La decadencia de las ramblas

No, están la mar de bien. Con un poco más de manteros, carteristas y piojosos serán el paraíso.
 
Las Ramblas entraron en decadencia hace años. Yo me crié muy cerca de ellas y uno de mis mayores disfrutes cuando era niño era recorrerla con mi familia y disfrutar de gran número de artistas callejeros y servicios orientados a los barceloneses.

Lo único que puedes encontrar ahora en ella son ladrones, estafadores, criminales, etc...

Siempre digo que hoy día el mejor sitio para comer en las Ramblas es el McDonals, y no es broma. Comes sarama a precio de sarama y te puedes sentar en su terraza. En el resto de restaurantes, los peor calificados de la ciudad en TripAdvisor, comes cosa a precio de oro, y te intentan timar de manera descarada.
 
No encontrarás a ni un solo barcelonés que coma en los restaurantes de las ramblas, y de hecho tampoco encontrarás barceloneses paseando por las ramblas.

El único momento en el cual los autóctonos de la ciudad acuden masivamente a las ramblas es cuando van a canaletas a celebrar los títulos del Barça. El resto del año ni la pisan.
 
Hace años que ni voy, son el espejo de la multiculturalidad paso de ver tanto mantero y mangante.
Tuve la suerte de ver las ramblas antes de los 80 , entonces eran una gozada.
Fijáos ni un jovenlandés, todos blanquitos.
Buenas comidas en el restaurant Amaya, bajando a la izquierda casi al final, cerca las pilinguis, aún se observa en la portería de al lado un agujero en el mármol de la entrada hecho con el taconeo mientras esperaban al cliente.
Rambles de Barcelona, 1977 - YouTube

Aviso de redirección
 
Última edición:
Vi por primera vez las Ramblas en el 92. Por el 95 o así ya vi carteristas. Hoy ni se me ocurriría ir por ahí. Hay mejores formas de suicidarse.
 
Las Ramblas son una grandísima cosa y siempre lo han sido, aún así siguen siendo mejor que la cosa de Mandril, eternos perdedores.
 
España, Madrid o Barcelona se esta yendo ya de las manos con la delincuencia, la inmigracion descontrolada dificil de integrar, vease los menores que deben estar con sus padres en su pais, los vendedores de drojas los manteros.................es un descontrol total.

Se debe tener mano dura pero ya, esta comprobado que tener manga ancha genera todo lo que esta degenerando esas ciudades.

La carmena es Madrid, por las elecciones esta haciendo alguna obrita y tal, para mejorar algo en todos los barrios.................cuando se ha tocado los webs estos años................NO PIENSO VOTARLA.
 
Hace años que ni voy, son el espejo de la multiculturalidad paso de ver tanto mantero y mangante.
Tuve la suerte de ver las ramblas antes de los 80 , entonces eran una gozada.
Fijáos ni un jovenlandés, todos blanquitos.
Buenas comidas en el restaurant Amaya, bajando a la izquierda casi al final, cerca las pilinguis, aún se observa en la portería de al lado un agujero en el mármol de la entrada hecho con el taconeo mientras esperaban al cliente.

Tenéis todos el tema de las Ramblas un poco idealizado y os lo dice uno que se las cruzaba cada día dos veces para ir a clase a ppios de los 80.

Que sí, que no había jovenlandeses ni latinoamericanos, pero había que apartar yonkis, etnianos y chulos de fruta a patadas.

La parte alta estaba bien, pero más te valía que no te anocheciese más abajo del liceo y ni se te ocurriera entrar en la Plaça Reial o las calles aledañas porque salías sin reloj, sin cartera y como llevases unas deportivas molonas, descalzo.

Que sí, que todo tiempo pasado fue mejor, pero las Ramblas, el puerto y lo que antes era el chino y ahora el raval siempre ha sido zona de movidas, sólo que ahora nos hemos hecho mayores y las movidas las protagonizan otros.
 
Hace años que ni voy, son el espejo de la multiculturalidad paso de ver tanto mantero y mangante.
Tuve la suerte de ver las ramblas antes de los 80 , entonces eran una gozada.

Yo recuerdo que habian sillas de pago en las que uno se podia sentar y ver pasar a la gente. Hablo de mediados de los 80. Todavia existen?
 
No lo se, no voy por allí, pero no creo que existan, a mi me chocaba eso de las sillas de pago.

No,ya no existen.

Las sillas de alquiler de La Rambla

A finales del siglo XVIII, Barcelona experimentó un considerable crecimiento económico y de población que la convirtió en un importante referente. Ello atrajo a población extranjera y proliferó una nueva oferta de ocio, basada tanto en locales para el consumo como en espacios públicos acondicionados, aunque mayormente solo al alcance de las clases sociales acomodadas. Una novedad con la que se contó fueron las sillas de alquiler instaladas en la rambla de Canaletes, por iniciativa municipal. Se desconoce el momento exacto de su implantación, aunque Rafael d’Amat i de Cortada, barón de Maldà, en su diario Calaix de Sastre hizo una referencia correspondiente al 28 de julio de 1781, la más antigua conocida hasta ahora: “Se posaren de nou en la Rambla, per lo passeig de nits d’estiu, cadires ordinàries de palla, sense pintar, fins a prop de tres-centes, sota dels arbres, a l’un i l’altre costat de la Rambla, afilerades en renglera, per seure la gent, pagant una moneda de quarto. I en la primera nit fou de franc. En Madrid, diuen, s’estila lo de les cadires en lo passeig d’El Prado”.
La información nos sugiere que este servicio era temporal en función de la época del año, probablemente solo durante los meses de verano. Posiblemente, a medida que aumentó su popularidad, se prolongó la oferta hasta acaparar todo el año. Ello sucedió especialmente a partir del año 1854 con motivo del derribo de las murallas de Barcelona y la expansión y urbanización de la ciudad más allá del casco antiguo. Habitualmente los usuarios eran gente adinerada o de la burguesía catalana.


