Eric Finch
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La entrevista del Rey y el ratón de Franco - Las pesquisas de Marcello
La entrevista del Rey y el ratón de Franco
Ha denunciado Javier Ayuso en El País que TVE no quiere emitir la entrevista que el periodista galo Miguel Courtois de una productora francesa le hizo al Rey Juan Carlos I tras su abdicación. Ayuso, que fue inductor y colaborador de ese evento informativo desde su anterior posición de Jefe de Comunicación de la Casa Real, culpa a José Antonio Sánchez -alias ‘Galindito’- de lo que considera una extraña ‘censura’.
Porque cree el ahora periodista que la entrevista le vendría bien a don Juan Carlos I, quien no fue despedido del trono como él se merecía. Aunque ellos -Ayuso incluido- sabrán por qué se hizo todo tan deprisa y la despedida sin los honores preceptivos y de tapadillo.
Sin embargo, tenemos la impresión que el veto a la entrevista no ha sido culpa de Galindito Sánchez sino que viene de más altas instancias y yo diría que del palacio de la Moncloa o incluso de La Zarzuela. ‘Eso es cosa de Letizia’, diría Jaime Peñafiel, el domador de reinas solitarias.
Porque me ha dicho un pajarito -luego hablaremos del ratoncito- que todavía no está el horno real para bollos, porque hay ciertas cosas de las que no hay que hacer alardes, porque está pendiente el juicio de la infanta Cristina y por que hay ciertos asuntillos que todavía podrían salir sobre el Rey padre más allá de lo del elefante africano, la Corinna y la casa de La Angorilla.
Ese nidito de amor y negocios variados del monte de El Pardo -que Ayuso nunca debió consentir, por ser del patrimonio nacional- y que al parecer contaba al anochecer con unas rosadas y llamativas luces de neón como la de esos hotelitos de carretera -‘El conejo de la suerte’- que canta Sabina (‘Si a media noche por la carretera…/ te hacen guiño unas bombillas,/ azules, rojas y amarillas/ pórtate bien/ y frena’), para que no se perdiera en el bosque ‘el motorista de la general’.
Nos hubiera gustado ver la entrevista del Rey recién abdicado, en la que según Ayuso el monarca cuenta que en su primer encuentro con Franco y siendo muy joven se distrajo en el despacho del general sin prestar atención a su conversación porque vio pasar a un ratón que merodeaba por la primera estancia de El Pardo.
En efecto, se trataba de Benito, un ratón amaestrado que al parecer tenía el dictador para impresionar a sus invitados a los que llamaba con enfado la atención cuando, asombrados, miraban a Benito en vez de escuchar al general.
Benito porque así bautizó Franco al astuto roedor en honor a su amigo Mussolini. El ratón habitaba en una casa de muñecas que había sido de Carmencita Martínez Bordiú (la que hacía el helicóptero en ‘Mira quien baila’), que el general tenía escondida detrás de su mesa de trabajo. Y cuando Franco daba un taconazo o ponía en marcha en una gramola el himno de la legión -‘Soy valiente y leal legionario…’- el pequeño animal salía de su casita a pasear por el despacho porque creía llegada la hora de su almuerzo diario de queso manchego -que mandaba de Albacete el abuelo de Cospedal- porque el ratón había sido adiestrado con la misma técnica del perro de Pavlov.
Pues nada, por culpa de Galindito Sánchez, o de quien sea -puede que haya sido cosa de María Pico que está en todos los detalles- el Rey Juan Carlos no nos va a contar lo del ratón Benito. No vaya a ser que, como por arte de magia, de la casa de muñecas en vez de Benito salga un león con la cabeza de Cecil y ya tenemos organizado el follón.
Ya me había contado un pajarito que la presencia del Rey Juan Carlos y la infanta Doña Elena e hijos en la plaza de toros de San Sebastián no había gustado en los dos altos palacios de Madrid, porque la norma oficial de ahora es la de no restar protagonismo al Rey Felipe VI, que lo está haciendo muy bien, y evitar riesgos innecesarios a la monarquía. Pero eso ya pasó y, afortunadamente, más o menos desapercibido.
Pero lo de emitir a estas alturas, y con las lágrimas de emoción de la abdicación en los ojos del Rey Juan Carlos, aquella extraña entrevista del Rey -por cierto ¿por qué Ayuso no se la encargó a un español?-, no parece que tenga mucho sentido. Además, por lo que se sabe, se utilizó material documental de TVE y se echaron muchas horas y jornales de españoles y del francés, y todo eso ¿quién lo pagó?
Mucho cuidado, a ver si al final la cosa va a acabar en una comisión de investigación o vaya usted a saber. Mejor lo dejamos todo como está y vamos a centrarnos solamente en la historia de Benito el ratón, cuyos descendientes andarán por el palacio de El Pardo y puede que alguno de ellos por la ‘garçoniere’ de La Angorilla que está al lado. Incluso puede que fuera reconocido en algún momento por don Juan Carlos al verlo pasear -ante los gritos horrorizados de Corinna- cuando de pronto se escuchó un taconazo y el roedor salió a pasear. Y el monarca preguntó: ‘oye ¿tu eres familia de Benito?’, a lo que el ratoncillo le contestó: ‘sí, Majestad, era mi abuelo’. Y Ayuso sin enterarse de la misa la mitad.
