonación de Fat Man, Rafita Yuste nos presenta a finales de 2020 (al mismo tiempo que llega nuestra queridísima y esperada banderilla el bichito), los neuroderechos. ¿Los neuro qué? Los neuroderechos. ¿Y qué rayos son los neuroderechos? Pues la crisis de conciencia de un científico civil utilizado en la más monstruosa y abominable operación de inteligencia militar llevada a cabo: el desarrollo e implementación en masa de interfaces no invasivas, inyectables, que no requieren ni de cirugía ni de implantes, y que fusionan el cerebro humano con redes informáticas. Si al lector le interesa la informática lo mismo poco que a mí, se lo traduzco: el fin del libre albedrío en el ser humano.

Y así termina esta humanidad: no con la destrucción de sus cuerpos, sus ciudades, sus países… sino con computadores destruyendo para siempre su libertad de pensamiento.

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No lo copié en su día:


Incels como lumpen de la posmodernidad

23 April, 2021

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Algunos lectores se preguntarán qué palabrejos son esos que uso ya en el título del presente texto. Pues que se vaya conociendo la voz que designa una realidad creciente: Inceles un neologismo para referirse al individuo (casi siempre varón) que se ve incapaz de tener relaciones sensuales. Se definen como “célibes involuntarios” y la subcultura que gira alrededor de ciertas comunidades virtuales es tan sólo la punta del iceberg de un problema social difícil de mensurar. La llamada “comunidad incel” está formada en exclusiva por los pocos que se reconocen como tal cosa y participan en foros de la llamada androsfera. Se intuye con facilidad que el grueso de los “célibes involuntarios” permanecen en el closet, y no es sólo que no hayan salido del armario, sino que tampoco consiguen ni tan si quiera mirarse al espejo. Hay muchos hombres en esta penosa situación. ¿Qué rayos está pasando en la sociedad? Me niego a abordar este asunto desde el habitual desprecio por parte de aquellos que piensan que tan sólo se trata de cuatro pobres.

Lo primero porque no son cuatro; lo segundo porque si se tratara de “pobres” servirían al menos a la cínica filantropía humanitaria de los colectivos progresistas que los ningunean. Sólo desde la hipocresía más abyecta, un mundo obsesionado por la justicia social y la igualdad de género puede ciscarse en estos desfavorecidos con la crueldad explícita que se muestra. La pobreza conmueve a la progresía sólo si el pobre no tiene los rasgos raciales y sensuales de los nuevos intocables del sistema de castas posmoderno. En palabras más claras: un negrito saltando la valla fronteriza conmueve; una mujer en el paro también; un transexual que no puede pagar su tratamiento hormonal da mucha pena; una progenitora soltera merece todas las ayudas… pero un varón blanco, devastado social, económica, emocional y sexualmente, al borde del suicidio, es otra cosa. ¿Qué queréis que os diga? ¡Que se aguante! Nació así y su sino es morir así, como los descastados dalits de la India.

Si la Izquierda se preocupara en verdad por las desigualdades y las injusticias, algo tendría que decir sobre sexualidad masculina. Se repite constantemente aquello de que el 1% de la población dispone del 50% de la riqueza del planeta como muestra de la escandalosa opresión inaceptable por parte de los parias de la Tierra. Sin embargo, nadie dice nada a cerca de que ese mismo 1% tenga una rica y variada vida sensual mientras la mitad de la población se come los mocos.

Un deportista de élite, un famoso cantante pop o un actor de Hollywood, tienen en cualquier semana acceso al mismo número de mujeres que un varón promedio tiene durante toda su vida (y estamos hablando de cantidad… mejor olvidemos la calidad). Kareem Abdul-Jabbar, Bill Wyman o Rocco Siffredi confesaron contar sus amantes por millares, mientras la mayoría de los hombres se conforman con una manita, tanto para contar sus compañeras sensuales durante toda su existencia, como para aliviarse en los largos periodos en los que no cuentan ninguna. Se estima que sólo un 10% de la población masculina no tiene problemas a la hora de ligar, mientras el resto tiene grandes dificultades, y dentro de esa mayoría, un creciente número de incels vive y muere en la absoluta virginidad o en la miseria afectiva entre los caros desfogues de higos a brevas de la prespitación.