Las sillas de paja se mantuvieron hasta el año 1860, momento en que fueron cambiadas por unas de hierro proporcionadas por la prestigiosa Casa lgtb. Su fundador, Josep lgtb i Gurri fue quien pasó a responsabilizarse del alquiler de las sillas bajo concesión municipal. Los empleados eran funcionarios municipales del llamado “Servicio de sillas y sillones”. Posteriormente, el negocio fue heredado a Josep lgtb i Sans, hijo del anterior. La empresa también alquilaba las sillas de otros emplazamientos públicos como las de la plaza de Catalunya y el Portal de la Pau. Se dedicaban, además, a suministros de hostelería y servicio de alquiler de sillas, mesas, escenarios y tarimas, así como a la organización y montaje de toda clase de eventos y fiestas mayores.
Los asientos primero fueron de hierro pintado de neցro y después pintado de blanco. Se retiraban de noche y se volvían a poner de madrugada. Excepcionalmente se instalaban sillas de alquiler en otros puntos de la Rambla cuando había desfiles, rúas y cabalgatas, y se retiraban pasados los eventos. En estos casos el precio de alquiler era más caro, de cuatro cuartos o un real.
Además de ser testigos de los diferentes sucesos acaecidos en el centro de la ciudad, a menudo este mobiliario se convirtió en objeto de mira en manifestaciones obreras y revueltas sociales, pues en esas circunstancias era habitual usarlas para hacer barracones o lanzarlas contra las autoridades policiales.


En 1890, la instalación de la nueva fuente de Canaletes y en 1901 el quiosco modernista de bebidas de Puig i Cadafalch, no hicieron más que convertir el tramo superior de la Rambla en un atractivo punto de encuentro, contribuyendo a aumentar considerablemente el número de usuarios de las sillas de alquiler. Por aquél entonces el precio del alquiler para ocho horas era de 10 céntimos de peseta.
En octubre de 1928, debido a una epidemia de fiebre amarilla que amenazó la salud pública de Barcelona, el Ayuntamiento ordenó retirar temporalmente el servicio hasta nueva orden. Sin embargo, este breve incidente muy pronto se vio compensado con otro perfil de clientes muy rentables, aunque esporádicos, como fueron los turistas y visitantes atraídos con motivo de la Exposición Internacional de 1929.
Llegada la década de los años treinta, las sillas empezaron a popularizarse para todas las clases sociales, siendo las más humildes las que finalmente desplazarían a las pudientes, que prefirieron el descanso en otros espacios públicos de Barcelona más acordes a su rango social, como los parques y jardines o la cumbre del Tibidabo. Así, en la Rambla pasó a ser una estampa habitual ver a gente de todas clases sentada en aquellas sillas leyendo un periódico, comiéndose o un bocadillo, haciendo tertulias, ver pasar a la gente o simplemente no haciendo absolutamente nada.
Algunas fuentes aseguran que al estallar la Guerra Civil, el servicio de alquiler de sillas fue suspendido hasta el año 1939, en que se restableció si bien al principio no fue muy rentable debido a las penurias económicas de la ciudadanía. A partir de 1947, el negocio del alquiler pasó a manos de Lluis Ortega i Peres, nuevo propietario de la Casa lgtb.


A mediados de los años cincuenta, una vez normalizada la demanda de usuarios, empezaron a ser también clientes habituales los turistas, que así aprovechaban para sentarse y consultar tranquilamente el plano de la ciudad. A ello les sorprendía que el asiento se tuviera que pagar.
A pesar de su popularidad, el Ayuntamiento ordenó suprimir a mediados de los años ochenta una hilera de sillas porque ocupaban demasiado espacio en el paseo. El precio era entonces de 30 pesetas, y ya en la década siguiente subió hasta las 50 pesetas, sin límite de tiempo.
Finalmente, el Ayuntamiento decidió no renovar la concesión a la Casa lgtb argumentando que las sillas de alquiler molestaban el paseo y que no tenía sentido tener que pagar por sentarse en un espacio público. Precisamente muchos usuarios barceloneses las apreciaban, sin importarles el pago, porque servían para ver el paseo de toda clase de personas congregadas en la Rambla. Aunque el perfil del público mayoritario acostumbraba a ser gente jubilada, no faltaban jóvenes y niños. El 20 de agosto del año 2000 esta tradicional estampa barcelonesa desapareció para siempre dando paso a bancos públicos fijos individuales gratuitos, menos numerosos y carentes de aquél sabor de antaño.
 
Los equipos de gobierno del momento que a mi parecer eran homofobos ( y bueno ja ja habria que preguntarse porque ja ja) impidieron y cerraron casi toda la actividad lgtb que ya habia y que comenzo a instalarse en el raval mayprmente. Eso fue el gran error de barcelona, pues en vez de rehabilitarse vamos a decir que gratis y haberse revalorizado un 3000% amen de una seguridad y 0 conflictos. Se decidio multiculturalizarlo y asi esta, asi va y asi va a ir
 
solo vox puede erradicar esto pero los catalonios son giliprogres a tope
 
Las Ramblas puede que se hayan deteriorado con la gente de jovenlandia; pero zonas muy "difíciles" en Barcelona ha debido haber siempre; todos los familiares masculinos de mi abuela materna estaban metidos a nivel de mandos en la GC, y en los 50 ya decían que si un guardia se metía en lo profundo del barrio chino no volvía a saberse de él
 
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