La epidemia del suicidio y la sutil ocultación de los datos reales

M. Priede

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Diez suicidios diarios, oficialmente. Pero todo indica que son muchos más.

En el año 2006, durante la hégira zapateril, se dejaron de publicar los datos; cuando en 2011, en plena crisis, se reanudó, aparecieron miles de casos, lo cual fue aprovechado para criticar al gobierno del PP. Lo recuerdo muy bien porque aquí, en la Burbuja, los ciberprogretarios no paraban de hablar del aumento de esa tasa. Hicieron algo parecido con los datos de hombres asesinados por mujeres, que dejaron de publicarlos, a tal punto que tuvieron que llamarles la atención desde organismos internacionales porque España era el único país del mundo donde no había hombres asesinados por mujeres (alrededor de 30 por año). Ahora su papanatismo les lleva a dar lecciones por el mundo poniendo a España como paraíso de legislación igualitaria al condenar a los varones con la sola acusación de una mujer ("a la mujer hay que creerla, sí o sí", que dicen la ministra Carmen alopécico), lo cual llevó a una diputada feminista francesa a decir que en su país nunca se aprobaría tal cosa porque sería atentar contra los principios de igualdad ante la ley.

Veamos ahora cómo se hace todo lo posible para camuflar la cifra de suicidios, y aquí son responsables todos los partidos. Aparentemente parece negligencia, o falta de organización, pero existen muchos intereses para que continúe siendo así.

El País, 2017:

“Ignoramos la envergadura del problema en España”, sostiene el psicólogo clínico Javier Jiménez, presidente de la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio (AIPIS). Oficialmente, en España se registraron 3.602 muertes por suicidio en 2015, último año con datos del INE. Se quitaron la vida 2.680 hombres y 922 mujeres. Es, con mucha diferencia, la principal causa de muerte no natural".​
"El experto subraya el ejemplo madrileño. Entre 2012 y 2013, el número de suicidios aumentó un 250% en la Comunidad de Madrid, por el cambio en la metodología del registro. “Cogiendo bien los datos de los Institutos de Medicina Legal en toda España, quizá se registrarían 1.000 suicidios más cada año”, hipotetiza.​
En España, en caso de defunciones en circunstancias violentas o accidentales, el médico debe comunicar el fallecimiento al juzgado de guardia. Una autopsia realizada en los Institutos de Medicina Legal determinará la causa de la muerte. Pero, frecuentemente, el personal del juzgado comunica al Registro Civil el presunto motivo de la defunción sin esperar a los resultados definitivos de la autopsia, que se demoran si hay que analizar muestras. Ese dato prematuro es el que puede llegar al Instituto Nacional de Estadística (INE).
El número de muertes por suicidio que figura en el INE no coincide con el de los Institutos de Medicina Legal. La diferencia es clamorosa. Un estudio en 16 provincias de España realizado por el Instituto de Medicina Legal de Sevilla encontró 563 suicidios sin registrar, solamente en 2007.
El equipo de la epidemióloga Mercè Gotsens ha contrastado con fuentes forenses el número de suicidios entre 2004 y 2006 en Barcelona que consta en el Registro de Mortalidad del INE. Los archivos del Instituto de Medicina Legal de Cataluña revelan la falta de validez de los datos del INE. “Solo el 40% de las defunciones que realmente eran suicidios se codificaron como tales en el Registro de Mortalidad”, detalla Gotsens, de la Agencia de Salud Pública de Barcelona.​
El presidente de la AIPIS recuerda que muchos fallecimientos por las llamadas “causas externas” podrían esconder un suicidio. En 2015 hubo 2.783 defunciones por caídas, 2.672 ahogamientos letales, 1.880 fallecimientos en accidentes de tráfico y 679 envenenamientos con psicofármacos y drojas de abuso. Todos ellos fueron casos “accidentales”, según el Instituto Nacional de Estadística. Jiménez lo duda.
“Se calcula que menos del 20% de las personas que se suicidan deja notas de despedida. Y ni siquiera aparecen todas las notas”, explica Jiménez. Su asociación trabaja con un grupo de 25 familias de personas que se quitaron la vida. “La hija de una de las familias se suicidó y dejó nota, pero incluso así quedó registrada como muerte por precipitación accidental. En otra familia, una madre se suicidó con una sobreingesta de medicamentos, pero también consta oficialmente como accidental. Y no son excepciones”, recalca.
Los expertos consultados coinciden en la falta de investigación de fallecimientos dudosos, como los causados por una caída aparentemente accidental. “A menudo, los certificados de defunción no registran los suicidios, por el estigma social o por la creencia de que no se va a cobrar un seguro de vida”, apunta Juan Antonio Córdoba, técnico de epidemiología de la Junta de Andalucía.​
El escrito siguiente es de hoy, y aborda el problema desde la dimensión económica. Casi el 80% de los suicidios está relacionado con ese factor. Algunos dirán que ésa no es la causa final, la que precipita al suicidio, pero ignoran volutariamente el hecho, como si las relaciones personales, empezando por las familiares y por tanto personales, no se vieran afectadas por la caída o falta de recursos económicos.

