La inaudita historia de los bebés robados

Eric Finch

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LA INAUDITA HISTORIA DE LOS BEBÉS ROBADOS

noviembre 03, 2022



«Es lamentable la falta de interés de la justicia y de la derecha para que haya mecanismos para reparar estos delitos de lesa humanidad. El PSOE debe sumarse a este esfuerzo». Los delitos de lesa humanidad a los que se refiere Enrique Santiago son los «bebés robados» del franquismo, y el esfuerzo que requiere del PSOE es seguir adelante con la proposición de ley presentada en 2020 en Cortes por ERC, PSOE y Podemos, Bildu y Baldo(ví), y que lleva atascada desde entonces.

La exposición de motivos de la empantanada iniciativa nos cuenta esta historia. Queridos niños…

«Durante décadas, y hasta etapas muy próximas, en España se ha producido, amparada en la impunidad, una de las mayores atrocidades que ha vivido nuestro país. Un número inmenso de niños fueron sustraídos en cárceles, clínicas y maternidades, y sus familias biológicas siguen sin saber su paradero a día de hoy».

No me dirán que no es una historia tremenda, y que la desolación de Enrique Santiago no está justificada. Se trata de una trama -extendida durante décadas y hasta ayer como quien dice- en la que un número «inmenso» de niños fueron robados a sus madres y entregados vaya usted a saber a quién. ¿Y por qué? Pues –escuchad niños- al principio…

«la sustracción era abiertamente política, auspiciada por el régimen franquista y sus instituciones, siguiendo la ideología de pureza racial impuesta por el doctor Vallejo Nájera: los hijos de las presas políticas eran entregados a familias que cumplían los requisitos patrióticos indicados por las autoridades».

Collons. El plan era extraño, porque la pureza racial difícilmente se iba a conseguir criando niños de raza impura. En todo caso –según la Exposición de Motivos- pasado el primer arreón no sólo robaban niños por cuestiones políticas sino también religiosas, e incluso sencillamente para fastidiar a las mujeres.

En 2010 una serie de asociaciones españolas y argentinas, acompañadas por personalidades como el Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel, presentaron la conocida como «querella argentina contra los crímenes del franquismo», que asumió la jueza María Servini. Incluía distintos asuntos como las muertes producidas por una actuación policial en los Sanfermines de 1978, que acabaría con la imputación del entonces Ministro del Interior Martin Villa -en 2021 los tribunales argentinos dictaron el sobreseimiento de la causa-. Todos los asuntos se amparaban en la concurrencia de delitos de lesa humanidad, lo que permitía eludir enojosas cuestiones de competencia, prescripciones, amnistías y ausencia de culpables concretos. Es imposible no intuir la sombra del juez Garzón detrás de todo esto. En 2008 se había declarado competente para investigar las desapariciones en el franquismo, acabó pidiendo el certificado de defunción del dictador y él mismo condenado por asumir una competencia que no le correspondía.

Uno de los asuntos investigados por la jueza Servini era el de los bebés robados. Aparecieron asociaciones como SOS bebés robados que estimaron la cantidad de niños sustraídos en 300.000, una cifra que sería repetida en todos los medios. De repente comenzaron a brotar casos y se iniciaron investigaciones en otras instancias judiciales. En 2018 se produjo la primera sentencia sobre bebés robados. Se declaró que Inés Madrigal había sido sustraída a su progenitora al nacer y consideró al doctor Eduardo Vela culpable de «tráfico de niños», aunque no lo condenó por haber prescrito el delito. Otro caso sonado fue el de Purificación Betegón, que denunció que sus hijos habían sido robados en 1981 y que llevó ante los tribunales a Sor María de la clínica Santa Cristina.

En 2018 Podemos pidió incluir una partida de 8 millones para la investigación de la trama de bebés robados. De ellos, 2,5 millones se dedicarían a una unidad policía específica.

En mayo de 2022 Nicholas Casey del NYT hizo un emocionante artículo sobre Ana Belén Pintado: «Durante el régimen de Francisco Franco, miles de recién nacidos fueron sacados en secreto de los hospitales y vendidos a familias católicas ricas». Según Casey todo empezó cuando Ana Belén Pintado descubrió por casualidad que su progenitora había sido estéril. Omitió contar –quizás para preservar la belleza del relato- que en aquel momento ella ya sabía que era adoptada –al igual, al parecer, que todo Campo de Criptana-. Por lo demás, el artículo era muy exhaustivo, y contaba la dictadura de Franco en tiempo real.

En 2021 la Fiscalía admitió una denuncia colectiva de 56 posibles casos de niños robados presentada por un grupo de asociaciones asesoradas –vaya- por la Fundación Baltasar Garzón.

La proposición de ley atascada actualmente en el Congreso ordena la creación de entidades como la Comisión Estatal por el Derecho a la Identidad, la Fiscalía Especial sobre Bebés Robados y una Unidad de policía judicial especializada en la búsqueda de bebés robados. También prescribe la necesidad de hacer campañas de información y sensibilización, incluir el tema en los programas educativos, formar a profesores y profesionales de la información, organizar actos de reconocimiento y homenaje a las víctimas, dar indemnizaciones e incluso la instituir un Día en memoria de los bebés robados y sus familias. Todo esto garantizará la subsistencia de los expertos en la materia que sin duda surgirán como setas. Por cierto -al igual que en la de Memoria Histórica- en la exposición de motivos aparece el inefable relator Pablo de Greiff, porque España se está convirtiendo en un destino muy valorado por nómadas radicales y jetas sin fronteras -como James Rhodes, también vinculado a una Ley-.

En julio de 2022 Mamen Sánchez, alcaldesa de Jerez y presidenta del PSOE de Cádiz, inauguró un monumento a los bebés robados: «no se puede olvidar que en otras épocas en este país robaban bebés». En la actualidad ¿cuántos casos de bebés robados se han confirmado en los tribunales? Hasta donde llega mi conocimiento, cero. 0 de 300.000. Con respecto a la única sentencia confirmatoria que había llegado a puerto –la de Inés Madrigal- fue revisada en julio de 2020 por el Tribunal Supremo, que consideró que estaba ante un caso de adopción.

Puesto que estos episodios de histeria colectiva -o tal vez pánico jovenlandesal- parecen hacerse más frecuentes –recuerden los pinchazos en discotecas este verano- queda averiguar por qué se producen y quiénes están interesados en promover el ambiente adecuado. Hay claros candidatos.
 
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