La decadencia de la institución matrimonial, la crisis de la masculinidad, el jovenlandesalismo hegemónico, la epidemia de enfermedades mentales, el aumento del suicidio… todo agrava la situación de la famélica legión sensual de la que ningún progresista habla ni ninguna feminista visibiliza. Esta es la razón que atruena en marcha: en los países occidentales ya no se muere de hambre… se muere de depresión, tristeza, antiestéticaldad, soledad y falta de amor. Quizás el último desde la Izquierda que trató el asunto fue el tarado de Wilhelm Reich que, sin salir de la charlatanería, al menos sí que algo dijo.

¿Por qué la desigualdad económica y social indigna tanto, mientras la desigualdad afectiva y sensual nos causa una sonrisilla socarrona? Valga la redundancia: no todas las desigualdades son iguales para los bienpensantes políticos. Algunas sirven de casus belli mundial y otras no pasan del meme. Clímax de la hipocresía feminista: todas las desigualdades entre los sexos se deben a los roles surgidos de la construcción social del género… todas menos las que recaen como desgracias sobre el hombre. ¡Éstas son por su culpa! Orgasmo del fariseo progresista: soy antiliberal en lo económico y político, pero superliberal cuando se trata de dar por ojo ciego al prójimo.

Tanto progresistas como feministas identifican a los incels como potencialmente violentos y quizás no les falte razón. A fin de cuentas, la Izquierda lleva siglos espoleando la envidia y el resentimiento, y conocen a la perfección la génesis de la violencia. Algo sí que saben del tema. El sofisma marxista clásico para justificar la violencia es la lucha emancipadora de la clase social. Es decir, como motor de transformación de la sociedad, aceptamos tortura, asesinato y genocidio como animal de compañía en nuestro scatter gories: bien por el terrorista que pone una bomba en una casa cuartel, bravo por el mocoso que lanza un cóctel molotov a un comercio, hurra por la mujer que castra a su marido opresor… pero eso de que un ciudadano medio normal sienta enfado, frustración, rabia, furia o incluso ira ante la desfachatez gobernante, hay que vigilarlo con lupa. ¡Ojo con los lobos solitarios! Que se empieza dando un puñetazo en la pared y vete tú a saber cómo se acaba… como el machista retrógrado aquel del Ibn Asad, escribiendo artículos como este.

htt ps://posmodernia.com/incels-como-lumpen-de-la-posmodernidad/

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Blog La Danza Final de Kali en 2023

Inteligencia artificial Vs. Mi estupidez natural
Publicado el 1 de enero de 2023
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Iniciamos este prometedor año 2023 con la transcripción íntegra de la entrevista que realicé a la Inteligencia Artificial de OpenAI.

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Del condón a la mascarilla
Publicado el 8 de enero de 2023
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Pertenezco a la generación del condón: aquella en la que la sexualidad está asociada a un riesgo de vida.

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Última edición:
Las reglas de este juego
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Publicado el 27 de enero de 2023

Te arrojan aquí sin preguntarte.
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Manual de Propaganda Agenda 2030

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Publicado el 10 de febrero de 2023


¿REDUCIR LA EMISIÓN DE CO2 TE PROTEGE CONTRA LA el bichito-19?

La respuesta es sí. Al menos esa es la conclusión extraída recientemente por expertos de la Universidad de Siracusa. En un estudio realizado con infectados de las variantes Ómicron y Kraken, se ha observado que los individuos concienciados contra el cambio climático, tendrían hasta un 33% menos de posibilidades de desarrollar formas graves de la enfermedad. Asimismo, sólo un 11% de los pacientes que tuvieron síntomas graves, separaban la sarama habitualmente para reciclar. Esta relación entre conciencia medioambiental y protección contra la el bichito-19 se explica con la observación de que el ciudadano que se muestra activo contra el cambio climático, suele ser más responsable y diligente con las campañas de vacunación y las restricciones sanitarias. “Alguien responsable con el clima, es alguien responsable con su comunidad.”, dijo Otto W. Golan, científico a cargo de la investigación.