Se agradece que el autor se meta en campos hoy minados por el sectarismo ideológico del progretariado, particularmente el hembrismo, donde el varón es un cero a la izquierda pero a su vez se le sigue exigiendo tanto o más que cuando era el único encargado de llevar dinero a casa. La tasa de suicidios en hombres triplica la de mujeres, aunque éstas triplican a los hombres en intentos, en suicidios no consumados:

"Parece que el problema es todavía mucho más relevante de lo que las estadísticas oficiales revelan, y la esa época en el 2020 de la que yo le hablo está terriblemente todavía más extendida por nuestros barrios y ciudades. Pero lamentablemente los muertos suicidas en la práctica no parecen importarle a (casi) nadie más que a los familiares que lloran descorazonadamente su pérdida. Parece que sólo se aspira a que pasen desapercibidos en las cifras socioeconómicas, porque ni tan siquiera se habla apenas de ellos. No existen"
"Y es que, más allá de entrar en disquisiciones sexistas sobre por qué (aparentemente) las mujeres son menos proclives al suicidio (que habría que ver las causas últimas de que esto sea así más allá de ramplones supremacismos con tintes biológicos al estilo "las mujeres somos más fuertes"), hay un factor que además puede tener su consistencia con este sesgo: las causas económicas. Efectivamente, las penurias económicas a buen seguro son el tipo de penurias que a su vez más penurias de otros tipos pueden traer... O más bien que implican que esos sufridores económicos menos soluciones pueden permitirse para otras penurias.​
Si a esto añadimos que, tradicionalmente, a la mayor parte de las generaciones que actualmente están en edad laboral es al hombre al que se le ha inculcado que tiene el deber de sacar la familia adelante con su salario (muchas veces incluso aunque la mujer trabaje también), pues parece que la cosa va tomando forma coherente, y podría llegar a explicar no sólo el aumento sustancial de suicidios desde la Gran Recesión con una coyuntura sostenidamente deteriorada para las clases medias y humildes (incluso a pesar de la reciente recuperación que puede estar llegando demasiado tarde), sino que también explicaría el hecho de que la gran mayoría de suicidas sean hombres: culturalmente todavía a muchos hombres se les hace sentir los responsables últimos de las penurias económicas familiares. Y tomen lo anterior como lo que es: una mera hipótesis, dado que la inexistencia del Plan Nacional reclamado hace totalmente imposible corroborar ésta o cualquier otra hipótesis de trabajo (se me ocurren otras todavía peores e igualmente posibles, incluso al mismo tiempo que la anterior). Simplemente la he enunciado (y que conste que es perfectamente posible) para que se hagan idea de cuán diferente puede ser la realidad cuando se desconoce totalmente, y qué injusta puede llegar a ser la sociedad cuando hay temas muy graves que ni se analizan".​
Apunto lo que quizá sea el camino si no de la solución al menos para atenuar el problema, y que no pasa por la medicación crónica: buscar la manera de rebajar la presión que atenaza a la gran mayoría de la gente, que yo creo que se encuentra en la obsesión por el reconocimiento social, aunque sólo se reduzca a un grupo pequeño, sea la familia o el vecindario; excuso decir la fama a través de los medios de comunicación de masas. El reconocimiento -muy ligado al dinero, a la mayor o menor riqueza-, tanto a pequeña como a gran escala, es la principal causa de problemas anímicos y luego mentales, y a su vez, el maltrato y desprecio a quienes no consiguen el suficiente estatus, cuando menos para sentirse pertenecientes a un grupo aunque sea sin destacar en él.

Pero que nadie espere que instituciones públicas o privadas aborden este problema desde esta perspectiva, porque a hombres y mujeres les han inculcado unas expectativas de vida irreales, totalmente irrealizables, especialmente a las mujeres, muchas de las cuales están convencidas de que por el hecho de serlo merecen todo, de ahí que nada las satisfaga. Y ocurre con ellas lo mismo que con todos los grupos que por las razones que sea -normalmente con intereses políticos detrás, sobre todo de ingeniería social- se les ha convencido de que son víctimas y los demás les niegan un privilegio que creen merecer por el solo hecho de existir, incluso se les subvenciona por ello, llegando al extremo de que entienden como una ofensa el que pueda haber alguien que no les dé la razón.

