Fudivarri
EL ESTADO ES TU PEOR ENEMIGO.
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La imagen es una reproducción de "El ruiseñor chino" de Max Ernst. Max Ernst tomó prestado el título de su obra de un cuento de idéntico nombre escrito por Hans Christian Andersen. Si en la historia original se narraba la pugna entre un ruiseñor mecánico y otro real, que finalmente salva la vida del rey con su canto, la obra de Max Ernst nos habla de la maquinaria de guerra que pierde aparentemente su efecto letal al convertirse en un pacífico «ruiseñor chino». Como la obra es de 1920, no es posible atribuir la intención a la incorporación de China al Club Atómico o club de los Farsantes de la Bomba.
«La técnica del collage --dice en su autobiografía de 1919-- es el aprovechamiento sistemático del encuentro, fortuito o inducido, de dos o más realidades ajenas entre sí en un plano aparentemente inapropiado... y de la chispa de poesía que salta en el acercamiento de tales realidades».
La bomba se convierte, gracias a Dadá, a un abanico como cresta, un pañuelo y unos femeninos brazos, en un ruiseñor nada temible. Pero no deja de ser una bomba capaz de dar de baja de la suscripción de la vida a cientos de personas. Los ojos con que nos observa la bomba son siniestros. Y los brazos, ¿acaso no imploran piedad? La intención es clara: "De nada sirven vuestros melodiosos cánticos de ruiseñor a la paz universal, seáis ingleses, alemanes, norteamericanos, rusos o chinos, sois asesinos de masas". Luego hablan de lo original que fue el impotente Picasso con su Guernica.
Max Ernst había servido durante toda la Primera Guerra Mundial en artillería. A propósito de sus experiencias en el frente escribiría más tarde: «De nada sirve llorar, maldecir o vomitar». No deja de ser lógico, pues, que reaccionase con náusea o ironía dadaísta ante aquellos libros, que apenas concluida la contienda, ensalzaban los adelantos industriales y técnicos en la investigación armamentística.
(Sigue Aquí) Porque el artículo se va reescribiendo y ampliando hora tras hora.
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