azkunaveteya
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Los efectos colaterales de la crisis se multiplican. El repunte de la jovenlandesesidad, la desaceleración económica, que ha arrastrado a los sectores inmobiliario y de la construcción, los problemas de liquidez derivados del torbellino financiero internacional, entre otros factores, están provocando un progresivo deterioro de la calidad crediticia.
Standard & Poor’s (S&P), Moody’s y Fitch Ratings, las tres agencias que prácticamente se reparten el negocio en todo el mundo, han recortado el ráting a 19 bancos y cajas españolas en lo que va de año, lo que afecta a deuda emitida por importe de 123.669,01 millones de euros.
«Nunca se había visto un deterioro del crédito semejante, ni siquiera en la crisis del 92, aunque es cierto que también había menos emisores», apuntan en S&P. Parte de este volumen correponde a cédulas hipotecarias, instrumentos que mantienen el máximo ráting AAA porque cuentan con la garantía de los activos de la entidad, pero desde S&P reconocen que una rebaja sobre el emisor se traduce, en ocasiones, en un cambio de sentimiento del inversor sobre la deuda total.
Impacto en las cajas
Las tres agencias utilizan el mismo argumento para justificar la degradación que está sufriendo la banca: la elevada exposición a los sectores inmobiliario y de la contrucción, en un entorno de fuerte desaceleración de la economía.
En este sentido, las cajas salen perdiendo, puesto que el 56,45% del saldo total de hipotecas se encuentra en manos de estas entidades, según los últimos datos de la Asociación Hipotecaria Española (AHE), mientras que también acumulan el 54,61% del saldo de la financiación a los promotores, según cifras del Banco de España.
Como consecuencia, las agencias han rebajado el ráting a 15 cajas frente a cuatro bancos –BBVA ha sido la única entidad que ha mejorado la calificación, de AA- a AA el pasado 13 de febrero–. «El recorte de ráting refleja un rápido deterioro de la calidad de los activos de las cajas españolas», apuntó Jesús Martínez, analista de crédito del sector de Standard & Poor’s, cuando la agencia le rebajó el ráting a Caja de Ahorros del Mediterráneo el 13 de octubre, de A a A-.
Creciente jovenlandesesidad
La jovenlandesesidad supone otra de las grandes amenazas del sistema financiero español. Moody’s le rebajó el ráting a Caja Madrid dos escalones de golpe el lunes, desde el Aa1 (equivalente a AA+ en la nomenclatura de S&P y Fitch) al Aa3 (equivalente a AA-), y el viernes S&P hizo lo propio con la caja, al recortarle la calificación desde AA- a A+. Precisamente, el repunte de los créditos impagados fue uno de los argumentos de peso defendidos por ambas agencias para justificar esta acción.
Este goteo tiene visos de continuar en el corto plazo. Ayer, Moody’s recortó el ráting de Banco Guipuzcoano del A2 a Baa1, mientras que en Banco de Valencia lo hizo desde el A2 al A3. A su vez, las agencias han rebajado la perspectiva de estable a negativa a otras 23 entidades en lo que va de año, lo que indica un paso previo a una posible rebaja de ráting.
En total, mantienen en esta perspectiva a 32 firmas. «La economía española y el mercado inmobiliario han experimentado una caída más profunda de lo inicialmente anticipado, mientras que el deterioro de los mercados financieros internacionales continúa», apuntó Carmen Muñoz, analista de Fitch, en un informe de la semana pasada, en el que se incluye la rebaja de ráting de Caixa Laietana, desde BBB+ a BBB, sólo dos escalones por encima de lo que se considera ya bono basura.
El deterioro del crédito no ha sido un caso aislado de España. Moody’s ha rebajado el ráting a 72 entidades europeas hasta septiembre, con un volumen de deuda afectada de 927.100 millones de dólares (741.400 millones de euros). Se trata de la cifra más elevada de las dos últimas décadas, periodo durante el que la agencia computa los datos. El anterior récord se registró en 2001, con 31 entidades y un volumen de 525.500 millones.
Standard & Poor’s (S&P), Moody’s y Fitch Ratings, las tres agencias que prácticamente se reparten el negocio en todo el mundo, han recortado el ráting a 19 bancos y cajas españolas en lo que va de año, lo que afecta a deuda emitida por importe de 123.669,01 millones de euros.
«Nunca se había visto un deterioro del crédito semejante, ni siquiera en la crisis del 92, aunque es cierto que también había menos emisores», apuntan en S&P. Parte de este volumen correponde a cédulas hipotecarias, instrumentos que mantienen el máximo ráting AAA porque cuentan con la garantía de los activos de la entidad, pero desde S&P reconocen que una rebaja sobre el emisor se traduce, en ocasiones, en un cambio de sentimiento del inversor sobre la deuda total.
Impacto en las cajas
Las tres agencias utilizan el mismo argumento para justificar la degradación que está sufriendo la banca: la elevada exposición a los sectores inmobiliario y de la contrucción, en un entorno de fuerte desaceleración de la economía.
En este sentido, las cajas salen perdiendo, puesto que el 56,45% del saldo total de hipotecas se encuentra en manos de estas entidades, según los últimos datos de la Asociación Hipotecaria Española (AHE), mientras que también acumulan el 54,61% del saldo de la financiación a los promotores, según cifras del Banco de España.
Como consecuencia, las agencias han rebajado el ráting a 15 cajas frente a cuatro bancos –BBVA ha sido la única entidad que ha mejorado la calificación, de AA- a AA el pasado 13 de febrero–. «El recorte de ráting refleja un rápido deterioro de la calidad de los activos de las cajas españolas», apuntó Jesús Martínez, analista de crédito del sector de Standard & Poor’s, cuando la agencia le rebajó el ráting a Caja de Ahorros del Mediterráneo el 13 de octubre, de A a A-.
Creciente jovenlandesesidad
La jovenlandesesidad supone otra de las grandes amenazas del sistema financiero español. Moody’s le rebajó el ráting a Caja Madrid dos escalones de golpe el lunes, desde el Aa1 (equivalente a AA+ en la nomenclatura de S&P y Fitch) al Aa3 (equivalente a AA-), y el viernes S&P hizo lo propio con la caja, al recortarle la calificación desde AA- a A+. Precisamente, el repunte de los créditos impagados fue uno de los argumentos de peso defendidos por ambas agencias para justificar esta acción.
Este goteo tiene visos de continuar en el corto plazo. Ayer, Moody’s recortó el ráting de Banco Guipuzcoano del A2 a Baa1, mientras que en Banco de Valencia lo hizo desde el A2 al A3. A su vez, las agencias han rebajado la perspectiva de estable a negativa a otras 23 entidades en lo que va de año, lo que indica un paso previo a una posible rebaja de ráting.
En total, mantienen en esta perspectiva a 32 firmas. «La economía española y el mercado inmobiliario han experimentado una caída más profunda de lo inicialmente anticipado, mientras que el deterioro de los mercados financieros internacionales continúa», apuntó Carmen Muñoz, analista de Fitch, en un informe de la semana pasada, en el que se incluye la rebaja de ráting de Caixa Laietana, desde BBB+ a BBB, sólo dos escalones por encima de lo que se considera ya bono basura.
El deterioro del crédito no ha sido un caso aislado de España. Moody’s ha rebajado el ráting a 72 entidades europeas hasta septiembre, con un volumen de deuda afectada de 927.100 millones de dólares (741.400 millones de euros). Se trata de la cifra más elevada de las dos últimas décadas, periodo durante el que la agencia computa los datos. El anterior récord se registró en 2001, con 31 entidades y un volumen de 525.500 millones.