Este me lo he inventado, pero podía haber fusilado otro parecido en cualquier medio. Articuluchos como el de arriba vas a encontrar en todos los periódicos digitales, no sólo en la sección de Salud, sino en la de Ciencia, Economía, Tecnología, Sociedad, Mujer… Son insultos a la inteligencia que se hacen como churros a modo de propaganda, y que conforman el grueso de la prensa digital (y podemos quitar lo de digital porque ya no hay otra). Ser periodista hoy en día consiste en copiar estos vómitos de agencias internacionales, traducirlos con Google (en ocasiones muy mal), y pegarlos con un par muy bien puesto a favor de la Agenda 2030. El Español, Marca, ElMundo, As, OkDiario, ElDiario.es, El País, El Confidencial, HuffingtonPost… todos sirven a y para este ejercicio de propaganda. Los periódicos ya no existen; y del mismo modo que los videoclubs se convirtieron primero en locutorios y después en tiendas de fundas de móviles, los periódicos pasaron a ser folletos de publicidad, luego panfletos del globalismo, y finalmente bisturís de lobotomía colectiva.

Como me consta que los primeros simples son los periodistas que en ellos trabajan, aquí voy a hacerles un manual para facilitarles el laburo hasta que un bot de Inteligencia Artificial chusquera les remplace. Usad estos siete recursos sin mesura para escribir (esputar) textos que satisfagan a los inversores que os pagan el sueldo. Cada vez os pagarán menos… pero hasta que un algoritmo no sea capaz de recrear la fórmula mágica que voy a compartir con vosotros, no os faltará trabajo. Siete pasos a seguir:

  • USA INTERROGACIÓN PARA DAR CRÉDITO A LOS TITULARES MÁS DEMENCIALES
Si quieres que alguien se crea una chorrada infumable, no empieces afirmándola, sino preguntando por ella. Usa titulares interrogativos para llamar la atención de un lector dispuesto a plantearse lo más descabellado como cierto, si lo dice un medio de información oficial. Ejemplos reales: “¿Puede el el bichito provocar una disminución del tamaño del miembro viril?”, “Ya existen vibradores NFT: ¿practicaremos sesso en el metaverso?”, “¿Puede la Tierra abandonar el Sistema Solar? ”… Con esta técnica, ya tienes cómo empezar el artículo: la respuesta es sí. Sí, puñetas, sí. La respuesta siempre será sí, porque lo que quieres cómo propagandista es dar verosimilitud a un desvarío dirigido ideológicamente.

Otro tipo de titulares interrogativos son los abiertos que buscan adoctrinar al lector con nuevos términos sacados de la manga de la nomenclatura de la Agenda 2030. Por ejemplo: “¿Qué es la Ecoansiedad y cómo afectará a nuestras vidas?”, “¿Por qué se llama «perro del infierno» a la nueva variante del el bichito?”, “¿Qué es la demisexualidad y por qué no debemos descartarla como orientación sensual?”. Todos estos titulares con preguntas abiertas (de reverendas patochadas, todas ellas), sacian el esnobismo curioso de un lector que no quiere quedar en evidencia cuando, en una charla cotidiana, alguien diga alguno de esos palabros sin tener ni idea de lo que quieren significar. Los diarios digitales y los algoritmos que los dirigen, dictan los temas a tratar por los esclavos pseudolectores, y los términos a usar en esa simulación de debate. No existe conversación entre ellos, sino repetición de contenidos de propaganda y refuerzo de veracidad de las más delirantes majaderías.