Pero esto que digo, de cara a una solución, no es más que hablar por hablar, lo reconozco, simplemente hago constar los hechos y la incapacidad para abordarlos, de ahí que los gobernantes, probablemente viéndose también sin soluciones claras, decidan ocultar al verdad, la trágica verdad de lo que está sucediendo.




 
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MaGiVer

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No hay espacio para tantas emergencias sociales.

Ahora mismo está la emergencia feminista, el apocalipsis climático, la alerta antifascista, la emergencia humanitaria y alguna que otra chorrada progre más.

Lo de los varones blancos heteros suicidándose a millares es un caso aislado que no merece atención. Como mucho, es un daño colateral del progreso.
 

Greco

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les han inculcado unas expectativas de vida irreales, totalmente irrealizables, especialmente a las mujeres, muchas de las cuales están convencidas de que por el hecho de serlo merecen todo, de ahí que nada las satisfaga. Y ocurre con ellas lo mismo que con todos los grupos que por las razones que sea -normalmente con intereses políticos detrás, sobre todo de ingeniería social- se les ha convencido de que son víctimas y los demás les niegan un privilegio que creen merecer por el solo hecho de existir, incluso se les subvenciona por ello, llegando al extremo de que entienden como una ofensa el que pueda haber alguien que no les dé la razón.
Esto es para enmarcarlo.

El resto del artículo muy ilustrativo. Ya comenté en otros hilos, que los fallecidos en accidente de tráfico, circulando sólos y sin cinturón, los puedes contabilizar tranquilamente a todos como suicidados, por poner un ejemplo.
 

Ultimate

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Datos del 2017 : tres veces mas suicidios en varones que en mujeres. Con muy probables deficits en la recogida del numero de casos

No interesan esas cifras, ni formularse las preguntas evidentes

Lo que no se contabiliza en las estadísticas, no existe

Circulen
 

Votante=Gilipollas

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¿Esta noticia no interesa a los mass hezs ni a los cientos de CMs de hez que tiene este foro? Qué raro, ¿no? ¡P'arriba, cachopo!
 

BGA

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Es una caza de brujas en toda regla en la que la "inquisición" contraria a la denostada inquisición católica, exacerba es espíritu de linchamiento sin esperar a un juicio justo. Si antaño ser mujer dueña de su casa que no despertara sospechas fundadas de hacer pócimas curativas con hiervas las alejaba de posibles denuncias anónimas de brujería, el hombre de hoy, por el hecho de ser hombre, tiene que cargar de por vida con la presunción de culpabilidad. Tal vez sea por eso que el "aliadme" tenga por mérito acudir como un perrillo faldero a cuantas manifestaciones de ira o de luto es invitado o se apunta "espontáneamente".

Y se dirá que no hay que judicializar las relaciones de pareja o en general las de los hombres y las mujeres. Tal es la perversión que pretende apartar de un manotazo toda consideración del Derecho sobre el tema. Judicializar es al fin, equivalente a amenazar con un tipo de justicia en ciernes que viene a sustituir el sentido filosófico del Derecho expresado técnicamente en la confección de las leyes.

Es muy importante caer en la cuenta de la importancia que tiene el que se considere a las leyes "técnicamente" perfectas, pues para conseguirlo deben traer al mundo real consideraciones filosóficas con todo lo que implica en el propósito de atajar cualquier desvío contradictorio, pues si la contradicción en manifestación de falsedad, en el caso de las leyes manifestaría el propósito de hacer injusticias bajo el paraguas del mal menor que justifique no se qué futuro y perfecto escenario.

En este punto, llamarle "ingeniería social" pierde un tanto del poder definitorio de un modo de implantar nuevas conciencias sociales, pues ingeniería es llevar al terreno real las ideas, proyectos y diseños viables, estables, bellos o siempre funcionales "optimizando" los recursos disponibles. Esta "ingeniería social" se parece más a una ingeniería inversa que pretende construir un mundo nuevo a partir de lo que ya sabe del viejo, subvirtiendo, creando antiestéticaldad y angustia, sin propósito de estabilidad ni de facilitar las cosas y con unos recursos a su disposición inagotables sobre los que no parece pesar en modo alguno el menor sentido de la eficiencia.