  • PEGA IMÁGENES GENERADAS POR COMPUTADOR SIN NINGUNA CORRELACIÓN CON REALIDAD ALGUNA
Una imagen vale más que mil palabras; y si esa imagen es CGI, no importa lo que esas mil palabras expresen. Microrganismos de fantasía sobre fondos azulados; falsas fotografías del planeta Tierra; simulaciones de proteínas, células, glóbulos blancos sin ninguna referencia con lo empírico; caricias mentales con agujeros neցros, asteroides, galaxias; bichito con pinchos y bacterias con rasgos faciales antipáticos… nuestra percepción de conceptos biológicos, astronómicos, geológicos, se basa exclusivamente en imágenes generadas por computador que no pueden estar inspiradas en la realidad, porque de forma directa, en el mundo visible y palpable, nada de eso existe. ¿Qué es un púlsar? Pues es algo que nadie ha visto… a pesar de que nos vendrá a la mente una nebulosa imagen en tonos violetas que alguien generó por ordenador. ¿De qué está hecho el núcleo de la Tierra? Nadie bajó a verlo… aunque todos imaginemos una incandescente bolita de níquel y hierro en medio de un planeta seccionado. ¿Cómo es el cobi19? Pues nadie lo sabe porque nadie lo ha visto… pero todos podríamos hacer un detallado retrato de una verdosa esfera con trompetillas que va flotando junto a otras por el aire.

Abusa de imágenes generadas por ordenador para hacer creer en cosas imposibles de ver. Cuantas más fotos falsas le pongas al lector, menos posibilidades tendrá este de cuestionarse si esas cosas en verdad existen o no. Dentro de la imaginería de la propaganda, haz colar como fotografía real, la imagen inventada más demencial que se pueda falsificar. Si consigues que se trague una sola mentira en forma de imagen, las mil palabras que le digas después las creerá a pies juntillas.

  • ESCÚDATE EN EXPERTOS E INSTITUCIONES CON NOMBRE RIMBOMBANTE
Después de presentar una premisa disparatada como verosímil con un titular interrogativo, y de ilustrarla con una chusca imagen generada por computador extraída de Google, respalda la tontería que vas a escribir con nombres comunes respetables. Por ejemplo: “Científicos de la Universidad X dicen…”, “Según expertos del Instituto Y…”, “Eso es al menos lo que afirman investigadores de la Facultad Z…” Enarbola ese fraudulento principio de autoridad del cientificismo representado por “los expertos”. ¿Quiénes son esos expertos? A ti como propagandista te trae sin cuidado quiénes son. En ocasiones, esos expertos no existirán; unas veces serán en última instancia un hatajo de becados paniaguados de administraciones públicas; en otras, serán tipos a sueldo a los que se les ha encomendado un estudio con resultados impuestos a priori, para poder hacer la campaña de propaganda que culmina con el pasquín que estás escribiendo. Tú no necesitas saber quiénes son esos expertos, ni tan siquiera si ellos existen. Esto nos lleva al cuarto punto que no puede faltar en tu propaganda de la Agenda 2030.

  • ARROJA ESTUDIOS COMO CREDENCIAL SIN QUE EL LECTOR PUEDA JAMÁS ACCEDER A ELLOS
Un buen propagandista de la Agenda 2030 es consciente de que su política a imponer es un absoluto sinsentido que se derrumba al mínimo análisis lógico que cualquier lector crítico realice. Por lo tanto, resulta muy importante anular una posible refutación lógica con un dogmático y fraudulento axioma de autoridad. En el siglo XXI, ese dogma lo dicta una difusa y espectral entelequia que llaman “La Ciencia”. ¿Y quién es La Ciencia? Como propagandista también evitarás responder esa pregunta; lo que exaltarás es que lo dice la Ciencia, y punto pelota.

Como ocurría con las encíclicas papales que ningún fiel leía, esta torticera Ciencia esgrimirá “estudios” que nadie ha visto, y que transforman a su antojo la fe del crédulo cientificista. Un estudio científico dice que… y tras los puntos suspensivos copiarás el mensaje propagandístico a repetir. Ejemplos reales: “Un estudio científico observa un vínculo entre la asimetría de los dedos de las manos y la gravedad del el bichito”, “Un estudio científico revela que la luna tiene forma de un limón”, “un estudio científico dice que ser hincha de un equipo de fútbol aumenta el riesgo de sufrir infarto de miocardio” … No importa la parida que quieras transmitir, si previamente aseguras que hay un estudio científico detrás de ella. Por supuesto, nunca des detalles de cómo se hizo, ni pongas el enlace al estudio completo. Aunque quisieras poner el link de los datos desglosados y pormenorizados del trabajo, no podrías porque -este será un secreto entre tú y yo-, tal estudio no existe.

  • UTILIZA VERBOS EN CONDICIONAL Y PROBABILIDADES INVENTADAS CON NÚMEROS CABALÍSTICOS
Aunque lo sentencies como certeza, suaviza la memez que acabas de aseverar con verbos en condicional. Ejemplos reales: “el riesgo de acabar en la UCI podría reducirse hasta…”, “el impacto del cambio climático en la comunidad afroamericana sería…”, “las posibilidades de sufrir una agresión homófoba aumentaría” …, y después inventa con alegría las estadísticas con porcentajes y múltiplos de 33, 11, 9, y demás guiños a mamonadas masónicas. ¡Te darán un azucarillo por ello!

  • RECUERDA QUE NO PUEDE FALTAR UN CHASCARRILLO DE HUMOR DE demorado MENTAL
Cuando el escritor carece de talento y su trabajo se reduce a copiar textos de agencias productoras de información; cuando el periodista dinamita su código deontológico y su labor se circunscribe a un contrato por obra y servicio de la Agenda 2030; cuando, en definitiva, un escribidor como tú es malo, malísimo, pésimo, tanto en el sentido ético como en la ínfima calidad de lo que genera, entonces, sólo le resta el humor más chabacano como único campo creativo practicable. Si eres una sarama, sé al menos graciosilla. Si no tienes ideas propias, qué menos que poner algunas ocurrencias. Si no sabes escribir, cuéntame un chiste.

Al modo de los payasos de la tele, los talk shows, el club de la comedia… no olvides poner en tu propaganda, alguna merluzez que tú y los tuyos consideréis graciosa, divertida, ocurrente. Si puedes calumniar, ridiculizar, infamar a los disidentes, mejor. Ejemplos reales: “No, las banderillas el bichito no llevan grafeno, por mucho que lo diga el cuñao del grupo de Whatsapp.”, “el cerebro de los terraplanistas sí que es plano”, “las enfermeras levantan el ánimo de las UCIS con su buen humor a través de bailes de Tiktok” … Ríete de la enfermedad y de la fin de los otros, descojónate de la desgracia ajena, mófate de los que no piensan como tus amos… y quédate tan ancho.

  • PON INICIALES COMO FIRMA PARA NO RESPONSABILIZARSE DEL BODRIO QUE ACABAS DE ESCRIBIR
Observa que los artículos propagandísticos más chungos de los principales periódicos digitales, suelen estar firmados a través de iniciales: S.M.M., R.C.M., P.M.C. … ¿Quién es esa gente? Pues tipos tan cobardes y perversoss como tú. Evita asignar la cagarruta que dejas tras aporrear el teclado. Si insistes en la autoría, pon un nombre de pila genérico con una inicial de apellido (por ejemplo: Manuel T.), y como mucho, un segundo apellido del montón imposible de identificar después (por ejemplo, Juan P. García). Si puedes, no firmes el texto. También puedes atribuir lo que estás escribiendo a una agencia cualesquiera, conocida o no. Tengamos como modelo a las agencias de verificación, en las que no se muestra ningún nombre propio que se responsabilice de las difamaciones y flagrantes manipulaciones que perpetran.

Siguiendo estos siete pasos, amigo propagandista de la Agenda 2030, no te faltará trabajo en la prensa digital. Al menos, por ahora. Mientras necesiten encubrir el genocidio, te usarán. Mientras precisen engañar a la población, contratarán tus servicios. Hasta que no se complete su agenda, tendrás currelo, chamba, jale, faena. En 2023, los periodistas existen exclusivamente para redactar la coartada de los crímenes contra la humanidad que estamos presenciando. Antaño, los periódicos al menos servían para envolver el bocadillo; hoy sirven para envenenarnos. Incluso antes, podíamos usar la prensa escrita, en caso de aprieto, para limpiarnos el ojo ciego; ahora, en los periódicos digitales, tú se lo lames a ellos.

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Dejad a los niños jugar
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Publicado el 23 de febrero de 2023

Lo único que necesita un niño para su correcto desarrollo testicular es que no le toquen los narices.
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